15 abril 2010

Metropolitano ortodoxo desea una cumbre entre Benedicto XVI y Kiril I

Declaraciones durante su visita a Italia

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 6 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Hay buenas perspectivas para el diálogo ortodoxo-católico y permiten esperar en un encuentro entre Benedicto XVI y Kiril I, patriarca de Moscú, ha afirmado el metropolitano Filarete de Minsk y Slutsk, exarca patriarcal de toda Bielorrusia.

El jefe de la Iglesia ortodoxa bielorrusa hizo estas declaraciones en Italia donde ha participado en la conferencia internacional "Los pobres son el tesoro precioso de la Iglesia: ortodoxos y católicos juntos en el camino de la caridad".

Según el metropolitano Filarete, ha llegado el momento en el que hay que dar pasos decisivos en la unidad.

El líder ortodoxo añadió que ambas Iglesias buscan establecer la plena unidad y subrayó que llega a estas conclusiones basado en el diálogo fraterno y en las reuniones que ha mantenido con representantes de la Iglesia católica.

Las declaraciones han tenido eco en Bielorrusia y han sido referidas a ZENIT por el servicio de noticias católico de ese país.

Si los deseos del metropolita se realizan, sería la primera vez en la historia que tendría lugar un encuentro entre los dos pastores de Roma y Moscú

Las declaraciones tienen lugar cuando se han anunciado las "Jornadas de cultura y espiritualidad rusa en el Vaticano", que que se celebrarán del 19 al 20 de mayo, y que culminarán con un concierto ofrecido a Benedicto XVI pro Kiril I, con composiciones musicales del metropolitano Hilarion de Volokolamsk, presidente del Departamento para las Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.

El metropolitano Filarete visitó este miércoles la Sábana Santa de Turín y al cardenal Severino Poletto, arzobispo de la ciudad.

"La impresión es tan profunda que no se logra expresar la alegría que se experimenta", comentó el representante ortodoxo tras ver el lienzo.

El metropolitano Filarete, en este cargo desde 1978, recibió el reconocimiento de "Héroe de Bielorrusia", en 2006, por decisión del presidente Alexander Lukashenko, en reconocimiento de su servicio a la espiritualidad de su país.


Ortodoxos y católicos tienden la mano a los pobres

Un congreso recoge experiencias de cristianos de ambas confesiones

ROMA, jueves 6 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Responsables eclesiales, estudiosos y miembros de diversos movimientos cristianos se reunieron este martes en Roma en el congreso internacional, promovido por la Comunidad de San Egidio, Los pobres son el tesoro precioso de la Iglesia: ortodoxos y católicos juntos en el camino de la caridad.

En la raíz del encuentro se encontraba la reflexión sobre la acogida de los más frágiles en nuestras ciudades, y después el testimonio de los Padres de la Iglesia y los desafíos dictados por los nuevos problemas sociales.

Intervinieron, entre otros, Arkadij Satov (presidente del Departamento sinodal para la caridad del patriarcado de Moscú), Filaret (metropolitano de Minsk y Sluck) y el cardenal Roger Etchegaray (vicedecano del colegio cardenalicio).


“El objetivo de la existencia es dar”, explica Laurentiu, arzobispo de Sibiu. Si no fuera sí, ¿cómo podría ser de otra manera?
“Lo que tenemos -aclara Zoran Nedeljkovic, director de la Biblioteca del Patriarcado de Serbia- nos es dado en préstamo y por eso deberemos restituirlo”.

Lo que hable de nosotros, de hecho, no será la riqueza poseída, sino en primer lugar las obras realizadas. Especialmente frente a los que viven en las afueras de la ciudad, precisamente allí donde “la Iglesia -como recuerda monseñor Vincenzo Paglia, obispo de Terni-, desde sus primeros pasos se ha cruzado con los pobres”.

Así, si Basilio quiso ayudar a los numerosos necesitados creando para ellos un pueblo llamado Basiliade, Juan Crisóstomo vendió en cambio los objetos preciosos que llenaban la casa episcopal, consagrando su gran rendimiento a la fundación de hospitales y al mantenimiento de los marginados.

“Si queréis honrar el cuerpo de Cristo -predicó-, no lo desdeñéis cuando esté desnudo; no honréis al Cristo eucarístico con piezas de seda, mientras fuera del templo descuidáis a ese otro Cristo que sufre por frío y desnudez”.

En África, también Agustín sintió el drama de los pobres que acudían a las grandes ciudades habitadas.

Por eso, presiona a los administradores de la catedral de Ipona para adquirir todo un barrio con sus estructuras industriales, cuyos ingresos sirvieran para las exigencias del culto y para los pobres, a menudo miembros de la misma comunidad cristiana, que acogía a extranjeros, huérfanos, viudas y víctimas de asaltos.

“Dar limosna -comentaba Agustín- es como tu portero. Lleva por ti al cielo lo que tú das”.

Más cercanas a nosotros en el tiempo, finalmente, las personas han intentado construir un “mundo nuevo”, “de manera utópica y violenta -explica Andrea Riccardi, fundador de San Egidio- sobre el camino de una visión ideológica”, que era la del comunismo y otros totalitarismos.

En el proyecto de aquel “mundo nuevo”, “ya no era necesaria la caridad evangélica, de la que la Iglesia hablaba desde hacía siglos”.

Los cristianos, enfrentados a aquella utopía, fueron sentados en el banco de los acusados: “¿No eran cómplices de la miseria de tantos pobres, enseñándoles la resignación y ayudándoles de manera episódica, sin transformar profundamente la realidad social?”.


El desafío, iniciado en el Ochocientos con el crecimiento de los movimientos socialistas y el divorcio entre la Iglesia y el mundo proletario, creció en el Novecientos, con la realización de los regímenes comunistas.

“Para ellos, la Iglesia, enemiga de la clase obrera y del progreso social, era un vestigio del pasado a eliminar”.

Exiliada, la Iglesia tenía prohibido celebrar el triunfo de la igualdad social que debía realizarse a través de la caridad.

Sin embargo, hombres y mujeres de fe han intentado salvar el abismo creado entre la Iglesia y los pobres: Raúl Follereau, Albert Schweitzer, Giorgio La Pira, la gran duquesa Maria Isabel de Russia, la monja ortodoxa Maria Skobtsov y la Madre Teresa de Calcuta son sólo algunos nombres.

Al llegar el siglo XXI, “el humanismo cristiano -concluye monseñor Marco Gnavi, de la Comunidad de San Egidio- se pone finalmente a prueba en la arquitectura urbana y humana de la ciudad moderna, producto y síntesis de las tensiones de un mundo globalizado”.

El pobre, en este contexto, “recuerda el límite y la fragilidad de nuestra condición y es portador de una petición a veces desesperada de humanización del ambiente que lo rodea. Indica lo que le falta a nuestra convivencia y provoca la mirada interior para ver más allá de la satisfacción del deseo personal y material”.

Por otra parte, la perenne novedad del cristianismo estaba, y está, en alimentar una mirada: quien ve a los pobres y tiene compasión de ellos empieza a mirar de una manera diferente.

Un gran obispo de Roma, el papa Gregorio Magno, enseñaba: “Cuando más se dilata uno en el amor al prójimo, tanto más se eleva en el conocimiento de Dios”.

“Inclinándose hacia el prójimo, se adquiere la fuerza para estar derecho -añadía-. Esa caridad que nos hace humildes y compasivos, nos eleva después al grado más alto de la contemplación”.

05 abril 2010

Rusia celebra la Santa Pascua 2010

Este año se emitió en 18 lenguas el discurso de Pascua del Patriarca de Moscú y Todas las Rusias, Kiril. El discurso tradicionalmente se anuncia en las iglesias ortodoxas rusas tras finalizar la misa festiva.





El sitio web oficial del Patriarcado informa que el mensaje de Pascua de 2010 se publica en las lenguas estatales de los países que integran el espacio canónico del Patriarcado de Moscú y algunas otras, entre ellas el español.

Cada ser humano, hasta el último de los pecadores, redimido por la sangre de Cristo, tiene esperanzas de Salvación. Nuestros pecados, así como los pecados de todo el género humano, han sido pagados con la sangre preciosa del Crucificado, reza el mensaje pascual.

El Patriarca subrayó que la capacidad de mirar la historia a la luz de la Resurrección de Cristo es especialmente importante en la época actual, época en la que predomina una visión noticiosa del mundo, en que las creencias y el ímpetu del ser humano están limitados a los problemas cotidianos. Viviendo entre las noticias, los temores y el trajín del día, tendemos a olvidar lo más importante: la Salvación del alma, entregada a Dios, Bendito y Absoluto, reza el mensaje.

A las 22:25 (hora de Moscú) el vuelo especial de la compañía aérea Rossiya aterrizó en Moscú con el "Fuego Bendito" de Jerusalén, encendido este Sábado Santo en la Basílica del Santo Sepulcro. Enseguida fue llevado a la Catedral del Cristo Salvador, donde el Patriarca Kiril ofició la misa festiva pascual. Desde allí la llama fue distribuida a diferentes ciudades de Rusia hasta llegar a la estación ártica.

Como este año coinciden la Pascua ortodoxa y la católica, en la Catedral de la Inmaculada Concepción de la Virgen María de Moscú también se celebró una misa solemne oficiada por el representante del Vaticano, Antonio Mennini. Varios centenares de personas acudieron a la iglesia, muchos llevando velas encendidas.

EL 'FUEGO SAGRADO' SE ENCENDIÓ EN JERUSALÉN


El 3 de abril en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén, se celebró la tradicional ceremonia del 'Fuego Sagrado'. El 'milagro' que tiene lugar cada año en presencia de las distintas iglesias el Sábado Santo, hoy también tuvo lugar: el 'Fuego Sagrado' apareció para reforzar la fe de los creyentes.





La 'Llama Sagrada' se encendió después de que el patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén, Teófilos III, y decenas de miles de peregrinos pronunciaran sus oraciones. El 'milagro' se produjo a las 14:00 (hora local de Jerusalén).

El 'Fuego Sagrado', uno de los símbolos principales de la Pascua, ha aparecido en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén ya durante casi dos mil años, dando testimonio de la victoria del Salvador ante los pecados y la muerte. Las chispas de fuego que aparecen sobre el Santo Sepulcro por sí mismas, sin causa aparente, simbolizan el final del período de dolor y el comienzo de la fiesta sagrada de la Resurrección de Jesucristo.

Según el rito, el patriarca debe desvestirse y quedarse sólo en una sotana para que todos vean que no esconde ni cerillas, ni mechero, ni nada más que pueda encender un fuego. Los policías judíos y representantes de otras confesiones examinan al clérigo. Después entra en el 'Cubiculum', nombre que se le da a la pequeña capilla en el centro de la Basílica donde se encuentra el Santo Sepulcro. Antes de que el patriarca entre allí, la examinan también muy escrupulosamente, para asegurarse de que no hay nada allí, excepto la lamparilla con el aceite apagada. Cierran la puerta y se establece un intenso silencio.






Nadie tiene derecho a entrar en la cueva. Todos están rezando, pidiendo a Dios que les regale el 'Fuego Sagrado' ya que, según la leyenda, si la 'Llama sagrada' no se enciende, comenzará el Apocalipsis.

La espera agotadora del fuego suele durar de cinco minutos a unas horas. Ante la Aparición de la 'Llama Sagrada' el templo comienza a iluminarse con ráfagas de luz, brillan relámpagos, se encienden las lamparillas.

En el umbral aparece el clérigo con la 'Llama Sagrada' y comienza a distribuir el fuego entre los peregrinos. Los creyentes se encienden sus velas y comparten el fuego con los que tienen cerca. En unos minutos la llama ilumina todo el templo. En los primeros minutos la llama no quema. Los parroquianos casi se lavan las caras con este fuego.

La llama se envía por diferentes vuelos aéreos especiales por todo el mundo. La delegación rusa encabezada por un peregrino también recibió el fuego. Hoy en los candiles especiales el 'Fuego Bendito' será llevado a Moscú, a la Catedral de Cristo Salvador, y desde allí será distribuida a diferentes ciudades de Rusia, hasta a la estación ártica.

En el templo principal de Moscú el Fuego aparecerá antes de la ceremonia festiva de Pascua. Por la noche se celebrarán rezos vespertinos y una liturgia en todos los templos de Moscú.

La Pascua es una de las principales fiestas cristianas. Es la celebración de la milagrosa resurrección de Jesucristo y simboliza el paso de la muerte a la vida y de la Tierra al cielo. En Rusia esta fiesta no solo es celebrada por rusos profundamente devotos, sino que también por rusos que rara vez frecuentan la iglesia.

Dos semanas antes de la Pascua se abren ferias donde la gente se prepara para la fiesta y compra los regalos con anticipación. Ahí convergen los delegados de diversos pueblos y ciudades, tales como los representantes de iglesias ortodoxas, editoriales, grandes empresas y pequeñas compañías privadas de producción de recuerdos, de productos impresos y otros. Para el día de la inauguración, los organizadores invitan a un sacerdote para que bendiga el comercio y consagre las mercancías con agua bendita.

Con la llegada de la Pascua termina la gran Cuaresma ortodoxa. Para la fiesta de la Pascua muchos compran el cahor, vino eclesiástico que simboliza la sangre de Jesucristo derramada por todos los pecadores del mundo. Normalmente el cahor se sirve durante todas las fiestas religiosas.

El huevo pintado es un símbolo antiguo de la Pascua y simboliza el comienzo de una nueva vida y el amor. La gente suele decorar huevos de gallina y de madera que se regalan a sus familiares y amigos al visitarlos o recibirlos en casa.

En tal oportunidad se felicitan diciendo ¡Cristo ha resucitado!", a lo que se responde "¡En verdad ha resucitado! y se besan tres veces.

La primera frase se escribe abreviadamente como "XB" sobre los huevos, los regalos de pascua y las empanadillas de pascua llamadas kulich.

Actualmente en Rusia, tal como en la Rusia antigua, durante la Pascua se lucha con huevos pintados. Este juego, particularmente, atrae a los niños. Se golpean dos huevos uno contra otro y aquel cuyo huevo no se haya roto gana el de su oponente. Este juego no tiene un contexto religioso, simplemente es un entretenimiento popular y tradicional.

Pero, por sobre todo, este es un período intenso para las panaderías donde se empieza a cocinar el pan de levadura parecido a una gran magdalena llamado kulich, símbolo de la carne de Jesucristo. A diferencia del pan normal, la masa para los kulichi se hace únicamente de harina blanca de calidad superior. Se le añaden las composturas dulces de vainilla, pasas, nueces y otros sabores.

En vísperas de la Pascua la gente lleva los kulichi y los huevos a las iglesias. Los ponen sobre las mesas para su bendición y consagración. Allí uno puede ver verdaderas obras maestras del arte culinario.

En Rusia también renace la tradición de intercambiar felicitaciones de pascua firmadas a mano sobre postales. Para la ocasión existía la costumbre de enviar tarjetas de felicitaciones a parientes y amigos. Los diseños eran elaborados por muchos artistas rusos famosos.

En la Unión Soviética las fiestas religiosas, incluyendo la Pascua, no sólo se ignoraban por las autoridades, sino que también se prohibían tácitamente. La mayoría de las iglesias y viejos monasterios fueron abandonados o destruidos y sólo algunas catedrales estaban abiertas para el servicio.

Pero antes de la revolución de 1917, la fiesta pascual solía ser una gran celebración en Rusia. Los zares respetaban estrictamente las tradiciones ortodoxas y este día se hacían procesiones festivas en que tomaba parte toda la élite de Rusia. La gente común organizaba celebraciones masivas en parques y plazas de las ciudades.

Son mundialmente famosos los huevos de pascua creados por el talentoso joyero ruso Carl Fabergé para la familia imperial. Guardan maravillosas sorpresas adentro: pinturas en miniatura, diminutos modelos de palacios, monumentos, yates, figurillas de pájaros, ramos de flores. Por fuera están incrustados de piedras preciosas. En todo el mundo estos huevos se reconocen como obras maestras de la joyería de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
Rusia celebra la Santa Pascua 2010

Con motivo de la Pascua el Patriarca de Moscú se dirigió a los fieles en 18 lenguas