27 agosto 2010

«El pueblo ruso ha sufrido mucho y necesita alegría y esperanza»*




El sacerdote Juan Manuel Sánchez García, natural de Albacete, partirá el sábado 28 de agosto de 2010 a San Petersburgo, destino en el que pasará sus próximos tres años. El joven sacerdote albaceteño se incorporará a un equipo formado por otros dos curas españoles que atienden dos parroquias católicas en San Petersburgo, donde escasean los sacerdotes católicos. Tras siete años al servicio de la Iglesia en Madridejos (Toledo), Juan Manuel ha decidido dar un giro de ciento ochenta grados a su vida viajando a Rusia, donde permanecerá en principio tres años, aunque una vez cumplido el contrato se podrá renovar por más tiempo. Su objetivo es «llevar la alegría y la esperanza a la población rusa».


¿Por qué motivo se marcha a Rusia?

El motivo es el ayudar. Allí tienen mucha necesidad de sacerdotes. Hay otros dos sacerdotes españoles trabajando desde hace ocho años, y llevan todo ese tiempo esperando a un tercero, y al final soy yo el que va para allá a echarles una mano para atender dos parroquias en San Petersburgo, una en Pushkin, otra en Kolpino y para trabajar también en la República de Komi. Esta República, al norte, cerca del Círculo Polar Ártico, tiene casi la misma extensión que España y no tiene ni una sola Iglesia católica ni tampoco sacerdotes. Se atendía una vez al mes, y a partir de ahora en lugar de ir uno podremos ir dos. Ha sido esa necesidad de sacerdotes la que me ha llevado a tomar esta decisión.


¿Le ha costado decidirse?

No me ha costado mucho tomar la decisión porque mi idea siempre ha sido salir fuera de España donde pudiera trabajar sacerdotalmente con más intensidad y prestar mis servicios en un sitio donde tuviesen más necesidad de sacerdotes.

Hace un año que me lo propusieron y tardé poco tiempo en decir que sí. En Navidad estuve allí doce días, y al volver ya di el sí definitivo. Yo miraba hacia Rusia desde hace tiempo, porque hace unos años estuve a punto de irme a vivir a Kazajkstán.


¿Se siente preparado para el cambio?

No voy con miedo pero sí un poco asustado ante la nueva situación del idioma, la cultura, la mentalidad... Es un país totalmente distinto al nuestro y eso me impone, y no termino de verme preparado en ese aspecto. Yo siempre digo que Dios me ha metido en este lío, por eso no tengo miedo porque él me ayudara a sacarlo adelante.


¿Se ha preparado de algún modo para la vida en Rusia?

Llevo varios meses estudiando el idioma ruso y aunque hablo muy poquito creo que el hecho de conocer el abecedario y leer ya es un primer paso importante. Este año voy a estar todo el tiempo estudiando el idioma para poder ser más eficaz y poder contactar con mis parroquianos y otras muchas personas de bien que se crucen en mi camino.


¿Conoce a los sacerdotes que ya están allí?

En mi estancia de 12 días en la pasada Navidad vi su alegría y me comentaron cómo se han ido abriendo paso en las muchas dificultades que han tenido. Tienen unas parroquias con una gran vitalidad y se nota la acción divina en los distintos hitos por los que han pasado. A D. Alejandro ya le conocía, porque coincidí con él el verano pasado.


¿Ellos le han hecho alguna recomendación?

Me han dicho que no tenga miedo porque voy a estar 'cuidado'. Ellos ya manejan perfectamente el idioma y conocen la situación de la vida rusa y estarán pendientes de mí hasta que me acople al país.


A nivel personal, ¿qué espera de este proyecto?

Poder llevar el mensaje de alegría y esperanza al pueblo ruso, un pueblo que ha sufrido mucho. Espero llevarles el Evangelio de Jesucristo y ayudarles a vivir desde la gracia y la alegría.


¿Qué tipos de necesidades tienen allí?

Son mayores que en España porque Rusia es un país muy pobre y de muchos contrastes. La Iglesia Católica allí es muy pobre y nuestra labor pastoral se sostiene gracias a los donativos que llegan desde España.


¿Se marcha con billete de vuelta?

El contrato es de tres años. Una vez cumplido, si ninguna de las tres partes que hemos firmado dice nada, se renueva automáticamente por otros tres años.


¿Cómo reaccionó su familia ante esta noticia?

Regular pensando en la lejanía. Llevo siete años siendo sacerdote y he estado en un pueblo de Toledo, Madridejos, a hora y media de Albacete. Este cambio supone estar muy lejos y venir a casa una vez al año, y a ellos les cuesta entenderlo porque les gustaría tenerme cerca. Me perderé algunas reuniones familiares, pero esto forma parte de la llamada de Dios.

*Cfr.MARÍA BELÉN BELOTTO
http://www.laverdad.es/albacete
Monseñor Kondrusiewicz: La Iglesia no debe dormirse

El arzobispo de Minsk pide “no bajar la guardia” frente al secularismo

MINSK, viernes 20 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- “Hoy la gente busca la fe, por tanto la Iglesia no puede dormirse; debería responder a tiempo a esta demanda, antes de que sea tarde”.

Así lo afirma monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de Minsk - Mohilev (Bielorrusia), en una entrevista concedida a la agencia católica KAI, y a la que ha tenido acceso ZENIT.




Aunque la Iglesia en Bielorrusia está prosperando en estos veinte años desde que se restauró la libertad religiosa, ahora los fieles deben estar en guardia frente a los vientos del secularismo, afirma el prelado.

El arzobispo, de 64 años, reflexiona en esta entrevista en cómo su generación aprendió la fe sin ni siquiera un sacerdote para la misa, en comparación con el celo de la generación actual tiene en la difusión de la fe a sus jóvenes.

¿La Iglesia en Bielorrusia aún necesita ayuda desde el exterior?

Sí, especialmente ahora que estamos recibiendo muchos permisos para erigir templos, en primer lugar en la archidiócesis de Minsk-Mohilev. También necesitamos ayuda de personal, porque no hay todavía suficientes sacerdotes. Hace 20 años había alrededor de 60 sacerdotes nacidos en Bielorrusia, hoy su número llega a 290. En general, tenemos 460 sacerdotes y aún un tercio de ellos son extranjeros. La misma situación sucede con las monjas.

¿Cómo ve la piedad de los fieles de Bielorrusia después de veinte años de haber recibido la libertad religiosa?

En los primeros años hubo una explosión religiosa. Hoy tenemos que cuidar y desarrollar lo que hemos logrado. Podemos ver que las corrientes de la secularización están llegando también nosotros, aunque quizás no tan fuerte como en Occidente ...

El problema es que en Minsk sólo hay cuatro santuarios católicos. Esta cifra es muy pequeña, más templos deben ser construidos. Tenemos ocho sitios para la construcción de nuevas iglesias, cuatro capillas ya se han construido.

Recientemente, los días 1 y 2 de julio, la ciudad de Braslaw acogió festividades en honor de la Madre de Dios de Budslaw, con participación de miles de personas, lo que ocurre muy raramente en este país. Durante cinco días, un grupo de peregrinos de la archicatedral de Minsk estuvieron viajando hasta este lugar, desde Baranavichy aún más días. Para ellos fue no sólo un tiempo de oración y meditación, sino también un testimonio para los demás.

Las peregrinaciones estaban muy bien organizadas, la policía iba por delante de ellos, y les seguían ambulancias. Lo que es impresionante es el gran interés de los jóvenes que, por un lado, están viviendo su propia vida, siendo el grupo más sometido a las corrientes secularizadoras, mientras que por otro lado, están buscando. Entre el 31 de julio y el 1 de agosto, la ciudad de Ivyanets acogió una reunión de oración para los jóvenes. Al principio yo siempre les entrego un determinado tema, sobre el que después hacen preguntas. Uno tiene que estar bien preparado para esta tarea puesto que hay preguntas que me obligan a hacer un buen esfuerzo de pensar para responderlas. Pero estoy muy satisfecho de que los jóvenes planteen estas preguntas.

Este año, la procesión del Corpus Christi en Minsk, organizada a lo largo de las calles más céntricas de la capital, reunió alrededor de 12.000 personas. Los altares se establecieron en la Plaza de la Victoria, donde arde el fuego eterno, frente a la Casa de la República, cerca de la Iglesia Roja y cerca de la archicatedral del Santísimo Nombre de María. En todos dejó alguna impresión y fue también un testimonio. Y las autoridades no tienen nada en contra de eso.

Hoy la gente está en busca de la fe, por eso la Iglesia no puede dormirse: debe dar una respuesta a esta demanda a su debido tiempo, de lo contrario será tarde.

Se puede observar que los que asisten a la iglesia, que participan en los servicios de manera regular, tienen una fe fuerte que está creciendo, porque están buscando respuestas a numerosas preguntas propuestas por el mundo moderno. Se puede ver que la gente lee la Sagrada Escritura. En muchas parroquias de la archidiócesis se celebran cursos de Biblia, que gozan de gran popularidad entre los feligreses.

Se nota que la fe de la gente no es superficial. Lo que me maravilla es que no sólo se basa en el conocimiento obtenido de los libros – y hoy tenemos literatura religiosa, tanto en ruso como en bielorruso y polaco –, sino también en la tradición. Yo soy partidario de la combinación de lo viejo y lo nuevo. Lo "viejo" es extremadamente importante. Debido a una oración tan simple como el Rosario, la gente ha conservado la fe y la ha transmitido a las próximas generaciones. Yo mismo aprendí la fe de esa manera. En ese momento no había catequistas. Una anciana reunía a las personas y les enseñaba. Sin embargo, vi que mis padres participan en las oraciones. Aunque no había ningún sacerdote, los domingos aún íbamos a la iglesia. No había nadie cerca para celebrar una Santa Misa, pero rezábamos las letanías, el Rosario, el Vía Crucis.

Esto es lo que es insuficiente en estos días. Los padres no llevan a sus hijos a la Iglesia. Una vez ví con qué satisfacción unos padres llevaban a sus hijos un domingo por la mañana al Palacio de Deportes para jugar al hockey. Es un deporte que está de moda dado que el Presidente lo sigue. Pero, ¿los padres llevan a sus hijos con la misma energía a la Iglesia? Por desgracia, no siempre.

Se observó durante la pasada visita del Patriarca Kirill a Ucrania que iba a tomar el título de Patriarca de Kiev, lo que demuestra que la Iglesia Ortodoxa Rusa no es sólo rusa, sino que tiene un carácter universal como la Iglesia Católica Romana. ¿Se sienten estas tendencias en Bielorrusia?

Muchos medios de comunicación han hablado sobre ello. Además, hay muchas interpretaciones. Pero, ¿el propio Patriarca dijo algo al respecto? Yo personalmente no he oído esas palabras. Incluso hizo una declaración de que él no había tenido esa intención.

Es un hecho conocido que hay 15 iglesias ortodoxas independientes que se reconocen unas a otras. Por ejemplo, el Patriarcado de Constantinopla no está limitado sólo por Turquía, su mayor parte de los creyentes viven en los EE.UU.. Su jurisdicción es donde viven sus seguidores ...

En Bielorrusia no hay problemas con eso, yo al menos no he oído nada. Bielorrusia es una república tranquila. Las relaciones con la Iglesia ortodoxa son muy buenas y constructivas, la ayuda mutua se ejerce en muchos ámbitos, se organizan conjuntamente conferencias, se llevan a cabo programas de beneficencia.

El año pasado el Patriarca Kirill visitó Bielorrusia. ¿Cuáles son las probabilidades de que Benedicto XVI haga lo mismo?

No se sabe nada acerca de esto. El Presidente y la Conferencia de Obispos Católicos han enviado sus invitaciones. Tenemos que esperar la respuesta de la Sede Apostólica. El Papa dijo: "Si el Señor abre las puertas para mí, voy a atravesarlas". Tenemos que orar para que estas puertas se abran.

Tal vez tenga que ver con el concordato con el Vaticano ... ¿En qué fase están los trabajos sobre el documento?

Se está trabajando por el momento en ese documento. No puedo decir nada más porque queda fuera de mi competencia. Esta es tarea de la que se preocupa el Nuncio Apostólico. Esperamos que este acuerdo se firme. No importa que aquí la cuestión tenga que ver con el concordato. Debe ser un acuerdo entre Bielorrusia y la Sede Apostólica.
Rusia celebró la Festividad del Señor de la Manzana




Rusia celebró el pasado 19 de agosto una de sus fiestas favoritas: la Festividad del Señor de la Manzana (Yáblochni Spas en ruso) o la Festividad de la Transfiguración de Jesús, en la tradición eclesiástica. El día recibió su nombre popular del Señor de la Manzana debido a que ese fruto es el protagonista de los oficios religiosos.





Foto: RIA / Ilya Pitalev


La tradición de bendecir a las frutas como parte de ceremonias eclesiásticas comenzó en el siglo VIII. Para mediados de agosto, en el Oriente cristiano ya maduraban las frutas y cereales, uvas y espigas, los cuales siempre han tenido un simbolismo en los oficios. En Rusia, la uva fue sustituida por la manzana, ya que esta última existe por todo el país y es la fruta más popular, mientras que las uvas crecían sólo en el sur.

El día del Señor de la Manzana en el interior de las iglesias y catedrales rusas ortodoxas se adornan los altares con frutas de todos los colores: rojos, verdes, amarillos y blancos. Y después de las misas, los sacerdotes bendicen las frutas. Si en la época antigua a la ceremonia llevaban carros enteros llenos de manzanas, hoy en día los rusos se ven obligados a conformarse con traer consigo unos cestos singulares.



Foto: Ría Nóvosti / Alexéi Kudenko



Se cree que la dulzura de las frutas de la nueva cosecha simboliza la ´renovación´ y la bienaventuranza que espera a los impecables en el Reino de los Cielos y recuerda aquella melosa espiritualidad que sintieron los apóstoles Pedro, Santiago y Juan en el monte de Tabor.

En la Rusia antigua, antes de ese día no se permitía comer manzanas, igual que ninguna de las verduras de la huerta, aparte de los pepinos. Además, la fecha simbolizaba la llegada del otoño, ya que desde aquel día las noches se hacen más frías y se cree que ya no se puede bañar ni en los ríos, ni en los lagos. Este día los campesinos solían salir al campo y despedirse del último sol de verano, agradeciéndole por lo todo lo que les ha traído y acompañaban el anochecer con canciones.



Foto: Ría Nóvosti / Álex Aminev



Existían también ciertos agüeros relacionados con la fiesta: se creía que si el día del Señor de la Manzana es árido, el otoño también va a ser árido; si es despejado, el invierno será muy severo, y si es lluvioso, el otoño resultara con chubascos. En esta fecha también recogían la cosecha de la cebolla y si el bulbo tenía una peladura fina, el invierno no sería duro; si es gordo será bastante frío, pero el próximo verano resultará cálido.

Hoy en día estas supersticiones son una cuestión más bien del pasado, pero todo tipo de ritos sobre el protagonista del festejo, la manzana, sigue siendo la mayor atracción para todos los que gozan de las celebraciones.

Desde la época antigua sobrevivió la tradición de repartir las manzanas benditas entre los miserables y enfermos, ya que podrán transformarlos y darles buenaventura. Se cree que si uno piensa en su deseo más íntimo y come luego una fruta bendita, este se realizará.



Foto: Ría Nóvosti / Serguéi Veniavski



Durante el festejo, la manzana es el plato principal de todo el día: el mejor ofrecimiento al huésped, el mejor relleno para las tartas y pasteles, se añade al té y a las ensaladas. Y da la óptima posibilidad de hacer la mejor ´confitura´(mermelada) de manzanas que conservará su sabor único durante todo el año.



Foto: RT



En la iglesia ortodoxa la fecha de las celebraciones de la Festividad del Señor de la Manzana es siempre fija, el 19 de agosto.

Según el Evangelio, “Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, hermano de Santiago, y los llevó aparte a un monte alto y se transfiguró delante de ellos y resplandeció su rostro como el sol y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí que se aparecieron Moisés y Elías hablando con él”.




Icono de la Transfiguración de Jesucristo.


Este acontecimiento muestra la divinidad de Cristo, para que los discípulos entiendan después de su Ascensión que Él era sinceramente el esplendor resplandeciente del Padre, y que su Pasión fue voluntaria (Marcos 9:2-9).

También muestra la posibilidad de nuestra propia theosis. Dentro de la teología ortodoxa y católico oriental, la theosis (divinización o deificación) es la llamada del hombre a la búsqueda de la salvación por la unión con Dios, la divinización de la materia y la desaparición del pecado. Se trata de la salvación de la profanidad a través de la participación en la vida de Dios. Según esta concepción, la vida sagrada de Dios, dada en Jesucristo al creyente a través del Espíritu Santo, se expresa comenzando por las luchas de esta vida, se acrecienta en la experiencia del creyente a través del conocimiento de Dios y más tarde se consuma en la resurrección del creyente cuando el poder del pecado y la muerte, habiendo sido totalmente derrotados por la vida de Dios, perderán poder sobre el creyente para siempre. Esta concepción de la salvación es históricamente fundacional para la comprensión del Cristianismo tanto en Oriente como en Occidente, y ha sido desarrollada directamente de las enseñanzas apostólicas y de la Iglesia cristiana primitiva en relación con la vida de la fe.

En el prefacio del Libro V de Contra las Herejías, Ireneo de Lyon habla de «Jesucristo que, a causa de su amor superabundante, se convirtió en lo que nosotros somos para hacer de nosotros lo que él es».



Icono de la Transfiguración de Jesucristo.


Cuatro citas de la Transfiguración se pueden encontrar en la Biblia: Mateo 17:1-8, Marcos 9:2-9, Lucas 9:28-36, y II Pedro 1:16-19.

Tradicionalmente se cree que el lugar de la Transfiguración fue el monte Tabor en Galilea, al norte de Israel. Aquí en el siglo IV, Santa Elena, la madre del emperador rumano Constantino I el Grande, fundador de la ciudad de Bizancio o Constantinopla, ordenó construir la catedral de la Transfiguración e introdujo la tradición como tal de celebrar la fiesta.

Del texto del Evangelio está claro que El Salvador se transfiguró 40 días antes de la Pascua, es decir, en febrero. Sin embargo, las autoridades eclesiásticas optaron por desplazar las celebraciones al verano para que no coincidieran con el período de la Cuaresma. La fecha del 6 de agosto (el 19 de agosto, según el calendario contemporáneo) fue elegida porque correspondía a los 40 días antes de la Fiesta de la Cruz, que se celebra el 14 de septiembre y evoca los sufrimientos del Señor en la Cruz.

Aunque la tradición de conmemorar la fiesta se remonta a Elena de Constantinopla, al principio las celebraciones no eran de gran escala y tenían lugar solamente en algunas localidades de Palestina. Pero en unos cien años, en el siglo V, ´conquistaron´ ya todo el Oriente cristiano. En el siglo XV la Festividad de la Transfiguración se transformó en una de las fiestas ortodoxas más respetadas.
Sin quererlo, Stalin impulsó la Iglesia en Kazajstán

Entrevista con el obispo Athanasius Schneider*

KARAGANDA, domingo, 25 de julio de 2010 (ZENIT.org).- La obligación de esconderse de las autoridades comunistas para asistir a misa enseñó al obispo auxiliar de Karaganda cuando era aún un niño un respeto especial por la Eucaristía.

Monseñor Athanasius Schneider es el secretario general de la Conferencia Episcopal de Kazajstán y autor del libro "Dominus Est - Es el Señor: Reflexiones de un obispo de Asia Central sobre la Sagrada Comunión" ("Dominus Est - It is the Lord: Reflections from a Bishop in Central Asia on Holy Communion" (Newman House Press, 2009), en el que medita sobre cómo recibir la Eucaristía con reverencia.

Obispo Athanasius Schneider.

Nació en Kirguistán, donde sus padres alemanes habían sido exiliados por el régimen comunista. En 1973, emigró a Alemania, y pronto pasó a Austria para entrar en el monasterio de los Canónigos Regulares de la Santa Cruz.

Monseñor Schneider ha enseñado teología en el Seminario María, Madre de la Iglesia de Karaganda desde 1999. Su ordenación episcopal tuvo lugar en Roma el 2 de junio del 2006.

En esta entrevista comparte su experiencia sobre la Iglesia católica cuando vivía bajo el régimen comunista, el camino que le llevó a su actual nombramiento, y las necesidades de la comunidad católica en Kazajstán.

Cuando oímos hablar de Kazajstán, no pensamos necesariamente en católicos pero, de hecho, la Iglesia católica tiene profundas raíces en Kazajstán. ¿Puede hablarnos un poco sobre la historia de la Iglesia católica en Kazajstán?

Sería más exacto decir que el cristianismo, no la Iglesia católica, tiene raíces muy profundas.

Catedral de Karaganda.


Incluso en los siglos III y IV había señales de cristianos en Asia Central, y en la Edad Media había incluso misioneros de rito latino, pero la gran presencia de cristianos y especialmente de católicos está ligada al régimen de Stalin.

En los años treinta, Stalin deportó a millones de europeos a Kazajstán; y Kazajstán se convirtió en un gran campo de concentración durante aquellos tiempos, y allí aparecieron de manera repentina casi medio millón de católicos.

Fue, sin embargo, una situación de sufrimiento y la Iglesia tuvo que vivir de modo clandestino.

Usted es de origen alemán. ¿Cómo llegó a Kazajstán?

Mis padres eran de los asentamientos alemanes en el Mar Negro, cerca de Odessa, y al final de la Segunda Guerra Mundial, el ejército alemán llevó a todos estos alemanes, trescientos mil, a Berlín para protegerlos de los rusos.

Y cuando el ejército ruso ocupó Berlín se llevó a esta gente como "trabajadores forzados" a tres lugares: Kazajstán, Siberia y los Montes Urales.

Mis padres fueron enviados a los Urales, donde fueron obligados a trabajar, y es un milagro que sobrevivieran. Cuando fueron liberados se trasladaron a Asia Central, que formaba parte de la Unión Soviética, en la República de Kirguistán, una pequeña república cercana a la frontera china, justo por debajo de Kazajstán.

Allí nací y pasé mi niñez. Luego fuimos de Kirguistán a Estonia, que todavía era parte de la Unión Soviética. Allí viví cuatro años.

Teníamos una iglesia que estaba a cien kilómetros y teníamos que recorrer esos cien kilómetros para ir a la Santa Misa.

¿Cien kilómetros cada domingo?

Una vez al mes, porque era demasiado caro para nosotros. Éramos cuatro hijos y nuestros padres.

¿Cómo iban? ¿En coche?

En tren. Pero incluso así era peligroso, porque, durante aquellos tiempos, el gobierno comunista prohibía a los niños participar en la Santa Misa.

Sólo se permitía ir a los adultos, pero nosotros éramos cuatro hijos y, por ello, mis padres tomaban el primer tren por la mañana cuando todavía era de noche de manera que no fuéramos visibles para los demás. Para mí aquel primer tren es inolvidable.

Yo era un niño de entre 10 y 12 años, y estas excursiones y viajes para ir a Misa eran inolvidables. Y luego volvíamos tarde en el último tren, de noche.

Estos domingos los pasábamos con el sacerdote de nuestra parroquia que tenía sólo una pequeña habitación -no una casa sino sólo una pequeña habitación-: tenía su cocina, su dormitorio y su biblioteca, en una habitación. Pasábamos el tiempo allí, porque éramos la familia que venía de lejos.

Allí hice mi primera confesión y mi primera comunión con este santo sacerdote que había estado preso antes en Karaganda.

Al entrar a la vida religiosa, usted estuvo en Brasil y su superior le envió a Roma para profundizar sus estudios: un doctorado en patrología. Durante su estancia en Roma, usted fue nombrado consejero general de la orden, y siempre soñó con volver a Brasil cuando acabara su mandato. Pero luego, usted ha acabado en un sitio distinto, ¿qué significó este cambio en su vida?

Sí, alguien me dijo que había un sacerdote que acababa de llegar de Kazajstán (yo nunca había estado en Kazajstán, sino en Kirguistán). Y me dijeron que quería hablar conmigo. Yo no conocía a este sacerdote ni él a mí.

Aquel sacerdote me dijo entonces: "Hemos establecido un seminario en Karaganda y no tenemos profesores. ¿Puede venir a ayudarnos?". Así me invitó.

¿Cómo describiría la fe de la gente?

La fe de la gente se caracteriza por la tristeza de nuestros mártires, los confesores de la fe, la situación de la Iglesia perseguida. La gente mantiene la fe viva e intenta vivirla, tiene un gran aprecio a los sacramentos, a lo sagrado, y un gran respeto por el sacerdote.

La antigua Unión Soviética sufrió 70 años de ateísmo de estado. ¿Ve usted todavía las cicatrices de este ateísmo en los corazones de la gente?

Como consecuencia de este ateísmo, que fue intrínsecamente materialista, se destruyeron los valores sobrenaturales y espirituales. Por ejemplo, el alcoholismo se ha extendido incluso más porque las vidas de la gente no tienen sentido sin espiritualidad, sin valor espiritual.

Hubo un vacío, que creció durante los tiempos comunistas. La familia fue destruida por este materialismo; se practicaba el divorcio y el aborto.

Este materialismo destruyó ese sentido de los valores espirituales.

Usted ha escrito un libro sobre la Sagrada Comunión, en el que sostiene que deberíamos reconsiderar la cuestión de recibir la comunión en la mano. Se pregunta si no sería mejor recibirla, como antes, en la boca y de rodillas. ¿Cómo ha llegado a esta idea?

Para mí no es una idea nueva. Yo, durante toda mi vida, he vivido esto, porque recibía la Comunión en unas circunstancias de persecución, y este respeto, era tan natural para mí como para un niño.

Me dijeron que Dios está verdaderamente presente, y que era natural arrodillarse; "Este es el Santísimo", como decíamos "el Sanctissimum".



Obispo Athanasius Schneider, celebrando la Santa Misa.


Mi madre que vivió durante los tiempos de persecución, una vez salvó a un sacerdote de la policía en los Urales, a donde había sido deportada. En aquella época su madre, mi abuela, estaba muy enferma. Y cuando el sacerdote iba a partir, mi abuela le rogó a mi madre que pidiera al sacerdote que antes de irse, le dejara una hostia consagrada. Así, en caso de que mi abuela fuera a morir, podría recibir la Santa comunión. Y mi madre hizo esta petición al sacerdote. El sacerdote le dijo: "Sí, le dejaré una hostia consagrada con la condición de que administre la Santa Comunión con el mayor respeto posible".

Mi madre le dio la comunión a su madre y, para hacerlo, mi madre se puso un par de guantes blancos nuevos, para administrar la comunión, de manera que no tocase la hostia con sus manos desnudas. Ella no se atrevió a tocar el Santo Sacramento con sus manos desnudas, y utilizó una cuchara para administrarlo.



Obispo Athanasius Schneider.


Y esto era tan profundo y tan natural para nosotros que, cuando vinimos y vimos esto en las iglesias occidentales, no me asombré, pero sentimos mucho dolor en nuestra alma. No juzgo a la persona que recibe la comunión en sus manos, esto es otra cuestión, porque pueden recibirla aún así con respeto y amor. Pero, la situación objetiva de la distribución de la Santa Comunión, no puedes negar esto, se ha convertido en algo tan banal, tan poco respetuosa, como distribuir pasteles.

"Este es el Señor": cuando el Señor Resucitado se apareció a las tres mujeres y ellas le vieron, se arrodillaron.

Cayeron de rodillas.

Cayeron de rodillas a sus pies y le adoraron.

E incluso los Apóstoles hicieron lo mismo cuando el Señor se fue al cielo. ¿Por qué no íbamos a hacer nosotros lo mismo?

Aquí está el Señor, verdadero, presente como ha estado durante dos mil años en la Iglesia católica. ¿Por qué debemos cambiar esto?

¿Qué pediría a los católicos? ¿Qué necesita la Iglesia de Kazajstán?

Por supuesto oraciones, porque por las oraciones nos damos mutuamente el don más precioso, así como solidaridad con la Iglesia local, que está muy lejos y en una situación difícil. Tenemos muy pocos medios: personales, materiales, etc., pero, por favor, que recen por las vocaciones locales al sacerdocio.


Seminario Mayor de Karaganda.


Es necesario tener clero local, y únicamente así la Iglesia puede echar raíces. Y, por favor, si es posible ayúdennos en la construcción de más iglesias, para hacer a la Iglesia más visible en este mundo en que vivimos y como signo de evangelización.

Estamos muy agradecidos por todos estos signos de fraternidad y solidaridad.



*Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para "Dios llora en la Tierra", un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Más información en www.ain-es.org, www.aischile.cl



Jan 23, 2010
Video: Bishop Athanasius Schneider, ORC discusses reception of Holy Communion
Bishop Athanasius Schneider, ORC, talks about reception of Holy Communion in this EWTN Live segment with Fr. Mitch Pacwa. I saw this when it aired on EWTN back in late 2008 (it was originally recorded while he was in the US in July of 2008).
23 de enero 2010. El obispo Atanasio Schneider, ORC explica cómo debería ser la recepción de la Sagrada Comunión, en esta entrevista de la EWTN en vivo con el Padre Mitch Pacwa, sj.