29 noviembre 2010




Una niñez de persecución preparó al pastor de la Iglesia en Bielorrusia

Entrevista con el arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz



MINSK, domingo 28 de noviembre de 2010 (ZENIT.org). – Crecer en una situación de discriminación debido a su fe católica sólo robusteció su amor por la Iglesia y preparó al arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz a su ministerio entre los cristianos perseguidos. En esta entrevista, el arzobispo de Minsk-Mohilev habla sobre la historia de su vocación y los desafíos de trabajar en un ambiente comunista. Nacido en Odelsk, cerca de Grodno, en Bielorrusia, la moderna Belarus, en 1946, fue ordenado sacerdote en 1981. En 1989 era consagrado obispo. El arzobispo Kondrusiewicz está al frente de la archidiócesis de Minsk-Mohilev desde el 2007.




Mons.Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de Minsk-Mohilev.




Usted creció en Bielorrusia bajo un régimen ateo. ¿Cómo era vivir como creyente bajo un sistema como ese?

Bien, fue una época difícil especialmente para los creyentes. Recuerdo en el colegio, algunas veces, que el profesor me pedía que me pusiera frente a la clase, siempre me estaban incomodando, acusándome de ir a la Iglesia, de ser creyente, de rezar y celebrar las fiestas religiosas. No era fácil.

¿Se sabía que usted era cristiano, que era católico?

Sí, sí. En nuestra aldea éramos prácticamente todos creyentes. Yo fui monaguillo.

El sacerdote era muy activo, jugaba al fútbol con nosotros, y nos ayudaba en la organización. Todo el mundo podía ver que yo estaba siempre con el sacerdote.

¿Y por eso hablaban de usted y era discriminado? ¿Cómo sucedía?

Bien, de joven resultaba difícil escuchar estas acusaciones.

Al mismo tiempo esto me preparaba para mi futuro papel como sacerdote durante los tiempos soviéticos – un tiempo de persecución. Fue duro. Debes creer y tienes que servir a la Iglesia a pesar de las dificultades.

¿Y sus padres? ¿Qué sacrificios tuvieron que hacer como creyentes?

¡Oh, tantas veces fueron convocados al colegio!

Normalmente se llamaba desde el colegio a los padres porque su hijo o su hija había hecho algo malo, lo que es algo normal, pero a mis padres se les llamaba porque yo era creyente, porque había hablado con alguien, un compañero, sobre la Iglesia y que íbamos a ir para ser monaguillos.

Era como un agente de la Iglesia y ellos siempre convocaban a mis padres para advertirles de que no lo hacía bien debido a mis creencias. Mis padres fueron varias veces a la escuela y finalmente se decidieron por no volver, diciéndome que no volverían: “Si haces algo mal, sí, serás castigado, pero por estas cosas, somos creyentes, no iremos”.




Minks: Ceremonia del Centenario de la Iglesia de san Simón y santa Helena.

¿Durante la época soviética, sufrió su padre, por ejemplo, como consecuencia de su propia fe?

No tuvimos sacerdote en la aldea ni en nuestra parroquia durante mucho tiempo, y todos sufrieron.

Mi padre era muy activo. Viajaba mucho a Lituania, a Letonia, donde había más sacerdotes o parroquias vecinales, buscando un sacerdote para celebrar misa durante las fiestas importantes. Se le pedía que encontrara a un sacerdote para nuestra parroquia porque sabía a dónde ir. Era práctico. Era un hombre sencillo que trabajaba en la agricultura y los funcionarios no podían castigarle. Él ya estaba en los campos.

¿Había una iglesia en su aldea? ¿Cómo se celebraba la Misa?

Teníamos una iglesia. La iglesia estaba abierta, pero durante cinco o seis años no tuvimos sacerdote. El viejo sacerdote murió y no tuvimos un reemplazo.

Gracias a la sólida fe de mis abuelos, mis padres, y luego yo, nuestra fe sobrevivió y ocurrió lo mismo con los demás. La costumbre era que los domingos – a pesar de no tener Misa – íbamos a la iglesia.

¿Y qué hacían allí?

Rezábamos el rosario, las letanías y las estaciones del viacrucis… Crecí en aquel ambiente y en el modo de pensar de que el domingo debía estar en la Iglesia.



Retiro en vísperas de Adviento en la parroquia de San Juan Evangelista de Minsk.


¿Cómo era la vida de oración en casa?

Rezábamos juntos cada día por la mañana con nuestros padres. Se convirtió en costumbre.

Después de que nuestros abuelos y padres nos enseñaran el catecismo. Fue un formato muy sencillo de pregunta y respuesta y era cada tarde, cada día. Fue muy bueno. Fue mi formación.

Hoy pregunto a los padres y a los hijos abiertamente: “¿Están rezando juntos? ¿Van juntos a la Iglesia? ¿Practican y reciben los sacramentos y sus hijos son testigos de ello?”. Es una pregunta difícil de hacer.



Minks: Ceremonia del Centenario de la Iglesia de san Simón y santa Helena.


Su persecución por la fe no acabó frente a su clase. También le costó un año de universidad. ¿Era el departamento de física y matemáticas de la universidad? ¿Qué ocurrió?

Comencé en la universidad matemáticas y física. Me gustan mucho estas materias.

Después, se escribieron algunos papeles, algunos documentos sobre mí. “¿Cómo va a ser este un futuro profesor de la juventud?”. Ya sabía entonces que no acabaría mis cursos.

Encontraron muchas excusas, acusaciones para culparme de algo – no sé. Me gustaba la universidad, los profesores y el rector y no quería que tuvieran una situación difícil. Cogí mis documentos y trabajé durante un año. Fui luego a Leningrado – hoy San Petersburgo – y me apunté en la Universidad Politécnica.

¿Y allí pudo completar sus estudios?

Sí. La situación en Leningrado era distinta. Después como obispo también lo noté.

En Leningrado hay tolerancia religiosa. Y la había durante la época soviética. Mi primer paso al inscribirme en la Politécnica pudo haber sido el último. Traje todos mis documentos conmigo. No los envié por correo.

Cuando llegué a la Politécnica fui a sacar mis documentos de la chaqueta y se los presenté a una señora. Me miró y me pidió que extendiera la mano. No comprendí la petición. Hice lo que me decía y me puso algo en la mano diciéndome que no se lo enseñara a nadie. Era la cruz de mi bolsillo. No sé qué había ocurrido pero de alguna manera la había mezclado con mis documentos y había salido. Ella podía haberme despedido de modo inmediato.

Usted tuvo una vocación relativamente tardía. Entró en el seminario con 30 años. ¿Cuándo sintió usted su vocación?

Eran tiempos difíciles y el número de sacerdotes en Bielorrusia estaba disminuyendo. Conocí a muchos sacerdotes y empecé a pensar y rezar.

Una vez volví a casa a Grodno. Tomé el libro de oraciones de cada y me fui a la iglesia. Pensé que el libro de oraciones era el mío, pero no lo era. Todos los libros parecían iguales porque venían de Polonia. Era el libro de oraciones de mi madre.

Abrí el libro y encontré un pequeño icono y la oración de una madre por la vocación sacerdotal de su hijo. Mi madre nunca me habló de ello. Nunca mencionó ni una palabra pero comprendí que estaba rezando.



Mons.Tadeusz Kondrusiewicz, en la Ceremonia del Centenario de la Iglesia de san Simón y santa Helena.


Mi padre me decía a veces que no me casaría, que quizá me hiciera sacerdote, pero mi madre nunca dijo nada. Descubrí que siempre había rezado por mi vocación.

Yo también recé y un día en Vilna, en la Capilla de Nuestra de la Misericordia, tomé la decisión. Después llegaría a ser sacerdote coadjutor de esa misma capilla.

¿Cómo vivía su vida como sacerdotes en aquella época (del comunismo)?

Se tenía que ser muy cuidadoso con lo que se decía o incluso se pensaba, pero durante varios años serví como sacerdote en Lituania. Había una situación diferente a la de Bielorrusia y Rusia. Había una mayor libertad.

También teníamos muchos más sacerdotes en ciudades como Vilna en la que yo estaba. Había diez sacerdotes. No estaba mal. Ahora hay menos sacerdotes.



Retiro en vísperas de Adviento en la parroquia de San Juan Evangelista de Minsk.



Se permitían los servicios litúrgicos en la iglesia pero proporcionar cuidados pastorales en los hospitales era difícil, no se permitían visitas. Tampoco los médicos solían permitirlo. Así que llamábamos a los pacientes para que salieran al exterior y los confesábamos en nuestro coche. Esto sólo era posible si el paciente podía andar. Para los que no podían, les visitábamos en los hospitales como visitantes. Teníamos todo en el bolsillo. Escuchábamos las confesiones de todos. No era conveniente, pero teníamos que servirles.

Más tarde cuando estuvo en Rusia como obispo tuvo que bendecir la piedra de una iglesia, aunque la iglesia había desaparecido. ¿Puede hablarnos un poco de ello?

Es una historia muy interesante y conmovedora. Ocurrió en una ciudad llamada Marx. La Iglesia había sido destruida y recibimos el permiso para construir una nueva.

Fui porque iba a bendecir la piedra angular de la nueva iglesia. Me presentaron un simple ladrillo pidiéndome que lo bendijera para usarlo como piedra angular. Acepté la petición aunque sorprendido porque era un viejo ladrillo rojo plano, ordinario. Normalmente todo el mundo busca piedras de Roma o de Fátima para usarlas como piedras angulares.

Me contaron la historia. Cuando destruyeron la iglesia, la gente se llevó los ladrillos a casa. Aquel ladrillo rojo concreto se convirtió en el símbolo de la iglesia destruida y, durante años, la gente rezó, encendió velas y colocó cruces y flores a su lado. La iglesia quería que hubiera una continuación entre la vieja iglesia y la nueva en construcción.

Otro incidente tuvo lugar en Grodno. El gobierno quiso cerrar una iglesia. Sin embargo, cuando los funcionarios entraron en la iglesia, se encontraron a la gente recostada en el suelo de la iglesia haciendo una cruz.



Retiro en vísperas de Adviento en la parroquia de San Juan Evangelista de Minsk.


Los funcionarios no pudieron cerrar la iglesia. Durante 28 años no hubo sacerdote en esta iglesia – fui el primer sacerdote nombrado para esta iglesia en 28 años. La gente durante mucho tiempo estuvo pidiendo un sacerdote permanente para esta iglesia pero los funcionarios siempre rechazaban la propuesta. Solían decir: “Es más probable que me crezca hierba en la palma de la mano que ustedes logren el permiso de tener un sacerdote en la parroquia”.

Ahora tenemos una catedral y un obispo. La gente siempre ha tenido una sólida fe en Dios.

Otro incidente tuvo lugar en Bielorrusia. Un sacerdote atendía varias parroquias y era la Cuaresma. El sacerdote no llegó. La gente se preguntó qué hacer. Una mujer les dijo: “Confesaremos nuestros pecados en el nombre de Jesús”.

Tomó una cruz y la llevó hasta donde normalmente se escuchaban las confesiones. Todos hicieron una confesión a la cruz y creyeron que era aceptable porque habían estado esperando durante horas y en esta situación la confesión era válida. Se pueden encontrar muchas historias similares que indican su amor por la iglesia y la fuerza de su fe.

El comunismo ha caído. ¿Cuál diría ahora que ha sido, con una visión retrospectiva, el mayor daño que el comunismo ha hecho en el corazón de la gente?

Setenta años de comunismo caracterizados por la persecución han dañado el corazón y el alma de la gente.

Minks: Ceremonia del Centenario de la Iglesia de san Simón y santa Helena.

Por un lado, ahora somos testigos del proceso de secularización, que también ha llegado a nosotros. Los efectos son mucho más dañinos. Estamos buscando una respuesta para salir al paso a este proceso de secularización. ¿Qué vamos a hacer?

En otros tiempos, estaba la prohibición externa impuesta a la Iglesia y a la fe cristiana. Ahora, sin embargo, la gente está rechazando la fe por su propia cuenta. Esto es más peligroso.

Usted es el arzobispo católico de Minsk-Mohilev. ¿Qué población católica tiene?

Bielorrusia (Belarus) tiene cerca de 10 millones de habitantes y el 15% son católicos, es decir cerca de un millón y medio. Tenemos cuatro diócesis, dos seminarios, 450 parroquias y 440 sacerdotes. Cerca de 270 son nativos o sacerdotes locales. Todavía necesitamos sacerdotes, religiosas y tenemos una gran necesidad de construir iglesias.

La ciudad de Minsk, antes de 1917, no era tan grande como lo es ahora. La ciudad tiene ahora dos millones de habitantes. En 1917 era una pequeña ciudad y todavía había 17 iglesias católicas – ahora sólo tenemos cuatro iglesias católicas y dos capillas para 300.000 católicos. Antes era muy difícil lograr el permiso para construir nuevas iglesias y asegurarse un terreno. Ahora, sin embargo, la situación ha cambiado.

Minks: Ceremonia del Centenario de la Iglesia de san Simón y santa Helena.


En este momento tengo seis terrenos para construir nuevas iglesias y otro para construir una curia. El año pasado recibí permiso para cuatro y construir más no sería un problema. El problema es la financiación.

Había una iglesia, que antes era una sala de cine. ¿Cuántas misas se celebran allí?

Se llamaba Iglesia de San Simón y Santa Helena, pero todo el mundo la llama la Iglesia Roja. Los domingos celebramos 15 misas y en ocasiones hay tres misas al mismo tiempo.

En todo caso necesitamos esas pequeñas iglesias. Ahora he recibido el permiso para construir iglesias – y no grandes iglesias que cuestan millones - sino pequeñas que cuestan alrededor de 300.000 a 400.000 euros en cada distrito o región de la ciudad.

¿Qué puede ofrecer la Iglesia bielorrusa a la Iglesia universal?

Nuestras experiencia de persecución nos ha permitido preservar la fe para transmitirla a las generaciones más jóvenes.

Semana de la Biblia en la parroquia de la Transfiguración de Nuestro Señor en el Gran Berestovitsa.

Nuestra gente intenta hoy apuntarse a los ideales de la secularización, del relativismo moral o de esa filosofía del posmodernismo, que no reconoce una verdad absoluta – todo es relativo.

Cuando el Santo Padre nos pedía que recibiéramos la Eucaristía de rodillas no tuvimos problema en respetar esa norma porque siempre la hemos recibido de rodillas.

¿Así es la fuerza de la fe?

Sí, la fuerza de la fe.

Tampoco han rechazado las tradiciones de la Iglesia católica como las viejas tradiciones de oración, el rosario, el viacrucis, las letanías, las procesiones como las eucarísticas.

El año pasado, para la celebración del Corpus Christi, cerca de 10.000 personas marcharon por la calle principal de Minsk. Toda la ceremonia duró tres horas y media desde el principio hasta el final. Esto no ocurre en otros países.

Esta es una reflexión del amor bielorruso por Dios – y muchos recuerdan todavía los viejos tiempos cuando sólo había un sacerdote en Minsk.

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Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada .


Para más información: Dios llora en la Tierra.

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"Orígenes" 09/17/2010 \ Urachystssts en Braslav
La vida de la Iglesia Católica en la región de Vitebsk se pueden encontrar ahora gracias al nuevo proyecto de Radio y Televisión de la empresa "Vitebsk" - el programa de televisión "Orígenes". Una vez al mes, su lanzamiento está dedicado a la historia de los eventos de la comunidad católica y el papel de la confesión en el desarrollo de la sociedad.
Esta edición (la primera) se dedica a celebrar el aniversario de la coronación del icono de Nuestra
Señora Reina de los Lagos en Braslav.

24 noviembre 2010

El primer icono de San Josemaría



Desde Rusia nos envían una fotografía espléndida del primer icono de San Josemaría Escrivá. Un icono, en la tradición oriental, es mucho más que una imagen.






El primer icono de San Josemaría Escrivá lo ha pintado ―escrito, se dice por aquí―
Alexander Sokolov*, un iconógrafo ortodoxo muy famoso.

Como en todo icono, el fondo dorado representa la eternidad. San Josemaría une, en su cabeza y corazón, el Cielo y la Tierra.

La leyenda dice: “A todos llama Dios a la santidad. Cualquier tarea honrada puede ser instrumento de santificación propia y ajena”. Nunca nadie había dicho algo así en estas tierras.

Escribir el icono ha costado más de dos años de trabajo. Una versión anterior, luego en parte modificada, presidió la Misa del 26 de junio del año pasado en la Catedral de Moscú. El arzobispo Paolo Pezzi la bendijo y la expuso a la veneración del pueblo. El icono ahora se encuentra en uno de los centros del Opus Dei en Moscú.

La gente que lo contempla se queda boquiabierta. San Josemaría está muy bien (al límite entre lo iconográfico y lo realista, casi pasándose de realista) y la Virgen es, sencillamente, antológica.




Icono de la Virgen Eucarística o Madre del Cáliz inagotable de Dios, que se encuentra en el Monasterio de Vysotsky en Serpukhov.


Este icono se ha vuelto muy popular entre los rusos, no sólo porque se están recuperando muchos alcohólicos de su obsesión por el alcohol, sino también porque es una fuente de conversiones de cuerpos y almas.


*Alexander Sokolov es un iconógrafo contemporáneos eminente. Nacido en 1959 en Moscú, comenzó a escribir iconos cuando la iconografía estaba prohibida en los años soviéticos.

Hoy en día, sus obras se encuentran en varias catedrales de todo el mundo, y en muchas iglesias de Rusia, Japón, EE.UU., Polonia, Alemania, etc. Autor de un icono de la Virgen Eucarística, con el Niño representado como dentro de un cáliz, que tiene fama de milagroso. Es también autor del icono de San Rafael, que sirve como portada de la última y más difundida edición de “Camino” en ruso.




La creación de un icono fomenta el progresivo crecimiento espiritual del iconógrafo y tiene un impacto importante en su alma. En muchas ocasiones sufren graves enfermedades sobre todo cuanto más trascendencia va a tener el icono.

Para comprender mejor cómo se escribe un icono leer el siguiente artículo: El Icono de la Madre de Dios de Fátima.

22 noviembre 2010








Ucrania, una Iglesia que se creía desaparecida

Entrevista con el cardenal Husar de Kiev

KIEV, domingo 21 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia en Ucrania se suponía que había desaparecido. Los comunistas intentaron liquidarla en 1946, pero los creyentes conservaron la fe de modo clandestino, manteniéndola como una Iglesia de catacumbas durante más de 40 años.

Lubomyr Husar, la futura cabeza de la Iglesia en Ucrania, nació en Kiev en 1933, pero, en medio del alboroto del comunismo, su familia abandonó el país, encontrando refugio primero en Austria y asentándose, luego, en Estados Unidos en 1949. Vivieron en Estados Unidos durante 20 años y el joven Lubomyr siguió allí su vocación sacerdotal, convirtiéndose en sacerdote de la eparquía ucraniana de Stamford, Connecticut, en 1958.

Vivió en Italia durante más de dos décadas, y luego, tras 46 años de ausencia, volvió a su nativa Ucrania.

Hoy, a la edad de 77 años, y ahora cardenal (desde el año 2001), es el arzobispo de Kiev.

En esta entrevista, el cardenal reflexiona sobre la mano de la Divina Providencia en su Iglesia que "se suponía desaparecida".



Cardenal Lubomyr Husar.



Sus padres deben haber sido un ejemplo para usted. ¿Tuvo usted siempre el deseo o el sentido de la vocación?

Lo experimenté a edad muy temprana. Creo que fue antes de los 10 años cuando tuve de alguna manera el deseo de hacerme sacerdote. Por supuesto que entonces, durante la guerra, era muy difícil - sólo se podía soñar en ello - pero, cuando la guerra terminó y, luego, cuando llegamos a Estados Unidos en 1949, fue posible hacer realidad aquel sueño y entré en el seminario tres semanas después de nuestra llegada a Estados Unidos.

¿A una edad tan tierna como los diez años hubo alguna persona o algún acontecimiento que despertara este deseo de ser sacerdote?

Creo que fue el buen ejemplo del sacerdote de la iglesia a la que solía ir mi familia. La iglesia estaba a cargo de los padres redentoristas y ellos trabajaban con mucho celo, predicaban muy bien, cuidaban de los fieles que iban a su iglesia. Siendo un muchacho, fui miembro de la comunidad dedicada a la Madre Santísima en la que nos reunían los padres redentoristas y con la que nos guiaban. Estoy seguro de que esto de alguna manera tuvo que ver con mi vocación.

Usted ahora es responsable de los católicos griegos, no sólo en Ucrania, sino también en la diáspora y muchos de ellos están en Estados Unidos. ¿Siente usted que la Providencia le llevó a Estados Unidos de modo que pudiera conocer su cultura y su gente?

Estoy personalmente convencido de que la historia de nuestra Iglesia en los últimos diría 130 años, desde la época en que la primera oleada de inmigrantes llegó a Estados Unidos, en los años 80 y 90 del siglo XIX, todo este movimiento, que luego se repitió tras la primera y segunda guerras mundiales, fue de alguna manera providencial. Que nuestra Iglesia pudiera establecerse en el Norte y el Sur de América y fuera capaz de sobrevivir los años en que la Iglesia en la patria era perseguida, nos ha ayudado mucho. Creo que hoy hay una cuarta oleada que llega a Estados Unidos y Canadá y encuentra un nuevo hogar para ellos en las iglesias que existen desde hace un siglo.



Sesión conjunta de los obispos católicos de rito latino y greco-católico.



Siento también que de alguna manera es providencial que podamos servir a la comunidad - no sólo a nuestra propia comunidad ayudando a mantener la fe y la tradición - sino que también podamos ser testigos para los demás de la catolicidad verdadera de la Iglesia, la amplitud de la Iglesia, su capacidad de existir en diversas culturas y lenguas y siento que, de alguna manera, esto también es una intervención de la Divina Providencia.

Usted volvió a Ucrania al final del comunismo. ¿Cuál fue su primera impresión al volver a Ucrania?

Visité Ucrania por primera vez en 1990 y de forma muy breve, sólo por diez días. Me encontré con algunos sacerdotes y laicos. La impresión diría que fue de luces y sombras, porque por un lado me enfrenté a la realidad de aquella gente que había pasado un periodo muy, muy duro y, por otro lado, me di cuenta de que a esta gente, debido a lo que habían pasado, les habían hecho un gran daño. He estado de forma permanente en Ucrania durante casi 15 años y me sorprenden, sino todos los días, casi todos. Descubro algo nuevo sobre lo que fue aquella realidad y los efectos y consecuencias que dejó en los corazones de la gente.



Mons.Antal Majnek, obispo de Mukachevo, administrando el sacramento del Orden.



El partido comunista, apoyado por el estado comunista, intentó, de modo muy asiduo y de manera muy refinada, cambiar a la gente, hacer que olvidaran que son criaturas de Dios y convencerlas de verdad que son criaturas del estado, que son completamente dependientes del estado. En otras palabras, intentar que asumieran una naturaleza y una moral diferentes. Esto todavía lo tenemos con nosotros aunque, gracias a Dios, la gente haya en un gran número, mantenido su fe y vaya a la iglesia. Pero vivir una vida cristiana diaria no es fácil para ellos porque han sido educados de modo diferente, contrario a los principios de la moral cristiana.

¿Cuál sería la cicatriz más profunda y persistente que ha dejado el comunismo en los corazones o en el espíritu de la gente?

No sé si podría identificar una en particular, pero, en general, es la falta de confianza en la gente, en los vecinos e incluso en los miembros de la propia familia, porque todo el sistema se apoyaba en el miedo y el miedo consistía en no confiar en nadie.



Mons.Antal Majnek, obispo de Mukachevo.



Usted dijo una vez: "El problema es que el Este - es decir, la tradición bizantina - no conoce Occidente, la Iglesia latina, y Occidente no conoce Oriente". ¿Qué quería decir con ello?

Quería decir eso casi literalmente. En ese sentido, Europa occidental, es decir la cultura latina, y Europa oriental, que básicamente es de cultura bizantina, no se conocen el uno al otro simplemente por circunstancias históricas; no se ha dado el suficiente intercambio.

Puede haber dos razones para ello. Una puede ser una razón externa, la situación política, la división política entre Europa occidental y oriental, que fue muy obvia durante la Guerra Fría, el Telón de Acero. La mentalidad de un "Telón de Acero" ha estado presente durante décadas, quizá incluso siglos. El segundo aspecto es que Europa occidental, especialmente la cultura latina, ha sido también una cultura católica mientras que en Europa oriental, debido a circunstancias que se han desarrollado durante años y siglos, la cultura bizantina se ha identificado primariamente con lo que generalmente se llaman las tradiciones ortodoxas. Hablo aquí de los ortodoxos en sentido confesional. Lo que ha impedido un intercambio fácil entre estas dos culturas, que hoy, en consecuencia, conocemos como Oriente y Occidente.

El Papa Juan Pablo II habló de una Europa con dos pulmones: el bizantino u ortodoxo y el católico. ¿Qué dones puede aportar la Iglesia latina a la bizantina, y la bizantina, o tradición ortodoxa, a la Iglesia católica?

Es necesario hacer aquí una pequeña aclaración porque el aspecto oriental y occidental - o ambos pulmones si usted quiere - no deberían identificarse totalmente con los católicos y los ortodoxos. La mayoría de la gente del este es ortodoxa y la mayoría de la de occidente es católica, sin embargo, hay católicos en las tradiciones orientales, así que no debemos hacer una identificación de esta manera exclusiva.



Mons. Vitaly Skomarovsky, Obispo Auxiliar de Kiev-Zhitomir, administrando el sacramento de la Confirmación en la parroquia de San Nicolás en Kiev.



Pero de lo que el Santo Padre hablaba era de un intercambio de dones, hablando espiritualmente. Creo que hay ciertos aspectos en Occidente y en Oriente, que, si ambas partes los conocieran, enriquecerían Oriente con Occidente y Occidente con Oriente. No sabría identificarlos de modo preciso pero, en general, uno de ellos es la fe. Y creo que deberíamos ser muy conscientes del hecho de que, aunque tengamos dos pulmones, siempre hay un único corazón detrás, y este único corazón es Jesucristo que es reconocido por culturas diferentes de maneras diferentes, pero que esencialmente es el mismo Jesucristo en Occidente y en Oriente. Sin embargo, hay ciertos acentos y creo que se deberían estudiar estos acentos y deberían ser la expresión de este intercambio de dones.

Usted conoció al padre Werenfried, el fundador de Ayuda a la Iglesia Necesitada. ¿Puede decirme cuál ha sido la importancia de Ayuda a la Iglesia Necesitada en la historia de la Iglesia católica griega y cuál es su importancia hoy?

En los años 60, 70 y 80, el padre Werenfried, con Ayuda a la Iglesia Necesitada, la organización que él fundó, amaba a nuestra Iglesia y ayudó a nuestra Iglesia cuando no era popular hacerlo. Se suponía que habíamos desaparecido. Nos habían liquidado. No debíamos ser mencionados oficialmente, pero, en aquel momento, el padre Werenfried estaba dispuesto a ayudar todo lo que pudiera en aquellos días de persecución. Por eso pienso no sólo en la ayuda material ofrecida, sino sobre todo en la ayuda moral que nos dio, su fe en nuestra Iglesia, en su existencia, en su eventual renacimiento. Creo que esto ha sido para nosotros de una importancia capital.



Mons. Julián Voronovs'kyj, obispo de Sambir-Drohobych.



Hoy, por supuesto, la situación es diferente. Hoy Ayuda a la Iglesia Necesitada nos ayuda por ejemplo aún mucho más con ciertos proyectos. Uno de los proyectos más grandes es la Universidad Católica Ucraniana, la única universidad católica en la antigua Unión Soviética. Cuando el Santo Padre Juan Pablo II vino a Ucrania en 2001, pasó junto al lugar donde estaban el seminario y la facultad de teología y donde estaban presentes los representantes de la universidad. Entre ellos estaba el padre Werenfried y el Santo Padre le agradeció expresamente lo que había hecho por nosotros. Creo que, en este sentido, en las nuevas condiciones de libertad y desarrollo de nuestra Iglesia, la labor del padre Werenfried todavía continúa.



Mons. León Dubrawskyj, Obispo de Kamyanets-Podilskyi.


Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para "Dios llora en la Tierra", un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Puede verse el vídeo original completo de esta entrevista.

13 noviembre 2010

El gobierno ruso le da al Patriarcado ortodoxo un templo usado por la Iglesia Católica


A pesar de que desde hace 20 años era reclamada por la comunidad católica, la iglesia de la Sagrada Familia de Kaliningrado, hasta ahora utilizada como Filarmónica, ha sido entregada al Patriarcado de Moscu para que la utilice para fines religiosos. En un durísimo comunicado, el arzobispo católico de Moscú acusa a los ortodoxos de no cumplir con la regla de oro evangélica.


12/11/10

Iglesia de la Sagrada Familia de Kaliningrado.


(InfoCatólica) Además de esta iglesia, al Patriarcado de Moscú se le han entregado otros 18 edificios, varios de ellos pertenecientes a otras confesiones protestantes. Como indica Radio Vaticana la Iglesia de la Sagrada Familia en Kaliningrado, que fue construida en estilo neogótico según un proyecto del arquitecto Friedrich Heitmann en el año 1907, ha sido solicitada por los católicos desde los años 80 en los que ya se congregaban para rezar alrededor de la Iglesia. Posteriormente, en los años 90, a pesar de que el edificio continuaba pertenenciendo oficialmente a la Filarmónica, se permitía a los católicos celebrar la Santa Misa.


Una ceremonia religiosa de nuestros hermanos ortodoxos.


La última vez que se celebro fue en el año 2000. Hace 4 años, cuando los católicos pidieron de nuevo poder celebrar, cuenta el sacerdote Ezhi Stetskiebich, la filarmonica les exigió 3.000 dólares por arrendar el edificio durante tres horas. En mayo de este mismo año de 2010 el actual Arzobispo Católico de Moscú, Mons. Paolo Pezzi, volvió a solicitar el edificio. Los católicos han seguido rezando alrededor de la Iglesia hasta el momento presente.

Ante la flagrante injustica de estos hechos. Mons. Pezzi ha hecho publico un comunicado oficial protestando por el atropello, pidiendo que se reconsidere la decision tomada y anunciando que tomará las medidas legales que correspondan en los tribunales locales e internacionales. Además se ha lamentado de que la postura que ha tomado en este asunto el Patriarcado Ruso “va a causar un daño irreparable en las relaciones interconfesionales” ya que no cumple la llamada regla de oro evangelica: “Por tanto, tratad a los demas como querríais ser tratados por ellos, esta es la Ley y los Profetas” (Mateo 7, 12).

Por su parte, el Patriarcado Ruso, cuya postura oficial es que no se pueden dar a la Iglesia Ortodoxa edificios provenientes de otras confesiones ha manifestado que en este caso la situacion es distinta porque corresponde a los intereses de los habitantes de la región. Posteriormente, el Patriarca Kirill también ha hecho publico un comunicado agradeciendo al gobernador de Kalinigrado la entrega de los 19 edificios. En ese comunicado no hace la menor referencia a la protesta del Arzobispo Católico.



Comunicado Oficial del Metropolita de la Archidiócesis Católica de la Madre de Dios, Mons Paolo Pezzi


Monseñor Paolo Pezzi.


En los últimos días, tanto en los medios de comunicación rusos como en los extranjeros, se ha publicado la noticia de que la Duma de la Región de Kaliningrado ha aprobado en segunda instancia un proyecto de ley sobre la entrega en propiedad de 15 edificios "de tipo religioso" a la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú.

El proyecto de ley fue elaborado, de acuerdo con las más sofisticadas técnicas del trapicheo, en secreto. Por supuesto que no ha habido la mas mínima intención de realizar ningún debate publico, pero es que además ni siquiera se ha consultado a las partes interesadas, es decir a las organizaciones religiosas rusas no pertenecientes al Patriarcado Ortodoxo de Moscú.


Metropolita Kiril de Smolensko y Kaliningrado ahora Patriarca de Moscú y de Todas las Rusias.


Teniendo en cuenta la historia de Prusia Oriental, que en los años de posguerra pasó a ser la actual región de Kaliningrado, es evidente que es imposible encontrar en estas tierras ni una sola Iglesia Ortodoxa construida antes de la guerra. Esto hace que la decisión de la Duma Regional sea especialmente controvertida ya que conlleva un gran número de hechos contra toda razón facilmente detectables.Tal falta de responsabilidad en la toma de decisiones es sin duda lamentable.

El hecho de que entre los quince edificios se encuentre la antigua iglesia católica de la Sagrada Familia, hoy en día utilizada por la Filarmónica Regional, cuya devolución ha sido solicitada sin éxito durante casi 20 años por la actual comunidad católica parroquial del mismo nombre, me impulsa a elevar mi voz en defensa de los intereses legítimos y la dignidad de mis fieles de Kaliningrado.



Iglesia de la Sagrada Familia de Kaliningrado.


Como es sabido, después de su inclusión en la Unión Soviética, el territorio de la antigua Prusia Oriental fue casi completamente abandonado por sus antiguos habitantes y se realizó una nueva implantación de pobladores procedentes de diferentes regiones del vasto país del ganador.

No pocos de los que en la postguerra repoblaron esta zona provenían de regiones de la Unión Sovietica de población tradicionalmente católica. Ellos, al igual que otros de sus conciudadanos que respondieron a la llamada a participar en la reconstrucción de esta región devastada por la guerra, representan al pueblo-ganador, que tomó posesión del territorio de la antigua Prusia Oriental, sobre la base de acuerdos internacionales bien conocidos.

Ellos, como todos los otros repobladores de la posguerra, reconstruyeron con su trabajo esta región agricola y durante décadas se ocuparon de multiplicar su riqueza y prosperidad. Entre ellos se cuentan muchos veteranos de guerra y trabajo. Todo esto debe tenerse en cuenta al considerar el futuro de la "herencia de Prusia." Incluyendo los edificios "de tipo religioso".

¿Cómo es posible que tanto los antiguos repobladores de confesión católica que han puesto toda su vida al servicio de su nueva "patria chica" como sus descendientes sean ahora considerados por los órganos de decisión de la Duma de Kaliningrado como ciudadanos de segunda clase, cuyos intereses legales garantizados por la Constitución de la Federación de Rusia, pueden ser ignorados con tan pasmosa facilidad?

Estoy convencido de que se va a tomar una decisión profundamente equivocada, fruto de una injusticia flagrante, que deberá ser reexaminada de nuevo teniendo en cuenta los intereses de todas las comunidades religiosas cristianas representadas en la zona.

Es además lamentable constatar que la posición claramente evasiva adoptada en todo este asunto por la diócesis de Kaliningrado perteneciente al Patriarcado de Moscú, va a causar un daño irreparable en las relaciones interconfesionales que hemos construido no sin éxito, a pesar de las grandes dificultades, en los últimos años.

"Por tanto, tratad a los demas como querríais ser tratados por ellos, esta es la Ley y los Profetas. " (Mateo 7, 12). No se equivoca quien sigue este consejo del Salvador. La otra alternativa es comportarse segun describe Valdimir Solovev la lógica moral de los “hotentotes”: “Yo he robado una vaca, esto es bueno. Me han robado una vaca, esto es malo” ¡Que no pueda decirse esto de nosotros!

Hay todavía otro hecho triste que no puedo dejar de mencionar en este momento: Muchísimos de los comentarios y observaciones que han acompañado al debate en los medios de comunicación sobre la transferencia de la propiedad de estos edificios religiosos al Patriarcado de Moscú, dan testimonio de que las semillas de la calumnia, desconfianza, xenofobia y mitología pseudopatriótica profusamente sembradas por los medios de comunicación en los años 90, dan ahora sus frutos venenosos. El Proverbio ruso dice que “sembrando con cardos, el maiz no crece”. Realmente muchos de los mencionados comentarios contienen signos claros de "incitación al odio nacional y religioso" y causan un daño considerable a la unidad del gran estado multinacional que es Rusia. Un país no se hace fuerte por las ambiciones de sus "ideólogos" (sean ellos seglares o clérigos), ni por sus pretensiones de exclusividad, sino por la atmósfera de paz, confianza, armonía y responsabilidad mutua que reina entre sus ciudadanos. Sólo este campo puede aportar buenos resultados.



Monseñor Paolo Pezzi, en un encuentro con Benedicto XVI.


A pesar de todo eso, no quisiera perder la espereranza de que a aquellos a quienes Dios y el pueblo ruso han encargado impartir justicia y legalidad, es decir, los hombres del Estado y de la Iglesia, encuentren las fuerzas y la capacidad necesaria para afrontar una situación tan cargada de consecuencias como es esta de Kaliningrado. Todo por culpa de algunos funcionarios poco sabios y con una deficiente formación, que han actuado con un celo irracional, y tambien de aquellos que les han incitado a la imprudencia o les han animado con su silencio.

Por nuestra parte nos sentimos obligados, en base a los hechos, a proteger los intereses legítimos y la dignidad civil de los católicos de la región de Kaliningrado, por todos los medios que nos proporcionen los instrumentos jurídicos internacionales, la Constitución y las leyes de la Federación de Rusia.
Con la esperanza de la resolución sensata y razonable de un malentendido
Metropolita de la Arquidiócesis de la Madre de Dios en Moscú,
+ Arzobispo Paolo Pezzi

02 noviembre 2010

El Papa a los rumanos: hay que curar las heridas del comunismo


La familia y la educación, claves para la regeneración social y moral





CIUDAD DEL VATICANO, jueves 21 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Las heridas profundas dejadas por décadas de comunismo en Rumanía deben curarse a través de la recuperación de los valores y de la reconstrucción del tejido social.

Así lo afirmó el Papa Benedicto XVI al recibir hoy en audiencia a Bogdan Tătaru-Cazaban, nuevo embajador de Rumanía ante la Santa Sede, al presentar éste sus Cartas Credenciales.



Benedicto XVI y Bogdan Tătaru-Cazaban, nuevo embajador de Rumanía ante la Santa Sede.



El país balcánico ha emprendido un proceso de reconstrucción, observó el Papa, aunque sigue habiendo muchas heridas abiertas, un desafío que es necesario afrontar con justicia y al mismo tiempo con caridad.

“La gestión de la herencia dejada por el comunismo es difícil a causa de la desintegración de la sociedad y del individuo que ha favorecido esa ideología”, reconoció el Pontífice.

Por eso, añadió, es necesario “acometer la difícil tara de ordenar de forma justa los asuntos humanos haciendo un buen uso de la libertad. Y la verdadera libertad presupone la búsqueda de la verdad, del bien, y se realiza precisamente reconociendo y haciendo lo que es oportuno y justo”.


Bogdan Tătaru-Cazaban regala un icono a Benedicto XVI.


Uno de los primeros requisitos para la reconstrucción del tejido social, afirmó el Papa, es apoyar a la familia. “Se deben hacer todos los esfuerzos para que cumpla su función de fundamento de la sociedad”.

Otro es el de la educación en valores, aseguró el Papa. “En presencia de grandes ideales, los jóvenes aspiran a la virtud moral y a una vida abierta a los demás a través de la compasión y de la bondad”.

“La familia y la educación son el punto de partida para combatir la pobreza y contribuir así al respeto de cada persona, al respeto de las minorías, al respeto de la familia y de la propia vida. Ellas son el terreno donde se enraízan los valores éticos fundamentales y donde puede crecer la vida religiosa”, añadió.


Benedicto XVI con Bogdan Tătaru-Cazaban y su esposa.

“Los nuevos desafíos a los que hay que enfrentarse son muchos si se quiere evitar que su sociedad no se base únicamente en la búsqueda del bienestar y en el afán de beneficio, consecuencias comprensibles después de un periodo de más de 40 años de privaciones”.

Al contrario, afirmó, “deben prevalecer ante todo la integridad, la honradez y la rectitud. Estas virtudes deben inspirar y conducir a todos los miembros de la sociedad para una buena gestión”.

Uno de estos retos es la realidad multicultural y multiétnica de Rumanía. “Semejante variedad puede verse como un obstáculo a la unidad nacional, pero puede ser vista también como un enriquecimiento de su identidad al constituirse en una de sus características”.

“Debe hacerse de modo que cada individuo tenga su lugar legítimo en la sociedad por encima de esta variedad, y respetándola”, dijo el Papa al nuevo embajador.

Católicos y ortodoxos

Otro de los temas que el Papa abordó durante su discurso fue la relación entre católicos y ortodoxos, y entre comunidades religiosas en general, que “también se ha visto afectada por estas décadas oscuras y algunas de estas heridas aún hoy siguen vivas”.


Juan Pablo II y el Patriarca Teoctist de Rumanía en la Plaza de San Pedro el 07 de octubre de 2002.


“Estas requieren ser tratadas por medios que sean aceptables para cada una de las comunidades. Es necesario, en efecto, reparar las injusticias heredadas del pasado, sin tener miedo a hacer justicia”.

Benedicto XVI sugirió un doble enfoque para este diálogo: por un lado, “a nivel estatal, favoreciendo un diálogo auténtico entre el Estado y los diferentes responsables religiosos, y por otra parte, alentando relaciones armoniosas entre las diversas comunidades religiosas de su país”.

En este punto subrayó la importancia del diálogo ecuménico con los ortodoxos, que son el grupo mayoritario en el país, así como la buena disposición de la Iglesia católica.




Juan Pablo II y el Patriarca Teoctist de Rumanía se abrazan muy cordialmente en la Plaza de San Pedro de Roma.



La Iglesia “ve en el diálogo ecuménico un camino privilegiado para volver a encontrar a sus hermanos en la fe y para construir con ellos el Reino de Dios, respetando la especificidad de cada uno”.

“El testimonio de la fraternidad entre católicos y ortodoxos, en un espíritu de caridad y de justicia, debe prevalecer sobre las dificultades y abrir los corazones a la reconciliación”, exhortó el Papa.

En este sentido, subrayó la importancia de la visita, hace ya unos diez años, del papa Juan Pablo II a Rumanía.

El diálogo ecuménico, concluyó el Papa, “no dejará de ser un fermento de unidad y de concordia no solo para su país sino también para Europa entera”.

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Benedicto XVI recibe al primer ministro de Rumanía
Sep 16, 2009


El papa Benedicto XVI ha recibido al primer ministro de Rumanía, Emil Boc. Durante el encuentro el primer ministro y Benedicto XVI han intercambiado regalos oficiales.



Benedicto XVI con Emil Boc, primer ministro de Rumanía, acompañado de su séquito.


El primer ministro y otros altos cargos del gobierno de Rumanía también se reunieron con el cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, para tratar algunos de los problemas que afectan a su país.

Emil Boc aprovechó la visita para invitar al Papa y al cardenal Bertone a visitar Rumanía.



Benedicto XVI recibe al primer ministro de Rumanía.


Benedicto XVI recibió en audiencia a Bogdan Tătaru-Cazaban, nuevo embajador de Rumanía ante la Santa Sede.






Al final de la Misa de Acción de Gracias por la canonización de san Josemaría Escrivá de Balaguer, el Papa Juan Pablo II recibió en audiencia pública al Patriarca ortodoxo Teoctist de Rumania.


El jefe de la Iglesia Ortodoxa de Rumania, el Patriarca Teoctist (07 feb 1915 -30 julio 2007), ayudó a comenzar a sanar el cisma entre las iglesias oriental y occidental del cristianismo -que existe desde hace más de mil años-, cuando invitó al Papa Juan Pablo II a Rumania en 1999.


Los devotos de san Josemaría Escrivá de Balaguer recuerdan el histórico encuentro entre Juan Pablo II y el Patriarca Teoctist de Rumanía en la Plaza de San Pedro, que se celebró al día siguiente de la canonización del Fundador del Opus Dei(07-10-2002).


VIZITA PAPA LA BUCURESTI.


Rumänien: Unitate.


Scurt istoric Papa Ioan Paul al -II lea.




César Vidal analiza la figura de Ceaucescu con Roberto Villa y el periodista Viktor Cheretsky.


Juicio y ejecución del dictador rumano Ceaucescu y su esposa.
En Rumanía, para aprender de todos


Seis profesionales jóvenes llegaron a Rumanía para comenzar la labor apostólica del Opus Dei, procedentes de España, México, Francia, Austria y Chile.

25 de octubre de 2010


Sofía, Maripi y Nathalie frente a una típica iglesia rumana.


Pero ¿por qué Rumania?, es la primera pregunta que nos hacen, cuenta la abogado chilena de Valdivia, Sofía Vio.

Les impresiona muchísimo que no vengamos a hacer negocios sino a “hacernos una rumana más”, agrega. Creo que esto lleva a las rumanas a tenernos un gran cariño y a creer que ellas también pueden hacer algo por su patria y por los demás, porque son muchos los que sólo esperan una oportunidad para dejar el país. A San Josemaría le hacía mucha ilusión el apostolado en los países de Europa del Este.

¿Qué sentiste cuando te propusieron ir a hacer el Opus Dei en Rumania?

Sobre todo sorpresa y una gran responsabilidad. En el Opus Dei he aprendido que hasta lo más pequeño en nuestra vida tiene una resonancia eterna, y que es precisamente allí donde nos espera el Señor. Utilizando palabras de San Josemaría, Dios nos espera “hasta en la mirada menos intensa”.

Yo soñaba con que el mensaje de Cristo llegara a más almas, y si, para que llegara a Rumania era necesario trasladarme allí, estaba dispuesta a hacerlo.

Al llegar a Bucarest, ¿con qué escenario se encontraron?

El pueblo rumano es muy acogedor. Es fácil entablar conversación con la gente en la calle, en el metro, o donde sea. Los rumanos hablan muchos idiomas, y si no encuentras una lengua en común, la buena voluntad lo suple todo.

En una ocasión tenía que llegar a un sitio que no conocía, me subí al metro y estando ya arriba me di cuenta de que no me servía; entonces le pregunté a una chica cómo llegar a tal lugar. Me explicó que tenía que hacer una combinación de metro, caminar… Intenté retenerlo todo. Para mi sorpresa, cuando bajé del vagón, me hablaron desde atrás: era la misma chica, que me dijo, “es que yo tengo una hermana que vive por allí, y pensé que te puedo acompañar y de paso ver a mi hermana”.


Disfrutando la naturaleza con las nuevas amigas.


Conseguir trabajo no ha sido tan difícil debido a la gran demanda de idiomas que existe, constata Sofía. Unas dan clases, otras trabajan en empresas. Su mayor anhelo es “hacerse rumanas”, como sugería San Josemaría a todos los que partían a otros países, pero están conscientes de que no es algo que se alcance de un día para otro.

Comenzando por el idioma, dice, que sin ser muy difícil tampoco es fácil; las costumbres, las maneras de actuar o hablar son diferentes, pero nuestras amigas nos han ido enseñando: por ejemplo, que nunca se compran o se regalan flores en número par. A menudo las invitamos a cocinar con nosotras, especialmente a Maia, que ha sido de gran ayuda para aprender a preparar la comida rumana.

Siendo Rumania un país mayoritariamente ortodoxo, ¿les dificulta esto el hacer amigas?

No. La mayoría de mis amigas son ortodoxas, pero casi no les pregunto la religión. Para ellas, ser rumanas es sinónimo de ser ortodoxas. Para mí, es muy importante que comprendan que no busco “su conversión” sino que vivan con coherencia su fe cristiana. Que sean mejores ortodoxas. Y luego, si Dios les da el don de la plenitud de la fe, que sepan responder en conciencia.


En un paseo por el bosque con sus amigas rumanas.


Muchos católicos rumanos son del rito oriental. ¿Ha sido esto un obstáculo?

En lo absoluto, en la medida en que se les explica y entienden que la Obra no tiene un rito determinado, sino que es universal, afirma Sofía. Por ahora, todo lo hacemos en rito latino, ya que tanto nosotras, como el sacerdoteque nos atiende, somos de rito latino; pero el mensaje de la Obra está por encima de un rito, es un mensaje de santificación en medio del mundo, en el trabajo profesional y en las circunstancias personales de cada uno. Así lo demuestran lugares como el Líbano, donde ya hay gente de la Obra de rito maronita.


Sofía y dos amigas en las calles de Bucarest.


En este sentido, me impresionó el comentario de una amiga greco-católica. Hablábamos sobre los íconos, que dentro del rito oriental significan mucho más que una imagen para un latino. Le conté que San Josemaría nos había enseñado a mirar las imágenes de la Virgen con las que nos encontráramos, con un mirar que es hablar. A lo que ella contestó diciendo que en realidad, después de haber leído los escritos de San Josemaría, se había dado cuenta de que su pensamiento era mucho más oriental de lo que nosotras mismas nos imaginábamos. “Así son los santos, me decía, transmiten a Cristo, por encima de los ritos.”

Yo me quedé asombrada de cómo San Josemaría nos va allanando el camino, y cómo hasta en estos pequeños detalles, ha sido fiel al espíritu universal que Dios le entregó.

Juan Pablo II se refirió a Rumania como “el jardín de la Virgen”. Sin embargo, las devociones marianas son diferentes a las nuestras.

Efectivamente son diferentes, y creo que podemos aprender muchísimo de ellos. Por ejemplo, la naturalidad con que la gente tiene imágenes de la Virgen en sus casas, en los lugares de trabajo, o en las tiendas.


El Papa Juan Pablo II en su visita a Rumanía.


Alguna vez suelo ir a rezar a una iglesia cercana a mi casa, y me conmueve ver el continuo fluir de personas, de todas las edades. A cualquier hora, hacen un alto en su camino, para entrar en la iglesia y besar las imágenes de nuestra Señora, se arrodillan a sus pies para pedir o agradecer, con una fe que se toca.

¿Qué recuerdo dejó Juan Pablo II con su visita a Rumanía?

Juan Pablo II dejó un surco muy grande en todos los rumanos. El año pasado, cuando se cumplieron 10 años de su visita, en todas las iglesias católicas se organizaron exposiciones fotográficas u otro tipo de actividades para conmemorarlo.


Quizá lo que más recuerden es el llamado a la unidad de la iglesia que brotó espontáneamente de los asistentes al finalizar un encuentro multitudinario con católicos y ortodoxos: de modo inesperado, todos comenzaron a gritar "¡unidad, unidad, unidad!". Espero que pronto sea no sólo un recuerdo sino también una realidad.