29 agosto 2011


EL MOTOR DE LA FE: UN SACERDOTE RUSO MONTA UNA IGLESIA DENTRO DE UN AUTOBÚS


Una misa disponible en todos los rincones de Rusia. Para llegar a las localidades que carecen de templos, un sacerdote ortodoxo ha montado una iglesia en un autobús. Y su popularidad no deja de aumentar.

Lo que parece un simple autobús es en realidad una iglesia. Solo que tiene cuatro ruedas y un motor de combustión interna. Andréi, su sacerdote, es también el conductor del vehículo, en el que viaja a pueblos donde no hay templos.

"Nos alegra mucho que vengan a visitarnos. Toda la población esperaba este autobús, se preparó y hasta guardó ayuno", dice un residente local.

En el interior tiene todo lo necesario para celebrar una misa: iconos, velas, incluso la cúpula que se instala sobre el techo antes de que comiencen las oraciones.

"Colocamos una cúpula con la imagen de la resurrección de Cristo", comenta el sacerdote Andréi Strebkov.

Esta iglesia móvil ha ganado rápidamente popularidad entre los residentes de la república rusa de Tatarstán. Su conductor y sacerdote es también el autor de la idea. Logró comprarle un autobús barato a una empresa de transporte local y se puso manos a la obra. Tardó un año entero en remodelar y reparar el vehículo para mejorar su estado y transformarlo.



daniilcenter.ru



"Es muy positivo ver un sacerdote trabajando. A veces dicen que los sacerdotes no trabajan. Pero en realidad no es así", afirma el padre Andréi.

Ahora el religioso afronta tareas de otro tipo. Debido a su creciente popularidad, recibe cada vez más peticiones desde varios rincones de la república para celebrar misas. Pero eso no es un problema para el sacerdote: al contrario, es un motivo de alegría. Ha dedicado su vida a divulgar la palabra de Dios y con su invento espera satisfacer las necesidades de todos los fieles en los lugares más remotos.







14 agosto 2011

Algunos testimonios de jóvenes procedentes de antiguos países de la Unión Soviética, en la Jornada Mundial de la Juventud JMJ Madrid 2011




“JMJ es la fiesta de la unión espiritual”


Zhenya Momsikov, 20 años, estudia tercero de Filosofía en la Universidad Estatal “Al-Farabi” de Almaty (Kazajstán). Nació en Kandyagás, al noroeste del país, en plena estepa. Le gusta leer y hacer “footing”. Fue bautizado ortodoxo y el año pasado fue recibido en la Iglesia Católica. Es su primera JMJ.

11 de agosto de 2011



Zhenya Momsikok es de Kazajstán, estudia Filosofía y participará en la JMJ Madrid 2011.


¿Por qué has venido?

Por el gran deseo que tengo de escuchar al Papa , conocer lo que lleva en su corazón y lo que quiere trasmitir y depositar en nuestros corazones.

¿Qué esperas de la JMJ?

Ganar en experiencia cultural y espiritual junto con gente joven como yo.

¿Qué es lo que más te impresiona de la JMJ y del Papa?

Lo que más me impresiona es lo que considero el fin que tiene la JMJ: la unión espiritual de cientos de miles jóvenes que desean escuchar las palabras del Papa. Y de Benedicto XVI me impresiona cómo transmite temas de mucha profundidad con palabras comprensibles para la gente joven. Por otro lado, conocer la historia de la JMJ ayuda a darse cuenta, aunque sea parcialmente, de la importancia de este acontecimiento global en la perspectiva histórica.

¿Qué retos tiene la juventud de tu país?

El reto es conocer la esencia del ser humano y su fundamento moral. En esta época de globalización, que también se siente en mi país, la juventud pierde las orientaciones existenciales de la vida.


“Puede ser que este acontecimiento cambie mi vida”

Rashi Abrey-Puentes tiene 18 años y estudia Arquitectura en Almaty (Kazajstán). Recibió el bautismo a los 15 años.

13 de agosto de 2011

¿Por qué has venido?

El motivo principal de mi asistencia es enriquecerme espiritualmente para procurar llegar a ser un cristiano consecuente y llegar a estar más cerca de Cristo. El encuentro con el Papa, sus palabras, sin duda van a fortalecer mi fe y puede ser que este acontecimiento cambie mi vida…


Rashi Abrey-Puentes.



¿Qué esperas de la JMJ?

Este viaje es para mí una ocasión fenomenal para tener una nueva visión de la Iglesia, y también conocer la cultura española, que siempre me ha atraído. Y por supuesto, para conocer a muchos jóvenes de todo el mundo. Es un momento para que gente de diferentes culturas se sientan unidos por la misma fe.

¿Qué es lo que más te impresiona de la JMJ y del Papa?

Lo que más me impresiona es que gente de distintos países y culturas puedan unirse y compartir sus experiencias e impresiones de una vida cristiana. Este es un encuentro con el Papa, nuestro Padre común. Estoy seguro de que las palabras del Papa van a encender en los corazones de los jóvenes las llamas del amor de Cristo y fortalecer nuestra fe.

¿Qué retos tiene la juventud de tu país?

Esto es una llamada para reconocerse como persona, buscar el propio lugar que ocupamos en la vida, buscar la armonía en la sociedad y desear ser una parte inseparable de los demás. Sin duda, la juventud de mi país tiene muchas dificultades: doctrinas engañosas, propaganda inmoral, etc. Precisamente este acontecimiento de la JMJ abre los ojos a la juventud y ayuda en el camino para llegar a ser una persona fundada en principios morales.




“La posibilidad de ver al Santo Padre es una experiencia en sí misma”

Jan Kubek tiene 20 años y procede de la República Checa. Estudia Gestión de Seguridad en la Academia de Policía. Aunque fue bautizado en su infancia, comenta que “soy católico practicante desde hace sólo seis meses. Estoy muy agradecido por este cambio, después de estudiar un poco la fe, el Nuevo Testamento y recibir cursos de formación cristiana en un centro del Opus Dei”.

10 de agosto de 2011



Jan Kubek llegará a la JMJ Madrid 2011 desde Praga.



¿Por qué vienes a la Jornada Mundial de la Juventud?

Porque será una experiencia excelente de las que suceden una vez en la vida. Me apunté en cuanto me lo propusieron.

¿Qué esperas de estas Jornadas?

La posibilidad de ver al Santo Padre es una experiencia en sí misma, y coincidir con tanta gente desconocida pero tan cercana será una fuerte motivación, que seguro nos impulsará a mí y a todos espiritualmente.

¿Cuáles son los fines por los que se mueve la juventud de tu país?

Yo creo que hay bastante incertidumbre entre la mayoría de los no creyentes, o por lo menos entre la gente que no practica, por lo que su objetivo es, aunque se excusen, tener sobre todo mucho dinero y así ser feliz. Pero creo que en el fondo todos reconocen que el dinero no da la felicidad real.




“Quiero ver al Papa, oírle y leerle”


Desde Eslovaquia y en ruta hacia Madrid, Vinco y Ján, estudiantes de la residencia Dowina en Bratislava, nos cuentan por qué asistirán a la JMJ.

10 de agosto de 2011

Vincent Holubiczky.



Vincent Holubiczky tiene 22 años, viene de Eslovaquia, en cuya capital acaba de terminar Tecnología de la Información. Vinco, como le llaman sus amigos, vivirá su primera JMJ y piensa que se trata del primer gran evento al que asiste: “tengo muchas ganas de llegar a Madrid”.

Desde enero de 2010 está preparando su participación, tras aceptar inmediatamente la propuesta de un amigo. “No viajo mucho, pero es una gran oportunidad para conocer al Papa, hacer nuevos amigos y compartir la fe con cientos de miles de jóvenes de tantos países, con gente que intenta vivir unos valores. Y todo en un país donde, me consta, habrá mejor temperatura que en Eslovaquia”.

Dice también que “la JMJ será como cuando Jesús enseñaba a las multitudes, de hecho el Papa es su representante y nos invitará de parte de Jesús a llevar una vida cristiana más radical, ayudándonos a superar ídolos que a veces nos creamos, a ser coherentes y fuertes, a saber que vale la pena luchar, aunque no sea fácil”.



Ján Povala.



Ján Povala, nacido hace 18 años en Podbiel (Orava) y estudiante de Computación, es otro de los eslovacos que vienen con Luis Blázquez, director de la residencia universitaria Dowina, en Bratislava. Tampoco dudó cuando le invitaron: “tengo unos buenos amigos con los que disfruto mucho, así que me puse en marcha de inmediato, para prepararme a fondo”.

Ján está seguro de que la JMJ superará todas sus expectativas y le ilusiona conocer al Papa, “tan distinto emocionalmente al beato Juan Pablo II. Mi padre comenta a veces que Benedicto XVI es un Papa para escuchar, mientras que su predecesor era un Papa para ver. Sea lo que sea, quiero verle, oírle y leerle, aprovechar su sabiduría y su grandeza, tan útiles para toda la sociedad”.

Cuando faltan pocas horas, Ján piensa que está preparado para su primera JMJ y que es el momento oportuno para recomenzar en su vida cristiana: “pienso que mi vida interior irá mejor, porque la JMJ nos reclamará coherencia con la fe, para ser fieles y no abandonar a Cristo ni el compromiso de servir a los demás”.

Ciento cincuenta jóvenes rusos en la JMJ Madrid 2011, se preparan en la Archidiócesis de Zaragoza
El Episcopado Ruso cifra en 2.140 los jóvenes que se apuntaron a las jornadas, informa Ria Novosti




Una delegación de más de 2.000 peregrinos rusos acude a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Foto de AP



Llegaron a Madrid el pasado miércoles 10 y ultiman ahora su preparación en la archidiócesis de Zaragoza. Proceden de diversas localidades rusas, en cuyas comunidades parroquiales viven su fe católica. El Episcopado Ruso cifra en 2.140 los jóvenes que se apuntaron a las jornadas, informa Ria Novosti. Al poco de aterrizar, dos de los estudiantes destacaron su emoción por participar en la JMJ. María Isaenko afirma que “junto al Papa, espero descubrir mi vocación, lo que Dios quiere para mi vida”. Por su parte, Mark Baginskiy asegura que “la JMJ me ayudará a estar más cerca de Dios”.

13 de agosto de 2011


Peregrinos rusos en el Santuario de Torreciudad (Huesca).


Maria Isaenko: ver al Papa es una de las grandes ilusiones de mi vida

Maria tiene 23 años, vive en Kemerovo, una ciudad de Siberia, con su madre, y acaba de licenciarse en Historia. En septiembre comenzará su especialidad en Historia de España.

Su amor por lo español comenzó en su adolescencia, después de ver la película “Juana la loca”. “Cuando oí por primera vez ese español doblado me pareció una lengua maravillosa, muy musical”.

María dice también que “me interesó la historia de España a través de esta princesa enamorada de su marido hasta la locura. Empecé a estudiar español y cuando tuve que elegir mi carrera me incliné por la Historia para especializarme en historia de España, a pesar de que mi madre es Ingeniero y siempre ha trabajado como profesora de Universidad y en cosas muy técnicas”.



María Isaenko.


María tiene mucho afecto al Papa. “No importa quien sea, antes estaba muy pendiente de lo que decía Juan Pablo II y ahora de lo que dice el Papa Benedicto. Para un católico el Papa es el Vicario de Cristo, y encontrarme con el Papa, verle y escucharle en directo era una de las grandes ilusiones de mi vida. Creo que es una gran experiencia también de estar con otros jóvenes de todas las partes del mundo”.

María se ha preparado muy bien en los meses anteriores, han tenido jornadas de juventud en su parroquia y ha organizado tertulias con sus amigas para hablar de temas religiosos, de historia de la iglesia, de que hay que tener fe y esperanza ante las contrariedades, de que la vida no es solo dinero o trabajo, y de que nuestra vida será mejor si caminamos con Dios.

Para María además se trata de un viaje vocacional: “Yo siento desde hace tiempo que Dios me pide mayor cercanía, mayor entrega, pero por otra parte yo tengo puestas muchas ilusiones en mi carrera profesional. En la JMJ, junto al Papa, espero descubrir mi vocación, lo que Dios quiere para mi vida.

Mark Baginskiy: la belleza del catolicismo

Mark Baginskiy, tiene 21 años, estudia tercero de Ingeniería Electrónica y viene de Tumenskayaoblast, una ciudad a dos horas en tren de Moscú. Mark es hijo único y su familia es católica. En su parroquia organizaron un curso de 10 jornadas de preparación para la JMJ a los que se apuntó con la ilusión de venir a Madrid.



Mark Baginskiy.



“Durante esas jornadas, nos dice, me di cuenta de que tenía que mejorar mi vida religiosa, y pensé sobre la belleza del catolicismo, donde todo lo que se hace, se pide, se estimula, es bueno no sólo para los cristianos sino para toda la sociedad”.

“Tengo una gran ilusión por el Papa, creo que para cualquier católico poder estar con el Papa es un sueño pero además espero en esta JMJ, comenta Mark con gran seguridad, mejorar mi vida religiosa y arraigarme más en Cristo como dice el lema. Espero que mi vida cambiará hacia el bien, hacia ser mejor persona y estar más cerca de Dios”.

Un empeño de la Conferencia episcopal rusa

Los obispos de la Conferencia episcopal rusa han animado y promovido esta peregrinación, con la organización principal del obispo monseñor Clemens Pickel. Le han ayudado cinco sacerdotes que vienen con los jóvenes: Tomash Tzhebunya, Vladimir Siek, Dmitri Novoseletsky, Yaroslav Mitzhak y Fernando Vera, sacerdote mexicano del Opus Dei, y que es vicario de la parroquia de San Pedro y san Pablo de la capital rusa.

De entrada cuesta un poco imaginar presencia rusa, país de clara tradición ortodoxa y reciente pasado socialista, en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), encuentro trienal por excelencia de la juventud católica mundial. No es fácil encontrarlos, no son mayoría en la multitud, pero sí, también hay rusos.

“Esta es la primera vez que vamos a ver al papa. De hecho, es nuestro primer viaje al extranjero. Venimos como parte de la expedición de la familia franciscana” , explica Oleg, moscovita de 22 años, al que encontramos en una céntrica terraza madrileña junto a otros peregrinos rusos.

“El viaje nos lo pagamos enteramente nosotros. El billete de avión nos cuesta unos 500 euros, aunque también hay otros que han venido hasta Madrid en coche”, afirma Oleg. “Hemos venido un gran grupo de Rusia, y no solamente de Moscú. También han acudido jóvenes de países como Kazajstán, Georgia, Bielorrusia o Ucrania”, cuenta Anastasia, de 20 años, también moscovita. El Episcopado Ruso cifra en 2.140 los jóvenes se apuntaron a las jornadas, informa Ria Novosti. La organización de toda la delegación ha sido liderada por el obispo Clemens Pickel, de la diócesis de Saratov, al Sur del país, y coordinada por un amplio grupo de sacerdotes y religiosos de toda la geografía rusa. Para la delegación rusa, además de para los 300 peregrinos de países de la antigua URSS, se ofician misas en ruso todas las tardes entre los días 16 y 21 de agosto en la iglesia de San Vicente de Paúl, situada en el extrarradio de la capital.



Jóvenes de la delegación rusa. Foto de Víctor Colmenarejo.



Madrid suele ser una ciudad fantasma en agosto, con casi todos sus habitantes de viaje de vacaciones. Sin embargo, no cabe un alfiler en la capital española durante la semana de la JMJ. Las calles son un bullicio y los vagones de Metro van llenos, ante la mirada ojoplática de los madrileños. “A parte del calor (el termómetro marca 40º), Madrid parece una ciudad acogedora, interesante. La gente es amable, tratan de ayudarte, siempre con una sonrisa”, opina Nikita, que también ha acudido a Madrid con la expedición franciscana.

El evento tiene también reflejo en redes sociales. La página de Facebook de la JMJ en ruso, actualizada a diario por voluntarios, tiene ya 700 seguidores. En ella, se traducen las noticias que llegan de España para informar a los que se quedaron en tierra. Andrey Tarassov, su community manager, cuenta que las noticias más visitadas son las de información básica sobre visado y cuestiones administrativas.

En la actualidad, la Constitución define Rusia como un país laico que garantiza la libertad de culto. Ante la ausencia de partida de bautismo, los datos sobre el número de creyentes de cada religión se elaboran a partir de encuestas. El Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias sitúa en un 69,4 el porcentaje de ortodoxos y en 14,7 el de musulmanes. Los católicos, por su parte, representan sólo el 0,5% de la población, con alrededor de 700.000 creyentes, de los cuales una parte notable son extranjeros o inmigrantes de segunda generación. “Mis padres no son católicos. Cuando comento entre mis amigos que soy católica, me dicen: ‘Wow!’ ¿acaso eres de Polonia?”, confiesa Irina, moscovita de 24 años, rusa de pura cepa. “Mis padres tampoco son católicos, pero mi abuela lo era y uno de mis tíos es sacerdote”, añade Oleg.

En los días previos a los eventos centrales del fin de semana, algunos peregrinos de la delegación rusa optan por dispersarse por la geografía española. Por ejemplo, un grupo de unos 20 se aloja en la escuela de la minúscula localidad gallega de Cervo, donde fueron recibidos por el alcalde, informa La Voz de Galicia. Mientras que la parroquia de Nª Señora de Lledó, en Castellón de la Plana, ciudad al Norte de Valencia, se jacta en su web de haber celebrado el martes la primera misa en lengua rusa de su historia, en honor a sus 46 jóvenes invitados.


Fernando Vera con algunos jóvenes de la delegación rusa.


Fernando Vera comenta que se trata de jóvenes de todas las diócesis de Rusia y que vienen con una ilusión enorme por estar con el Papa, con “un gran espíritu religioso que les ha llevado a prepararse muy bien y mucho sacrifico, porque les ha costado gran esfuerzo poder estar aquí estos días”.

El mexicano Fernando Vera es delegado de la Conferencia Episcopal en Rusia, sacerdote del Opus Dei y vicario en la iglesia de San Pablo y San Pedro en Moscú, donde vive desde hace cuatro años: “Pocos países han pasado por tanto como Rusia en apenas un siglo: del zarismo al comunismo. Eso le ha convertido en un pueblo abierto a las ideologías, incluidas las religiosas. Y es así como perciben el catolicismo, sin discriminación”.

Un punto clave para la Iglesia Católica en Rusia es su relación con su homóloga Ortodoxa, que no siempre fue tan cordial como en el presente. Fernando se muestra optimista: “Se han dejado atrás los errores del pasado y ahora estamos más unidos. La Iglesia Ortodoxa nos ve ahora más cerca y nosotros a ella también”.

En abril de 1991, el Papa Juan Pablo II firmó un documento por el que se restablecía oficialmente la estructura de la Iglesia Católica en Rusia, tras la caída de la URSS. Sin embargo, el desarrollo del catolicismo en Rusia es lento. La capital, Moscú, cuenta con sólo 3 iglesias católicas para sus más de 10 millones de habitantes. Por comparar, en Madrid hay más de 500 para un tercio de población... “Casi preferimos que haya menos iglesias, así no están medio vacías, como sucede en algunas iglesias ortodoxas, de las que sí hay muchas”, opina Oleg, que confiesa acudir a misa sólo una vez al mes.

Una de las principales barreras que encuentra el crecimiento de la Iglesia Católica en Rusia es la ausencia de sacerdotes, siendo extranjeros en casi un 90%. “Muchos sacerdotes son polacos, y bastante tradicionales. En la Europa Occidental la Iglesia es más abierta y liberal. Creo que los jóvenes rusos nos sentimos más cercanos a esta manera de entender el catolicismo”, explica Anastasia.

Un asunto no menor, pues si hay algo que todas las partes coinciden en apuntar, es que el futuro y expansión del catolicismo en un país donde cuenta con tan poca tradición como Rusia pasa necesariamente por el interés de los jóvenes. Fernando lo resume así: “La Iglesia Católica en Rusia es una familia pequeña y joven, que todavía se alegra cuando crece con el entusiasmo de los comienzos”.

Este artículo es una composición de otros dos:
¿Hay rusos en la JMJ? y Ciento cincuenta jóvenes rusos en la JMJ



JMJ Madrid 2011 Más de 7.000 jóvenes en el Santuario de Torreciudad Huesca España