18 agosto 2012

Campo de trabajo en Pushkin (San Petersburgo, Rusia)


el 15.08.12 (25 Lecturas)


Campo de trabajo en el que han estado 40 alumnos de 1º de Bachillerato del Colegio Retamar de Madrid en Pushkin (San Petersburgo, Rusia).

el 12.07.12 (251 Lecturas)
Día 0 (Domingo 8 de julio de 2012): Madrugón
Padres, madres y algún otro hermano nos acompañaron al aeropuerto a las 5:30 a.m. de la mañana para coger un vuelo que no sale hasta las 8:00. El entusiasmo no permitía que el cansancio se reflejase en la cara de nadie. Embarcamos sin problemas en un avión de Lufthansa a las 7:45, el vuelo salió a las 8:00 (como se nota que la aerolínea es alemana). Dos horas después nos encontramos en el aeropuerto de Múnich, donde cogimos otro vuelo dirección San Petersburgo una hora después. Llegamos a San Petersburgo alrededor de las 15:00 , tras una interminable aduana nos encontramos con una calurosa bienvenida que nos brindaron don Alberto Barrera, Iñigo Goenaga, Jose Perez Prat, Alvaro Ortiz Echague y Javier Barrientos que, en un arranque de generosidad habían ido a Kolpino (la ciudad en la que estamos viviendo) cuatro días antes para limpiar y organizar los pisos.

Hemos llegado todos bien. La primera tarde la dedicamos a instalarnos en nuestros dos pisos: el "campamento base", en el que vivimos 29, y el "piso patera", que ocupan los restantes. Sobre todo buen humor y ganas de trabajar. Y todo ello facilitado por la estupenda cena que preparó Javier antes de que llegaran todos.

La distribución de los pisos es la siguiente: once alumnos con don Eduardo Diaz en el piso patera: digamos que nos falta espacio. El resto de estudiantes junto con don Alberto Barrera y don Luis Fragio en el piso capitán.

Tras un asentamiento corto pero dinámico (como podéis imaginar había poco que hacer, apenas buscar un sitio donde encajar la maleta y el saco de dormir). Y es ahora donde llegamos al primer punto crítico del campo de trabajo (obviamos el pequeño olvido de Diego en el aeropuerto): la primera cena. Javier Barrientos e Iñigo Goenaga consiguieron llenar nuestros vacíos estómagos con una elaborada ensalada de pasta y unos batidos caseros tutti-fruti. Como mencionaba antes, la euforia inicial consiguió eliminar el cansancio ya que, tras la cena, pasaron horas de mus, de McDonald, o de, simplemente, unas risas antes de que consiguiéramos conciliar el sueño.

Escribimos desde un teclado ruso. Por eso no hay tildes en todas las palabras que la necesitarian (esperamos que nuestros profes de lengua sepan comprenderlo).
Hoy lunes hemos empezado a trabajar. Nos levantamos a las 6:30. A las 7:15, el desayuno. Y a las 8 en punto, vestidos de obreros -esto llama mucho la atencion de los rusos-, ocupamos el bus que nos lleva de Kolpino a Pushkin.

Hemos comenzado el derribo de los muros que impiden que la cripta de la Iglesia pueda ser usada como tal. De momento, mas fuerza que habilidad. Pero poco a poco Mikhail -el arquitecto que dirige las obras- nos va ensegnando el modo de golpear el ladrillo donde se debe...
Iremos contando detalles y enviando fotos.


Día 1: primer dia de trabajo
Los ermitaños del piso patera nos levantamos a las 6:30 ya que nos esperaba una larga caminata hasta el piso capitán. Supongo que los integrantes del otro piso se levantarían alrededor de la misma hora puesto que dos duchas para treinta personas hacen que la higiene general tarde mucho en lograrse. Tras un breve desayuno basado en cereales de chocolate y pan con nocilla, nos dispusimos de nuevo con un entusiasmo arrollador a ir a la iglesia de San Juan Bautista en Pushkin, donde nos separamos en varios grupos de entre 10 y 20 para hacer diferentes tareas. Un grupo de veinte fuimos al refugio antiaéreo en la cripta del templo a derribar los muros que los soviéticos construyeron en la Segunda Guerra Mundial.

Nada más ver los mazos, las picas y los picos, nos abalanzamos, en nuestro infantil entusiasmo, a derribar los muros. Tras varios golpes con la maza tanto los muros como el entusiasmo caían (desgraciadamente el entusiasmo caía más rápido que el muro). Aun así, nuestro orgullo adolescente consiguió que continuásemos mazazo tras mazazo durante varias horas. Sin lugar a dudas, el grupo de Iñigo Goenaga, Jose Mollinedo, Ignacio Vazquez, Carlos Mayor e Iñigo Churruca, gano la carrera en el derrumbe este primer dia. La primera viga del techo se la llevaron Jorge Ferre, Rodrigo Garcia Escorial, Alvaro Iglesias y Juan Crespi. Una vez derrotada la viga no fue al vertedero ya que este grupo innovó una nueva técnica de derrumbe pionera en Pushkin que denominamos simplemente: el ariete. Seis chavales balancearon la viga caída al son del AUH! de Juan Crespi. Hicieron que temblasen los cimientos de la iglesia.

El resto de estudiantes, entre los que se encuentran Adolfo Lobejón, Pedro Pampillón, Juan Chart, Javier Lopez Jurado, Carlos Tamames, Juan Cabrera e Ignacio Iber, liderados por Eduardo Diaz arrancaron unas pocas tapias de madera apenas ancladas a la pared (como habréis deducido, nosotros, los muchachos del bunker, trabajamos el doble que estos últimos).
Y así entre picos, palas y demás, transcurrió este primer día de trabajo. Día en el que además pudimos asistir a una misa de don Juan Carlos en la que descubrimos que sus “pequeñas homilías” no tienen nada de pequeñas.

Los recién nombrados chefs del campo de trabajo (Javier Barrientos, Jose Mollinedo e Iñigo Goenaga) nos hicieron unos bocatas de chapata con tomate natural, mostaza y lonchas de pollo que nos supieron a gloria.

Apenas tuvimos heridos: el dedo aplastado de Carlos Mayor, y arañazos, moratones y ampollas múltiples en el resto.

Volvimos al piso como venimos: en trasporte público; en un autobús que parecía sacado de la posguerra. Una vez en el piso unos optaron por darse una buena ducha y otros, que pensaron que no habían hecho ejercicio suficiente, se fueron a jugar al futbol.

Cenamos una exquisita lasaña cocinada por nuestros chefs que podría competir con las vuestras, queridas madres.

Día 2: primeros percances
7:00. Nos levantamos con apenas seis horas de sueño. Desayunamos y cogemos una vez más nuestro renqueante bus de chatarra.

Como no nos olvidamos que este campo de trabajo tiene como fin principal forjar hombres con cimientos sólidos, recibimos unas breves (esta vez verdaderamente breves) charlas formativas que impartieron nuestros excelentes oradores don Alberto Barrera, don Luis Fragio y don Eduardo Diaz. Y otro día más a continuar con el trabajo. Una vez en las minas (como Joaquin Buxens ha bautizado al bunker) nuestras manos entumecidas, muñecas hinchadas y rodillas doloridas hicieron que mirásemos con odio las mazas y los muros. Pero aun así nos sobrepusimos al dolor y al cansancio y continuamos dale que dale a la pared. A pesar de nuestra fuerza de voluntad la desesperanza a asomar en las expresiones de la gente, sobre todo en el grupo de Juan Gonzalez, Carlos Irisarri, Pablo Herrero, Emilio Leal, Eduardo Rodrigo y yo. Ya que uno de los férreos portones del refugio antiaéreo se resistía (y aun se resiste) a caer, estamos empezando a pensar que los comunistas nos tuvieron en cuenta a la hora de hacer el edificio.

Pero llegaron refuerzos, sangre fresca que consiguió reavivar el entusiasmo: un nuevo grupo de Navarra (que, aunque trabajadores, no nos superan) y nuestros extraviados Ignacio Echavarri y Diego Caruana.

Como dice el título de la entrada, este dia estuvo marcado por el primer percance importante: nuestro electricista improvisado Rodrigo Garcia Escorial y su ayudante Eduardo Rodrigo nos dejaron sin luz en las minas. No sabemos cómo lo hicieron, según declaran los testigos simplemente salto un chispazo azul y las minas se quedaron en tinieblas. Gracias a Dios contábamos con nuestro ruso-italiano manitas Mijail que nos devolvió la lumbre en menos de lo que canta un gallo.

Comimos bocatas de jamón y queso y frutas variadas (padres no os preocupéis que gracias a nuestros chefs llevamos una dieta sana y equilibrada).

Tras una dura jornada de trabajo volvíamos a un bus que, tras duras negociaciones, don Alberto Barrera y una encantadora feligresa de la parroquia contrataron para nosotros solos. Fue una vuelta muy distinta a la de ayer, todo el autobús estaba sumido en un profundo sueño del que nadie quería despertarse.

Esta vez pocos se animaron a jugar al futbol. Cenamos un gazpacho que nos trajo un agradable recuerdo de España y pollo rebozado con patatas fritas.


Tercer dia en Kolpino
Recuerdo que no podemos escribir con tildes en teclado ruso. Los trabajos del sotano avanzan a muy buen paso. Ya han caido varios muros. El equipo de Inigos (Goenaga y Churruca) parece destacarse en la labor destructiva. Le siguen muy de cerca los "chicos de Tamames", el equipo con el que Carlos Tamames ha dejado diafano todo un lateral de la cripta (unos 150 metros cuadrados).

Y asi todos los demas. Hay que mencionar a Carlos Irisarri, Fernando Alvarez de Toledo y Juan Gonzalez: llevan tres dias enfrentados a una doble puerta de acero de 60 cm de espesor. Parece que hoy conseguiran desmontarla.

Por la tarde, cuando terminamos de trabajar estamos jugando al futbol con los rusos del barrio. Ya tenemos algunos amigos. Con los vecinos tenemos menos suerte: se han quejado de que hacemos mucho ruido... por las mananas. Por la noche no hay casi ruido: caemos dormidos casi antes de que la cabeza toque la almohada. El ritmo es muy intenso.

Javier Barrientos y Jose Mollinedo siguen preparando unas cenas memorables. Ayer hubo gazpacho y va a tener que repetirlo hoy. Y todo bajo la atenta vigilancia de nuestro administrador, Alvaro Ortiz Echague, que cuida de nuestros rublos...


Cuarto día de trabajo y el ritmo va ”in crescendo”. En las minas se sucedieron épicos derribos durante toda la jornada: Jorge Ferre y su equipo despejaron la entrada a las minas; el grupo de Ignacio Díez de Rivera se abrió paso entre un muro de ladrillos de medio metro de grosor; y entre todos tiramos una de las “macro-vigas” que sujetan el techo del refugio antiaéreo.

Para esta última odisea fue imprescindible la ayuda de nuestros técnicos de la radial, Carlos Benavente y Alvaro Gracia, que llevan ya cuatro días trabajando con sus máquinas limpiando las minas de tuberías, radiadores, vigas y otros metales.

Como ya llevamos casi una semana derribando paredes, se ha creado un nuevo grupo de trabajo, surgido en las minas por la necesidad de sacar los miles de ladrillos (literalmente) y las toneladas de escombros que obstaculizaban el trabajo; esta heroica tarea la realizan con teson Santiago Nazar, Emilio Leal, Javier López Jurado y Diego Martínez. Juntos forman el grupo de las termitas.

Este día lo marcó la llegada de los temidos camiones. Temidos porque hay que cargarlos, y cada uno es de cinco toneladas. Sucedió sobre las cuatro de la tarde: dos camiones azules llegaron cargando sendos contenedores. Durante más de dos horas todo el personal operativo se dispuso a cargar los ladrillos, las maderas y los sacos de escombros que las termitas llevaban sacando durante más de cuatro días. Tras esta extenuante tarea, regresamos a casa.

Sin embargo, Adolfo Lobejón, Joaquín Buxens y Javier Barrientos se quedaron en el templo hasta las nueve de la noche para terminar de pintar y preparar la Capilla del Icono de la Virgen de Fátima para la celebración del viernes, 13 de julio, aniversario del día en que la Virgen habló de Rusia a los videntes de Fátima.


Seguimos trabajando muy duramente en Pushkin. La cripta de la Iglesia esta ya totalmente diafana. Esto ha producido mas de 50 toneladas de escombros y ladrillos. El resultado es precioso. Todos los trabajos avanzan muy rapido bajo la direccion de nuestro jefe de obra, Carlos Tamames.

Cada manana, despues de la Santa Misa, Carlos distribuye las tareas del dia y trabajamos de 10 a 14. La mayor parte de nosotros en la cripta (antes bunker). Derribando los pocos muros que quedan y, sobre todo, sacando al exterior todos los escombros y ladrillos.

Otro grupo, con Ignacio Iber y Pedro Pampillon como jefes, esta impermeabilizando la cubierta con tela asfaltica. Antes han tenido que montar una estructura de madera sobre las bovedas de la iglesia.

Ignacio Vazquez, Inigo Churruca y Jose Maria Iniesta han terminado hoy de cavar un hoyo de tres metros de profundidad y un metro de ancho para hacer una cata del terreno con vistas al futuro saneamiento de la cripta.

Jose Maria Perez Prat casi ha terminado de pintar la capilla del icono de Fatima. Y Alvaro Ortiz Echague, con Johny Chart y Jose Mollinedo, estan preparando y pintando la nueva capilla del Santisimo, a la que se trasladara el sagrario y el retablo en estos dias.

Todo el mundo esta trabajando muy duro y se nota el cansancio. Hoy hemos abierto otro frente: Carlos Irisarri ha montado un equipo para reformar la sacristia de la iglesia, muy deteriorada por los hielos invernales.

Y Javier Barrientos sigue preparando unas comidas y cenas excepcionales, con la ayuda de muchos cada dia.

El fin de semana lo vamos a dedicar a visitar San Petersburgo y Peterhof. A ver si esos dias de descanso nos permiten afrontar bien la ultima semana y cumplir con todos los objetivos.


Este pasado lunes nuestro arquitecto italo-ruso, Mikhail, nos trajo un armatoste de metal amarillo que tuvimos que introducir dentro del templo para poder lijar y pintar las bovedas y los techos. Fue toda una aventura.

Una vez dentro, Rodrigo Garcia Escorial y Fernando Alvarez de Toledo subieron a lo mas alto de la iglesia (23 metros) a lijar y aislar unas goteras; cuando ya dominaban al armatoste amarillo y ejercian su poder sobre el con una soltura asombrosa, tomaron el relevo Alvaro Ortiz Echague y Jose Mollinedo, pues debian pintar el techo de la futura Capilla del Santisimo.
Para conseguir que nuestro trabajo perdure a lo largo de las eras, Pedro Pampillon e Ignacio Iber, en colaboracion con Saba (uno de los jovenes rusos que nos ayudan con el trabajo) han estado tapiando y aislando la buhardilla.
En las minas el avance de los ultimos dias ha sido brutal y ya comienza a materializarse el sueño de don Luis Fragio.

Ayer interrumpimos el trabajo para tener la charla que recibimos cada tres dias. Y tambien paramos por la tarde para despedir al grupo de Pamplona que ha pasado unos dias con nosotros. Con ese motivo tuvimos una barbacoa al estilo ruso, gracias a la direccion de Uliana y Katia. Nos encanto.

No hemos contado nada de nuestros partidos diarios de futbol con los rusos del barrio. De momento, ganamos 5-1 en numero de victorias: se nota que somos campeones de Europa y del mundo...
Todos miramos con ilusion la llegada del ultimo sabado en Rusia, dia de visita a San Petersburgo y, por tanto, de descanso.

En este enlace puede verse una extensa galería fotográfica de este campo de trabajo. 

Ver: EL ICONO DE LA MADRE DE DIOS DE FATIMA Misterio de la Luz que es Dios

  Editorial Piedra Blanca

  Parroquia de san Juan Bautista en Pushkin (San Petersburgo, Rusia)