23 septiembre 2010

Viaje ecuménico de las reliquias de ocho santos por el río Volga





Barco capilla “Padre Werenfried”.



Moscú (Federación Rusa), 23 Set. 10 (AICA)

Un barco-capilla llevando a bordo las reliquias de santos y mártires del primer milenio de la Iglesia, antes de la división introducida en la Iglesia por el Cisma de Oriente, realizó un histórico viaje ecuménico de más de tres mil kilómetros, desde la desembocadura del río Volga hasta Moscú.



El monje premonstratense Werenfried van Straaten.



La embarcación se llama “Padre Werenfried”, nombre del fundador de la asociación caritativa internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el monje premonstratense Werenfried van Straaten.



santa Ana.



El fundador de AIN fue el promotor de la iniciativa de transformar los barcos en capillas para permitir celebrar en los lugares donde no había iglesia.




Las reliquias, que fueron un regalo de la Iglesia católica a la Iglesia ortodoxa rusa, pertenecen a santos importantes para las dos Iglesias: san Juan Bautista, santa Ana, el apóstol san Bartolomé, los mártires san Esteban y san Lorenzo, san Jorge, san Juan Crisóstomo y san Cirilo, misionero que evangelizó a los pueblos eslavos.



san Lorenzo.



AIS informó que el Patriarca de Moscú y toda Rusia, Kiril, dio su bendición al viaje.

Antes de zarpar, se celebró una divina liturgia en el puerto de Kirovskij, Volgogrado, presidida por el Metropolita Germán, de Volgogrado y Kamishin. También participó el primer secretario de la representación de la Santa Sede en la Federación Rusa, monseñor Visvaldas Kulbokas, quien entregó las reliquias.


El apóstol san Bartolomé.



Por su parte, el nuncio apostólico en la Federación Rusa, monseñor Antonio Mennini, envió una carta en la que expresa su esperanza de que los que viven en regiones difíciles, como las afectadas por la sequía y los recientes incendios de este verano, encuentren apoyo y consuelo en esta visita.



san Esteban.



Durante el recorrido, se detuvo en varias ciudades, como Saratov, Kazan y Novgorod, y en muchos centros más pequeños, para permitir al máximo número de personas venerar las reliquias.



san Jorge.



A bordo siempre hubo un sacerdote ortodoxo para celebrar la divina liturgia en la capilla de la embarcación, dedicada a san Vladimiro, príncipe de la Rus de Kiev, actual Ucrania, que bautizó y dio el nombre a Rusia.



san Juan Crisóstomo.



Luego de recorrer diversos pueblos, el barco llegó a Moscú para pasar el invierno.



san Cirilo, misionero que evangelizó a los pueblos eslavos.



Peter Humeniuk, jefe de la sección rusa de Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS), dijo a un medio local que el viaje de este barco es "un catalizador del diálogo entre la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica", y cree que el recorrido tuvo un profundo impacto simbólico. “Desde los primeros días del cristianismo, la Iglesia ha sido vista como una nave, un ‘áncora de salvación’”, explicó.



san Juan Bautista.




“Las reliquias de aquellos santos de la época en la que la Iglesia todavía era indivisa serán un potente recordatorio de esos tiempos en los que se creó esta imagen de la Iglesia y los cristianos todavía estaban unidos”, añadió.

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