24 noviembre 2010

El primer icono de San Josemaría



Desde Rusia nos envían una fotografía espléndida del primer icono de San Josemaría Escrivá. Un icono, en la tradición oriental, es mucho más que una imagen.






El primer icono de San Josemaría Escrivá lo ha pintado ―escrito, se dice por aquí―
Alexander Sokolov*, un iconógrafo ortodoxo muy famoso.

Como en todo icono, el fondo dorado representa la eternidad. San Josemaría une, en su cabeza y corazón, el Cielo y la Tierra.

La leyenda dice: “A todos llama Dios a la santidad. Cualquier tarea honrada puede ser instrumento de santificación propia y ajena”. Nunca nadie había dicho algo así en estas tierras.

Escribir el icono ha costado más de dos años de trabajo. Una versión anterior, luego en parte modificada, presidió la Misa del 26 de junio del año pasado en la Catedral de Moscú. El arzobispo Paolo Pezzi la bendijo y la expuso a la veneración del pueblo. El icono ahora se encuentra en uno de los centros del Opus Dei en Moscú.

La gente que lo contempla se queda boquiabierta. San Josemaría está muy bien (al límite entre lo iconográfico y lo realista, casi pasándose de realista) y la Virgen es, sencillamente, antológica.




Icono de la Virgen Eucarística o Madre del Cáliz inagotable de Dios, que se encuentra en el Monasterio de Vysotsky en Serpukhov.


Este icono se ha vuelto muy popular entre los rusos, no sólo porque se están recuperando muchos alcohólicos de su obsesión por el alcohol, sino también porque es una fuente de conversiones de cuerpos y almas.


*Alexander Sokolov es un iconógrafo contemporáneos eminente. Nacido en 1959 en Moscú, comenzó a escribir iconos cuando la iconografía estaba prohibida en los años soviéticos.

Hoy en día, sus obras se encuentran en varias catedrales de todo el mundo, y en muchas iglesias de Rusia, Japón, EE.UU., Polonia, Alemania, etc. Autor de un icono de la Virgen Eucarística, con el Niño representado como dentro de un cáliz, que tiene fama de milagroso. Es también autor del icono de San Rafael, que sirve como portada de la última y más difundida edición de “Camino” en ruso.




La creación de un icono fomenta el progresivo crecimiento espiritual del iconógrafo y tiene un impacto importante en su alma. En muchas ocasiones sufren graves enfermedades sobre todo cuanto más trascendencia va a tener el icono.

Para comprender mejor cómo se escribe un icono leer el siguiente artículo: El Icono de la Madre de Dios de Fátima.

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