VIRGEN DE KAZÁN. RUSIA. JUAN PABLO II. SACERDOTES.
Testigos de un Nuevo Amanecer
Quiero dar a conocer algunos detalles de una aventura divina que comenzó con la llegada a Rusia de dos sacerdotes españoles,
uno de la diócesis de Astorga (León), D.José Francisco Teijeiro, y otro de la diócesis de Valladolid, D.Alejandro Burgos, el día de San Andrés, 30 de noviembre de 2002. Han ido, como los apóstoles, a llevar a esas tierras frías la Luz traída por Jesucristo a este mundo. Son testigos de un Nuevo Amanecer.
Antes de partir para Rusia, pasaron por Roma donde fueron recibidos en audiencia por Juan Pablo II, que tanto amó y deseó estar físicamente con el pueblo ruso.
Puedo decir desde aquí que sois muy afortunados, porque veréis muchas cosas grandes, tocaréis con las manos frutos maduros. ¡Ahora sí que empieza una revolución, pero no como la del 17! Duc in altum! ¡Mar adentro!... Sé que en Roma os dieron un icono de la Virgen de Kazán, con la siguiente dedicatoria: "Mater nostra, Regina Russiae, adiuva nos, ora pro nobis! Romae, 29-XI-2002" (¡Madre nuestra, Reina de Rusia, ayúdanos, ruega por nosotros!).
Termino esta presentación con una frase sacada de una de vuestras cartas: “Así que, por favor, seguid encomendando... Ha sido estupendo durante este año sentir que nos sosteníais con vuestras oraciones, cartas, incluso visitas...”.
Testigos de un Nuevo Amanecer
Quiero dar a conocer algunos detalles de una aventura divina que comenzó con la llegada a Rusia de dos sacerdotes españoles,
uno de la diócesis de Astorga (León), D.José Francisco Teijeiro, y otro de la diócesis de Valladolid, D.Alejandro Burgos, el día de San Andrés, 30 de noviembre de 2002. Han ido, como los apóstoles, a llevar a esas tierras frías la Luz traída por Jesucristo a este mundo. Son testigos de un Nuevo Amanecer.Antes de partir para Rusia, pasaron por Roma donde fueron recibidos en audiencia por Juan Pablo II, que tanto amó y deseó estar físicamente con el pueblo ruso.
Puedo decir desde aquí que sois muy afortunados, porque veréis muchas cosas grandes, tocaréis con las manos frutos maduros. ¡Ahora sí que empieza una revolución, pero no como la del 17! Duc in altum! ¡Mar adentro!... Sé que en Roma os dieron un icono de la Virgen de Kazán, con la siguiente dedicatoria: "Mater nostra, Regina Russiae, adiuva nos, ora pro nobis! Romae, 29-XI-2002" (¡Madre nuestra, Reina de Rusia, ayúdanos, ruega por nosotros!).
Termino esta presentación con una frase sacada de una de vuestras cartas: “Así que, por favor, seguid encomendando... Ha sido estupendo durante este año sentir que nos sosteníais con vuestras oraciones, cartas, incluso visitas...”.
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