30 mayo 2006

NAVIDAD. RUSIA. SAN NICOLAS. ICONO DE KAZÁN.

Su primera Navidad en Rusia

Estamos a finales de 2002. En una de sus cartas me escribía D. Alejandro: “El día 24 de diciembre fuimos a concelebrar con el P. Bronislaw en la parroquia de Pushkin a las 7 de la tarde. Ya por el camino empezaron las sorpresas. Íbamos D.Kiko y yo, y se nos acercó por detrás una señora que nos dijo: “Queridos sacerdotes... les voy a presentar al Padre Serguei, que es ortodoxo, y va también a la parroquia.” La señora era una de la parroquia. Y allá nos fuimos a celebrar la Navidad hablando con el Pope en el ruso que podíamos. Al llegar, además, nos encontramos al pastor protestante con su señora y un diácono. Y a la gente. También estaba Aliosha, un seminarista.


Bueno, pues con toda esta gente celebramos la Eucaristía de vísperas de Navidad. Allí cantamos, rezamos, luego hubo una pequeña actuación de los niños de la parroquia, cantos, una niña de piernas larguísimas y dorado pelo larguísimo que tocaba el violín, los monaguillos –pillos también los rusos- recitaron poesías...adoramos de rodillas el Belén y entonces ¡apareció San Nicolás! Y repartió regalos a los niños y, como siempre, una niña miedosa no quería acercarse a él...

Hablamos un rato con el Pope, un sacerdote joven, que tiene una curiosa historia. Es hijo de padre ortodoxo y madre católica. Él se bautizó como católico y luego quería ser sacerdote. Como en esos tiempos no había seminarios católicos en Rusia, él se fue al seminario ortodoxo.


Luego nos fuimos a celebrar la Navidad en casa del párroco. Nevaba y estábamos a 12 bajo cero, más o menos. Templado, decía Sor Anna, cuando ibamos a casa. Y es que vinieron las tres monjas de Kolpino, Sor Anna, polaca, Sor Rosanna, coreana, Sor Lucy, de la India. También vino el seminarista. Rezamos con una curiosa costumbre polaca. Puede ser que algo rusa. Consiste en lo siguiente. Se pone un cubierto más en la mesa y se deja ese lugar vacío para Jesucristo. Se lee el evangelio y se bendice y luego se reparte a cada comensal un trozo de oblea rectangular de unos 20 centímetros por 10, en el que están marcados dibujos navideños. Entonces cada uno va al encuentro de otro comensal y le dice, te deseo para el año que viene... y toma un trozo de la oblea del otro y se la come. Y luego al revés. Así se encuentran todos los comensales unos con otros. Es algo muy bonito y, como es lógico, todos nos desearon para el año que viene lo mejor para nuestras tareas pastorales, trabajar con la gente, una buena comunidad parroquial... Y después, cuando el párroco se marchó a llevar a las monjas, vino... ¡el pope! con una familia católica y bengalas en las manos, para cantar y celebrar la Navidad, y así estuvimos cantando hasta las dos de la mañana...

Al día siguiente fuimos por la mañana a la parroquia y luego comimos juntos los cuatro curas (incluido el ortodoxo) y el seminarista. Una verdadera comida de Navidad. Nuestro pope contó muchas cosas, entre otras que a él le pararon hace poco en el metro porque iba vestido de clerygman y sin la cruz ortodoxa y como llevaba una documentación insuficiente le preguntaron si era cura católico y al decirles que no, que era ortodoxo, le preguntaban ¿pope? ¿pope? Al decir que sí le dejaron marchar.


El día 28, nos vinimos a vivir a San Petersburgo, con un iconillo de San Nicolás -curam domus age- para que nos cuidara la casa con un frío impresionante: menos 28ºC.


El día 31 hicimos nuestro retiro mensual durante toda la mañana. Celebramos misa despacio, rezamos el vía crucis, el rosario, la lectura, la oración, todo con calma. ¡Y además dejamos reservado al Señor! ¿Cómo íbamos a hacer el retiro a palo seco? Lo pusimos lo mejor que pudimos.

Luego, ¿como íbamos a quitar al Señor y a dejar la casa otra vez desangelada y fría? No fuimos capaces. Así que pasamos el año con el Señor reservado... y ya no se ha ido de casa. Esa noche también celebramos Died Marós, la fiesta del abuelo hielo y su nieta Sniegurushka, nievecilla, que es cuando los rusos se hacen los regalos (como su fiesta de Reyes).

En las parroquias católicas los regalos los da San Nicolás el día de Navidad (como se hizo en Pushkin). Para los ortodoxos los regalos llegan el día 6 por la noche. Una señora contó, cómo a ella de pequeña su abuela le decía el día 6: "hoy sólo se puede comer agua y pan hasta que aparezca la primera estrella. Después podéis comer todo lo que queráis". Y esa noche llegaban los regalos para los niños ortodoxos. Después, con la llegada de los soviéticos la tradición de darse regalos en Navidad pasó a año nuevo y se consolidó Died Marósh, que es lo que ahora celebran todos los rusos normales y lo que se oye que los niños hablan con sus padres por las calles. Por supuesto, los niños católicos -los monaguillos- tienen también regalos en Died Marós.


El día 1 lo comenzamos yendo a rezar a Kazán. ¡Qué estupendo comenzar el año al lado de la Virgen de Kazán! Luego nos fuimos a sacarnos una foto con el termómetro de la Nevski y ponía menos 24ºC. Por la tarde celebramos la misa y pedimos para que la Virgen nos busque una buena parroquia, por la gente de nuestras parroquias anteriores de España y por nuestras familias...por el arzobispo de aquí...

D. Kiko después de pasar un buen catarro se puso a planchar los purificadores, cosa que cuesta un esfuerzo mucho más considerable del que puede parecer a primera vista. Tanto físico como psicológico. Por eso se le oía decir que: "esto es mejorable, pero estoy saliendo victorioso, iremos mejorando la técnica... en fin, habrá que usar para los corporales un poco de almidón...! Y que fuimos a la Kasansky Sobor a celebrar la Vigilia de Navidad Ortodoxa el día 6 de Enero. Todo muy solemne muy luminoso y muy cuidado. Realmente impresionante...con dos obispos, muchos sacerdotes y diáconos, todo muy dorado... la catedral llena... Hay que pedir por la unidad.

Pero lo mejor fue el regalo que encontramos: un icono de la Virgen de Kazán. Al volver hacia casa entré en unos cuantos anticuariados y en uno de ellos, en la Nevski, me di cuenta de que estaba allí el icono esperándonos. Dicen que un icono no se puede comprar, sino que de algún modo ha de venir a ti.Y en este de algún modo se cumple, pues, aunque lo compramos, el icono se hizo presente en aquella repisa del Anticuariado. El que lo vendía nos dijo que un icono así se encontraba Ochin riedko, muy raramente. Ahora habrá que adecentarlo un poco.

Acábamos el día tan contentos en casa con nuestro icono de la Virgen de Kazán. Un icono es una cosa muy seria. Habla. Tiene muchas cosas que decir. Enseña a conocer Rusia. Hace presente con mucha intensidad a María. Y como está bien hecho, pues el escritor de iconos que lo hizo era delicado... presenta a María cada vez con matices diferentes... ¡bastante impresionante!”



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