27 marzo 2007

Sacerdotes en Kazajstán. Seminario en Karaganda

Transcribo una carta recibida hace unos días desde el Seminario de Karaganga


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"Muy queridos amigos:

Como algunos sabéis, tras ocho años de trabajo en Symkhen, en una parroquia del sur de Kazajstán, donde empezamos casi desde los inicios, ahora estoy en el norte. Mi compañero de estos ya casi nueve años se regresó a España, y Dios ha querido enviarme al Seminario Interdiocesano, único para todo el Asia Central, situado en la ciudad de Karaganda. Aquí estoy trabajando y viviendo junto a otros tres sacerdotes y diecisiete seminaristas. Me encargaron ser vicerrector y director de estudios.
Además, doy clases (por ahora) de historia de la filosofía antigua y medieval, así como de teología moral. Por supuesto, también vienen otros muchos profesores. El 28 de mayo del 2006 se ordenaron los dos primeros sacerdotes que han acabado sus estudios en este seminario de 9 años de historia.

Además de eso, colaboro por las parroquias. Los últimos siete domingos celebré la Eucaristía en siete poblaciones distintas, de tres diócesis. En principio, mucho ha cambiado el “plan de trabajo y de vida” en comparación con los años anteriores.

¡Cuántas cosas por aprender!

Sí. Al entrar a la ciudad, junto a la carretera, hay un letrero de la época soviética que dice: “Karaganda, minera, es el apoyo y garantía del desarrollo económico y social del país”. Todos sabemos que la fuente de la riqueza del país está “bajo tierra”. Y en esto, la región de Karaganda es ciertamente privilegiada con todo tipo de minerales. Pero la gran lección que nos da esta tierra es el hecho de que la denominan “ciudad santa de Karaganda” por la gran cantidad de testimonios heroicos de fidelidad a la fe durante la época soviética, y por la gran cantidad de sangre inocente derramada en los campos de concentración diseminados por nuestra cercana geografía.

 
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La mies es mucha, inmensamente mucha, y los obreros bastante pocos. Pero todos sabemos que esta tierra pertenece al Dueño de la mies. Él es el primer interesado. Para los 16 millones de habitantes de Kazajstán estamos unos 80 sacerdotes y algunas más religiosas. Si fuéramos auténticos apóstoles, sería suficiente para encender este país en Amor a Dios, pero se ve que aún no damos la talla, sobre todo algunos.

El seminario tiene por titular a “María, Madre de la Iglesia”. En la capilla tenemos una imagen de la Virgen donada por Juan Pablo II al seminario durante su viaje a Astaná (capital del país) en septiembre de 2001. Alguien que conocéis compuso una oración que tal vez podríais utilizar para encomendar a nuestros seminaristas… y a los vuestros:

María, Madre de la Iglesia
y modelo de entrega a Dios,
a ti elevo hoy mi corazón
en busca de tu amor y tu belleza.
Pon, Señora, tu mano en mi tibieza;
tus ojos, en el alma que te invoca,
pues nunca un corazón se equivoca,
si latir quiere al son de tu pureza.
Que el destello de tu sinceridad
sea faro que, en mi camino, reencienda
mi amor y afán por la verdad;
pues en la humildad está la grandeza
de quien busca, con generosidad,
ser hijo fiel de Dios y de su Iglesia.

Los discípulos del filósofo Platón comentaban que “buscando el amor… encontraron la belleza”. En María encontramos la unión de ambos en perfecta armonía. Pocas cosas hay más hermosas que la imagen de una madre amando el fruto de sus entrañas, y la respuesta (a veces sin palabras) por parte del hijo (o hija). Un escritor ruso decía que “la belleza salvará al mundo”. Que María nos ayude a descubrir las grandes riquezas de la vida interior, de la vida espiritual. Ahí descubrimos que nuestra capacidad de amar es como una mina inagotable: la gran Karaganda que todos tenemos en el corazón.

Con todo cariño os encomiendo y pido oraciones,
Mn. José Luis "

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