“Escrivá dice que ser Cristiano no significa vivir como un Fariseo, un pequeño burgués o un pagano e ir los domingos a un lugar determinado a una hora fija para tener una elevación espiritual. Un Cristiano es un Cristiano en todo momento, todos los días, en las circunstancias más ordinarias, tratando con las cosas más ordinarias”.
Padre Aleksandr Men. Declaración hecha en una charla dada por el Padre Aleksandr titulada "La Creación, el Universo y el Hombre", primavera 1980, Moscú.
Vea quien era el Padre Aleksandr Men
“El pueblo ruso está exhausto pero no demolido. Para ellos, queda una sola autoridad - los 'startsi' (los mayores de la Iglesia Ortodoxa) (…) Vienen a nosotros como padres; como padres, ellos nos salvan, nos fortalecen, nos muestran el camino y nos contagian su alegría. En Josemaría Escrivá, a quien conocí y cuyos libros he leído, encontré el mismo espíritu, fuerza y amor (…) Él dirigió su trabajo a todos los que deseaban una comunión íntima. En Josemaría Escrivá, encontré una autoridad verdadera que, ni oprime, ni esclaviza, sino que inspira y enciende el amor. En él encontré la Paternidad”. Tatiana Goricheva. Prefacio a la edición alemana del libro de Dennis Helming, Huellas en la Nieve (1986). Filósofa y Cristiana Ortodoxa, Goricheva es autora de los best-sellers "Vzyickanie Pogibshikx" (1982) ("Los muertos nos reprueban"), y "Opasno Govorit ' o Boge" ("Hablar de Dios resulta peligroso") (1983).
Vea quien es Tatiana Goricheva
“Escrivá deroga el persistente cliché según el cual la vida de familia y el trabajo son dos esferas que se excluyen mutuamente, de las cuales supuestamente salimos, agotados, como limones exprimidos. Rabiosamente optimista, este autor de best-sellers llenos de útiles lecciones, nos recordó en el siglo XX que la vida pública y privada se puede transformar en un servicio y defiende con su doctrina los valores más altos en el camino a la vida eterna. No es casualidad que la Obra tenga miles de miembros en el mundo entero”. Aleksandr Zorin. “Camino” de Escrivá, "Sevodnya, 27 de agosto de 1994. Zorin es poeta y miembro de la Unión Rusa de Escritores.
“Camino es fruto de la gracia de Dios, a la cual el autor correspondió con todo su corazón y con toda su mente. Y el libro es la consecuencia natural de promover encuentros pastorales con mucha gente. De ahí surge su tono animado, su lenguaje cultivado y los geniales, pequeños fragmentos que constituyen un mosaico asombrosamente bien integrado. No nos sorprende que Camino, pronto, alcanzara una enorme popularidad que se extiende a todos los rincones de la tierra. El libro realmente demostró ser el camino para los corazones y las mentes de millones de personas”. Evgenii Pazukhin. "El Camino de la Transfiguración", "La Pensée Russe", del 15-21 de junio de 1995, París y Moscú. Pazukhin es un colaborador de los programas religiosos y culturales de Radio Libertad y Deutsche Welle.
“El espíritu de Obra no es algo nuevo, sino más bien algo profundamente arraigado en la enseñanza del Evangelio. Lo que es nuevo es su extensión por un mundo que ha crecido ajeno a este mensaje, un mundo que hace mucho que ha perdido su conexión con la Nueva visión del mundo del Nuevo Testamento. Se había hecho necesario no sólo prestar atención otra vez a la llamada del Evangelio, sino eliminar todas las capas que habían venido a obscurecerla casi completamente durante siglos. Por lo tanto, cuando el Padre Escrivá habló del camino a la santidad que Dios le había revelado, sus palabras a menudo daban lugar a una reacción polémica: Tienes obligación de santificarte. —Tú también. —¿Quién piensa que ésta es labor exclusiva de sacerdotes y religiosos? A todos, sin excepción, dijo el Señor: "Sed perfectos, como mi Padre Celestial es perfecto". (Camino, 291). El pensamiento de la Iglesia contemporánea, casi completamente clericalizado en su orientación, se opone claramente a tal concepto de 'secularización' de la santidad, viendo en él la pérdida de la espiritualidad cristiana (…) Josemaría Escrivá no sólo rechazó el 'Cristianismo espiritualizado' que había venido a deformar la conciencia de la Iglesia, sino que fue más lejos - mantuvo el mundo material, y abogó por un materialismo Cristiano”. Evgenii Pazukhin. "Materialismo Cristiano del Beato Escrivá", Istina i Zhizn ', marzo de 1997, Moscú.
“Josemaría Escrivá nos llama a ser santos y ejemplares. En contraste con algunas tendencias del cristianismo, especialmente intensas en la Edad Media, Josemaría Escrivá, que sobrevivió a una guerra civil y vio a la gente morir con sus propios ojos - siempre pidió la paz. Él decía: Hay que unir, hay que comprender, hay que disculpar.. No levantes jamás una cruz sólo para recordar que unos han matado a otros. Sería el estandarte del diablo. La Cruz de Cristo es mantenerse en silencio, perdonar y rezar por los de ambos lados, de modo que todos puedan lograr la paz. Todos debemos lograr la paz. De ahí, la urgencia por unificar a la gente bajo la protección de la Cruz. Pienso que esto es muy importante, sobre todo en nuestro tiempo, especialmente en nuestro país”. Yuri Antonovich Simonov. "Entrevista sobre Josemaría Escrivá", Moscú, diciembre de 1998. Simonov, uno de los principales físicos teóricos de Rusia, es el director del Instituto de Física Teórica y Experimental, Moscú.
“Camino se convirtió para mí no solamente en un libro, sino en la verdad de la vida. Su autor se hizo para mí un amigo íntimo, un pariente. Constantemente me refiero a este libro y el me ha influido mucho. (…) Veamos, por ejemplo, el famoso problema de levantarse por la mañana. Escrivá dice: Si no te levantas a hora fija nunca cumplirás el plan de vida” Así, su influencia comienza desde el principio del día. Es importante entender que a Dios no hay que buscarlo en las nubes, en algún lugar exterior a ti, en unas condiciones ideales, sino más bien aquí y ahora. Escrivá fundamentó sobre esta base el encuentro con Dios, aquí, en la realidad de la vida, en las condiciones en las que nos encontramos. (…) Escrivá dice que la práctica de tu profesión puede ser ocasión de encuentro con Dios. Yo intuí eso mismo hace mucho tiempo - para ser exactos, cuando Escrivá esclareció este concepto para mí. Sentí que para mí el encuentro con Dios sucede exactamente aquí, en mi escritorio. El poeta reza a través de la poesía. Quizás esto es blasfemo, pero creo que los sacerdotes y confesores me entenderán cuando digo que Dios no está menos presente aquí, en mi escritorio, en el ejercicio de mi profesión, que en una iglesia. (…) Esto me lo enseñó Escrivá. Él dice que nuestra profesión es nuestra vocación. Dice que por su profesión, cada persona encuentra su camino (…) Si la gente entendiera que su profesión es su vocación, encontrarían a Dios, y su encuentro con Él sería más profundo. En esto, Escrivá me ayudó. Cuando leí Camino, sufrí mucho, porque yo no sabía rezar. Entonces de repente él me dijo: ¿”Dices que no sabes rezar? Ponte delante de Dios y ya estás rezando” (…) la escuela de oración de Escrivá es maravillosa. Supera a muchos de los libros de oración que he leído (…) En Camino dice: Primero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en tercer lugar, acción (Camino, 82) Esto es realmente sorprendente. Estamos todos tan inmersos en nuestros importantes asuntos. Siempre le estamos dando vueltas a la cabeza. Y él dice que antes de hacer algo, debemos rezar, y sólo después actuar. ¡Es asombroso!. Y lo dice tan aforísticamente, con tal concisión de palabras que son como dardos disparados (…).
Recuerdo cómo algunos de sus pensamientos me asombraron hasta tal punto que dieron lugar a unos versos. Déjenme darles un ejemplo. Escrivá tiene un aforismo sobre la verdad: No tengas miedo a la verdad – aunque la verdad te acarree la muerte' (Camino, 34)
/Oh, la idea te enloquece
/ Y te pide ser escrita en verso
/ No tardes, la verdad misma
/ Le da una carrera.
/ Omite palabras comunes
/ El movimiento del pensamiento y la armonía.
/ Es siempre nuevo –
/ La verdad trillada, vieja
/ El poeta, desde luego, no es el santo…
/ Su tiempo, sin embargo, es corto
/ Sé fiel a pesar de los obstáculos,
/ Como el manso mártir a la verdad.
“La personalidad de Josemaria Escrivá yace tras estas líneas. Él es fiel a la verdad, por encima de todo, a la verdad de Cristo, aunque esta nos conduzca a la muerte. Así es la personalidad de Josemaría Escrivá”. Aleksandr Ivanovich Zorin. "Entrevista sobre Josemaria Escrivá", diciembre de 1998, Moscú.
“En vez de la división habitual entre tendencias religiosas, nacionales y culturales, Escrivá proclama la unidad y el entendimiento mutuo, no sólo sobre la base del credo, sino sobre la base de la disposición natural del hombre a la bondad, a la dignidad humana y a la transfiguración del mundo del trabajo”. Evgenii Pazukhin. "La Vida y Obra del Beato Escrivá", Okeanos, 2000.
“El Espíritu, enviado por el Padre a través del Hijo, llamó a Josemaría Escrivá al profundo sentido de la filiación divina que distinguió no sólo su enseñanza, sino también su carácter y sus obras. La percepción de Dios como un cariñoso y compasivo padre excluye la posibilidad de hacer de Dios un instrumento de humanas ambiciones y pasiones. Esto reorienta la enseñanza de la Iglesia, lejos de amenazas, hacia la promesa brillante y alegre del Padre del Cielo. De ahí deriva tanto el ilimitado optimismo de Escrivá como la espiritualidad de Opus Dei. Esto explica el sincero encanto del hombre, su felicidad (a pesar del sufrimiento profundo), su buen humor constante (la santidad verdadera debe ser alegre), y la insólita naturalidad de sus acciones. De esto le viene su rechazo a toda hipocresía y mojigatería. Esto también explica cómo los lectores de sus obras se quedan invariablemente atraídos por su felicidad y libertad (…) el Fundador del Opus Dei tenía audacia para mirar a la gente con un profundo amor y compasión, inspirados por Dios, y los veía por los ojos del Divino Padre. Él se hizo padre de todos los que permanecen con Cristo en la búsqueda de la santidad con que Él encendió la tierra. No es extraño que los hijos espirituales del Fundador, por inspiración divina, inscribieran en su lápida una palabra sola: El Padre”. Evgenii Pazukhin. "El Personalismo y la Universalidad del Beato Escrivá" se dirige a la conferencia "La Grandeza de la Vida Ordinaria", Roma, 8-11 de enero de 2002.
“Aproximadamente veinte años han pasado desde que las obras espirituales de Escrivá se convirtieran en mi libro de texto, como palabras de la Sagrada Escritura, oraciones aprendidas (…) Para mí Camino es más que literatura. Es una guía para la acción, un modelo de aplicación del mensaje del Evangelio a la vida. Su importancia es eterna (…) la dimensión fonética de la poesía no es menos significativa que su contenido. Lo primero revela, o por lo menos, complementa a lo segundo. ¡Y en este libro, qué contenido - tan rico, tan íntimo, tan familiar! ” Aleksandr Ivanovich Zorin. "La creación Artística en la Luz de la Fe y la Enseñanza de Josemaría Escrivá" dirigido a la conferencia "La Grandeza de la Vida Ordinaria", Roma, 8-11 de enero de 2002.
“Una comprensión del materialismo Cristiano como la formulada por Escrivá y tan esencial al espíritu de Obra, ha confirmado mis intuiciones sobre la poesía y ha justificado el valor inherente del medio al cual estoy dedicado (…) me gusta la poesía que transporta la realidad sensorial a la superficie, el olor, el color y el sonido. La armonía de los mundos visibles e invisibles es restaurada en ellos y por ellos”. Aleksandr Ivanovich Zorin. "La creación Artística en la Luz de la Fe y la Enseñanza de Josemaría Escrivá", dirigida a la conferencia "La Grandeza de la Vida Ordinaria", Roma, 8-11 de enero de 2002.
Following is an account of St Josemaria Escriva's canonization as written by Russian poet Aleksandr Ivanovich Zorin, an Orthodox Christian who discovered in “The Way” the secret for finding God “here, sitting in front of my desk.”
The square in front of Saint Peter’s Basilica holds 300,000 people. Today there will be more than 400,000. Half of them will be young men and women in their twenties. The canonization of Josemaría Escrivá has brought people from around the world to Rome. Volunteers - some 1,800 mostly young people and by no means all Italians - will be on hand. They arrived in Rome two weeks early for special training. And now, in the ebb and flow of the throng, they are able to channel the flood like experienced sea captains. They have command posts – at the airport, in the streets of the city and in Saint Peter’s Square.
A dense phalanx of carabinieri, at once forbidding and courteous, shut down the approaches to the Basilica. Wheelchairs are allowed to pass. In countless numbers, they group around the colonnade very close to the altar. One of the wheelchairs carries a priest. Thirty years ago he had a serious car accident and became paralysed for life. The trauma does not prevent him from serving as a pastor, helping people, and celebrating daily Mass…
The sun is already shining on the Basilica’s dome, the portrait of Josemaría Escrivá, and the cross atop the obelisk; Saint Peter’s Square -cool and fresh like a mountain valley - is slowly filling up with pilgrims.
On the roof of the right and left arms of the colonnade, I had the impression there were many bushy plants. These are common in central Rome. Down below there is not a blade of grass - only asphalt and cobblestones, but on the rooftops there is luxuriant growth in boxes and flowerpots. But on closer inspection I realized that these were not plants, but journalists with their branch-like electronic equipment.
Sitting behind me were two older ladies, who appeared to be housewives. Someone had apparently told them that we were Russians. With raised eyebrows and gesticulating animatedly, they said: “We are praying for the spread of the books of Josemaría in Russia.”
And just in front of me was the massive back of a Nigerian. I ask him - “Are there lots of you?” “Yes, eight hundred.” And pointing to his group, he says, “There we are.”
His back, however, was no hindrance. Gigantic screens at several points in the plaza will allow everyone to see what is going on.
A white marble slab in front of the high altar is decorated with flowers - the gift of a Latin American florist - arranged in the form of broad, colorful palm fronds.
The throng swells, and the sun continues its ascent, shining on the icon of the Mother of God high above the right arm of the colonnade. It was put there during the reign of the present Pope. It had been brought to his attention that Saint Peter’s Square lacked an image of the Mother of God. “This situation must be corrected,” he said.
A flaxen-haired, mulatto woman is wearing a red cross around her neck. We are in section 4, or more precisely, the part of the section under her supervision. As the volunteers working in the plaza do not carry megaphones or walkie-talkies, she must call out in a loud voice that she is a doctor, and that people should come to her for even the slightest necessity. She can only offer first aid, and hand out candy for whatever ails you. At the word candy, the older people in the crowd laugh and applaud - a healthy reaction.
The day promises to be sultry, and no one brought umbrellas. Caps, berets - and when it turns really hot – scarves and maps of Rome are used to provide protection from the sun. We did not bring anything and that evening the left side of everyone’s face- cheeks and necks – had turned brown in contrast to the right side.
The bells of the Basilica ring out - a soft, melodious sound.
Suddenly, the whole square becomes agitated, everyone rises in his place: a white car heaves into view in the road flanking the plaza. In it is the Pope - hunched, concentrated. He raises his head, and, with a trembling hand, blesses the crowd.
The car drives up to the podium. The Pope walks to the altar unaided, leaning on his crozier.
Last night, young people, gathered in front of the Pope’s apartment, formed a sea of chanting voices: Viva il Papa! “The whole world loves you!”
Did everyone always feel that way? The shot that long ago rang out in Saint Peter’s Square gives rise to doubts. I perfectly remember that day in May…. We – a group of Orthodox laymen – were gathered for prayer in a Moscow apartment. The telephone rang, bringing us the horrifying news….
In the unadulterated Buonarroti sky a helicopter circles. Timid, pneumatic clattering. Descending from above the plaza, it emerges from behind the dome, then disappears behind the roofs of the Vatican. What was it doing? Shooting a film, keeping on eye on security?
On the giant television screen appears a shot of the crowd taken from a great height. A mass of heads. Forgive me for this comparison, but they look like the densely packed roe of caviar. I turn around and notice that each caviar egg represents an absorbed, intelligent face.
Above the Pope, above the canopy shading the altar, from the pediment of the Basilica hangs a large portrait of Josemaría Escrivá. The image of a saint: a kindly face wearing glasses against an azure background, like a sky by Michelangelo Buonarroti.
The Mass begins.
At the beginning, before the liturgy of the Word, the Cardinal who is the head of the Congregation for the Causes of Saints addresses the Pope with the request to canonize Escrivá. And the Pope reads out a statement extolling him.
To help people follow the ceremony, the day’s liturgy has been printed in a number of languages and distributed. The Pope proclaims the Eucharistic canon, initiating the most important part of the liturgy. Saint Peter’s Square, full of hundreds of thousands of people united in the sacramental prayer, falls as silent as an empty room.
Tracing a fluent cardiogram of silence, a butterfly flits about.
The voice of the Pope, the voice of the organ, the voice of common prayers. Communion….
One thousand priests flow in three currents out towards the motionless ranks waiting in the square. In their hands are chalices containing the holy gifts, and opened out above them, like lilies of the field, are white umbrellas. Each one knows exactly the spot he should occupy.
It is surprising to see this perfect order, which for members of Opus Dei is customary. Even amid the endless ranks of chairs, the communicants - and, I repeat, there were hundreds of thousands of them - did not jostle one another, but rather approached the chalice-bearing priests serenely.
The shadow of the obelisk, like the hands of a watch, reaches the row in which we are sitting. The obelisk - this ancient monument brought here from Heliopolis - commemorates the deaths of the first martyrs…. In the days of the Roman Empire, Nero’s circus was located on this very spot. They threw Christians as living meat to hungry dogs and wild animals. Now on this spot a bloodless sacrifice is taking place.
The hands of a watch can be seen in the portrait of the saint above the heads of the crowd. He also experienced great trials; he shared in the crucifixion of Christ in the ordinary circumstances of daily life. As the Pope said during an audience with the canonization participants the day after the ceremony: “The most important thing about the founder of Opus Dei was his love of the will of God. The faithful fulfillment of the will of God, no matter the consequences, is the true sign of holiness. The Lord has a plan for each and every individual; he gives everyone a specific mission on earth. The saint lives in order to fulfill this mission. It never occurs to him to live and act outside the bounds of God’s plan. Saint Josemaría was chosen by God to proclaim the universal call to holiness, to proclaim that the ordinary activities that make up daily life constitute the path to holiness. One can say that Saint Josemaría is the patron saint of daily life. Indeed, he was convinced that, for those who believe deeply in God, every circumstance of life is an occasion for encountering God and a stimulus to prayer. When we consider life from this point of view, we discover in it a grandeur we had not noticed before. We realize that everyone can attain sanctity.”
The next day, after the Mass, the recently canonized saint appears on the television screen…. A film shows him meeting with various groups. Here are the words of Escrivá himself. They ask him: “How can one love Jesus?” “Be with Him in the Word and in the Bread. Speak to Him all day. When Christ comes, however, he comes with a cross. Disease, betrayal – we have to be prepared for such things. When a person is ready, these things lift him up -- the cross exalts.” And more: “There is something divine about everyday life. You must discover this.” And yet more: “I have a great many friends who are not Catholic….”
We among them – we three from Russia. Yes, yes, just three of us among the hundreds of thousands who came from 84 countries.
The ecumenical spirit is part and parcel of the pontificate of Pope John Paul II. It came as a surprise, and as a priceless gift to everyone, when the Patriarch of the Romanian Orthodox Church appeared on the podium. Saint Peter’s Square exploded in joy!!!
There are two old men nearby. Who are they? Locals, Italians, probably. They have one hearing aid between them and share the earpiece, as well as a single pair of binoculars. Standing constantly nearby was a young woman volunteer with an outlandish ring in her nose. She helped them into chairs in order to see the Pope as his car passed by. It was funny to see her supporting them, unsteady as blades of grass.
A loudspeaker announces that it is forbidden to throw flowers and flags and messages at the Pope’s car. It is customary on such occasions that children are brought forward as the Pope passes by. The Pope blesses and sometimes kisses them. But suddenly, a child, falling from his mother’s arms, lands in the Pope’s lap…. A small message in the form of a child’s crying - from the 21st century....
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