09 mayo 2007

Apariciones de la Virgen en Fátima: 90 años



Fátima 1917

Las seis apariciones de Nuestra Señora en Fátima ocurrieron cuando Lucia tenía 10, Jacinta 7 y Francisco 9 años de edad, y comenzaron con tres apariciones del Ángel.

Primera aparición del Ángel en Fátima

Los pastorcitos vieron un Ángel de Paz aparecerse en la primavera de 1916, un ángel cuya misión fue la de prepararlos para la Venida de la Santísima Virgen. El Ángel mostró a los niños como debían ser de fervientes y atentos y como comportarse y ser reverentes en sus plegarias a Dios.



Segunda aparición del Ángel en Fátima

Durante el verano de 1916, el Ángel se apareció una segunda vez a los niños mientras jugaban y los urgió a rezar: “Debéis ofrecer constantes oraciones y sacrificios al Altísimo”. El Ángel se presentó como Ángel de la Guarda de Portugal.

Tercera aparición del Ángel

En su tercera y última aparición a los niños en Fátima, durante el otoño de 1916, el Ángel les dio la Sagrada Comunión; los tres niños se arrodillaron para recibir la Comunión y a Lucia se le depositó la Sagrada Hostia en la lengua y luego el Ángel compartió el Cáliz de la Sangre entre Francisco y Jacinta.

Primera aparición de la Santísima Virgen en Fátima

Fue el 13 de mayo de 1917 que nuestra Madre Celestial se apareció por primera vez en Fátima. Los niños jugaban y estaban construyendo una pequeña pared cuando de pronto vieron el destello de un rayo. Pensaron que se estaba gestando una tormenta y entonces agruparon a las ovejas para llevarlas de vuelta a casa. Vieron una vez más otro rayo y poco después bajo una pequeña encina vieron una señora vestida de blanco y brillando más que el sol. Estaban tan cerca que esa misma Luz los bañaba.





La Hermosa Señora dijo: “No tengáis miedo, no voy a haceros daño”. Lucía le preguntó: “¿De dónde vienes? ” (Fue Lucia quien hizo todas las preguntas) “ ¿Y qué quieres de mi? ”.

La Santísima Virgen dijo: “Vengo del Cielo, vengo para pediros que volváis aquí los trece de cada mes a la misma hora durante seis meses. Entonces yo os diré quien soy y que es lo que quiero. Entonces vendré una séptima vez. ”Entonces Lucia preguntó: “¿Voy a ir yo también al Cielo? ” ---- “Sí”,_ “¿Y Jacinta ? ”--- “También” ---“ ¿Y Francisco? ”--- “El también, pero primero tiene que rezar muchos Rosarios. ”Entonces Lucia preguntó si dos jovencitas de 16 y 20 años estaban en el Cielo y la respuesta fue: “La primera si, la segunda no”.

Esta fue la primera aparición en que conocieron a Nuestra Señora. Posteriormente Nuestra Señora empezó a revelarles porqué había venido: “¿Vais a ofrecer el sobrellevar sufrimientos en reparación de los pecados y como conversión de los pecadores? ” En forma infantil y heroica contestaron “Sí, lo haremos” ---“¡Entonces vais a sufrir mucho, pero la Gracia de Dios va a ser vuestra fuerza!” Entonces Ella pronunció las palabras: “La Gracia de Dios” y abrió Sus manos de las que salieron rayos tan fuertes que penetraron en lo más profundo de sus almas. Lucia dijo: “De esta forma Ella nos mostró como somos nosotros en Dios, El que es la Luz”.





”Fue así que nos vimos mejor que en el mejor espejo” – nos cuenta Lucia. “Debido a una urgencia inmensa por hacer sacrificios caímos de rodillas y repetimos: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Yo te adoro profundamente y ofrezco tu Precioso Cuerpo, tu Alma y Divinidad de Jesucristo presente en todos los tabernáculos del mundo en reparación de las atrocidades, los sacrilegios y la indiferencia con las que El es ofendido, y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón de María te pido la conversión de los pobres pecadores”. Después de unos instantes, la Santísima Virgen dijo: “¡Rezad el Rosario por la paz del mundo todos los días, también para que termine la guerra! Al final de cada Rosario decid lo siguiente: ‘¡ Oh Señor, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno y lleva a todas las almas al Cielo, especialmente las más necesitadas de Tu Misericordia!‘” Entonces la Señora desapareció lentamente hacia el Este.


El Cardenal Sodano Legado de Benedicto XVI para este aniversario

El pasado asábado, 5 de Mayo,la Sala de prensa de la Santa Sede divulgó en boletín informativo,la carta del Santo Padre Benedicto XVI al Cardenal Sodano, fechada a 13 de Abril. En la misiva, escrita en latín, el Santo Padre recuerda las Apariciones de Nuestra Señora. La Diócesis de Leiría-Fátima hizo llegar al Santuario de Fatima la carta del Santo Padre ya traducida a la lengua portuguesa y en estos términos:

-"A Nuestro Venerable hermano Angelo Sodano, Cardenal de la Santa Iglesia Romana, Decano del Colegio de los Cardenales.



Hace 90 años,la celestial Reina de la Paz, para transmitir el auxilio divino y la promesa de una esperanza de paz,apareció en Fátima a tres pastorcitos que llenos de espanto, estaban con su rebaño.

A su amparo han recurrido fieles de en los varios peligros piden su protección.

A petición, por tanto, del Venerable hermano Antonio Augusto dos Santos Marto, Obispo de Leiría-Fátima, juntamente con la Conferencia Episcopal Portuguesa, de buena voluntad, pasados noventa años después del inicio de las apariciones de la Beatísima Virgen María, enviamos un Legado Nuestro; función que te confiamos a ti, Nuestro Venerable Hermano, Prelado fiel y meritorio en el servicio de la Iglesia e hijo devoto de la Inmaculada Virgen María, Me sustituirá, presidirá las solemnes celebraciones, comunicará a los presentes mi Saludo, y manifestará nuestra peculiar benevolencia y presencia en espíritu...

La Virgen María exortó a todos los fieles para seguir sus advertencias y pedidos.
Por eso, deseo que sea propuesro nuevamente a los fieles el valor de la oración del santo rosario, así como este mensaje, para que se consigan los favores y gracias que la propia Madre del Redentor prometió a los devotos de su Inmaculado Corazón ...



Imploramos especialmente de la Reina celeste la paz que sólo Cristo puede dar, transmitiendo Nuestra Bendición Apostólica a todos los que partcipen en las celebraciones sagradas.

Vaticano, 13 de Abril, del año de 2007, segundo de Nuestro Pontificado.
Benedicto XVI, Papa.

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