04 diciembre 2009



La Santa Sede
y Rusia llegan al ápice de sus relaciones


Anuncio tras la visita del presidente Medvédev al Papa

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 3 diciembre 2009 (ZENIT.org).- La Santa Sede y la Federación Rusa han dado un paso histórico al anunciar que entablarán plenas relaciones diplomáticas, en la conclusión de la visita que ha realizado en la tarde de este jueves el presidente de ese país, Dmitri Medvédev, a Benedicto XVI.
El primer coloquio entre el Papa y Medvédev duró 27 minutos. Precedentemente el presidente había mantenido un encuentro de 15 minutos con el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, acompañado por el arzobispo Dominique Mamberti, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados.



Benedicto XVI y Dmitri Medvédev.


Roma y Moscú más cerca

Según informa una nota emitida por la Oficina de Información de la Santa Sede, "en el transcurso de los coloquios se ha expresado complacencia por ambas partes por las cordiales relaciones existentes y se ha acordado establecer plenas relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Federación Rusa".

Por su parte, la portavoz del presidente ruso Natalia Timakova, ha confirmado que el presidente ruso ha ordenado al Ministerio de Asuntos Exteriores "transformar la representación de la Federación de Rusia en el Vaticano en Embajada" y "refrendar los acuerdos alcanzados en los correspondientes documentos".

La Unión Soviética estableció relaciones diplomáticas con la Santa Sede en marzo de 1990, un año antes de su desintegración, y en enero de 1992 la Santa Sede reconoció a Rusia como sucesora jurídica de la URSS, estableciendo con ella relaciones a nivel de representaciones permanentes.

Según este acuerdo, el "representante" del Vaticano en la Federación Rusa, actualmente el arzobispo Antonio Mennini, también será reconocido como nuncio apostólico por Moscú.

Regalos



El Papa entregó al presidente una copia en ruso de su última encíclica "Caritas in Veritate", cuya impresión se concluyó el día anterior. A la luz de este documento, durante el encuentro, ambos mantuvieron "un intercambio de opiniones sobre la situación económica y política internacional". Además de la encíclica en ruso, Benedicto XVI regaló a Medvédev una litografía de 1645 de Bernini sobre la basílica de San Pedro.

También, según indica la nota vaticana, "se analizaron los actuales desafíos planteados a la paz y la seguridad".

Por último, señala el Vaticano, "se habló de temas culturales y sociales de interés común, como el valor de la familia y la contribución de los creyentes en la vida de Rusia".



Dmitri Medvédev y Vladimir Putin


Medvédev regaló al Papa los 22 volúmenes que le faltaban de la Enciclopedia Ortodoxa. Los tomos precedentes le habían sido regalados por Vladimir Putin, quien ya había sido recibido por Benedicto XVI en el año 2007.

"No sabré leerlos", dijo el Papa con una sonrisa. El presidente le respondió: "Le ayudarán".

Medvédev no era mediador ecuménico

Ni el comunicado vaticano ni las declaraciones de la portavoz del jefe de Estado hacen mención a las relaciones entre la Santa Sede y el patriarcado ortodoxo de Moscú, que en los últimos tiempos han mejorado significativamente, en respeto de a las diferentes competencias.

En la víspera, el arcipreste Igor Vyzhanov, secretario del Departamento paras las Relaciones Exteriores del Patraircado de Moscú, declaró a Interfax que la visita del presidente no era "una misión de mediación" entre ambas iglesias, que tienen sus propios canales de comunicación.

Por este motivo, tampoco se ha hecho referencia en los comunicados a la posibilidad de una visita de Benedicto XVI a Rusia, pues la Santa Sede, en virtud de las relaciones de hermandad que le unen a la Iglesia ortodoxa, esperará a que antes tenga lugar una invitación del patriarca de Moscú, Su Beatitud Kirill.

Por su parte, el patriarca, en declaraciones a la última edición del semanario italiano "Panorama" declaró que los responsables de la Iglesia ortodoxa rusa "nunca han excluido la posibilidad de un encuentro, adecuadamente preparado, entre su Primado y el Papa", algo que no tiene lugar desde que estalló el cisma de Oriente hace casi mil años.

La Federación Rusa tiene una población de 140 millones de habitantes, de los cuales los católicos son unos 13 millones.


La Unión Soviética y la Santa Sede establecieron relaciones diplomáticas en marzo de 1990, un año antes de su desintegración y poco después de la histórica visita al Vaticano del que fuera su ultimo presidente, Mijail Gorbachov el 1 de diciembre de 1989.

En enero de 1992 la Santa Sede reconoció a Rusia como sucesora jurídica de la URSS y estableció con ella relaciones a nivel de representaciones permanentes.

Gorbachov fue el primer líder soviético que se reunió con el entonces papa Juan Pablo II, quien en 1991 y 1998 también recibió al presidente ruso, Borís Yeltsin.

Después, en 2000 y 2003 el Papa Wojtyla recibió en el Vaticano al presidente y ahora primer ministro, Vladímir Putin (2000 y 2003). Benedicto XVI recibió a Putin en 2007.

Medvédev ha sido el cuarto presidente ruso que ha pisado el Palacio Apostólico.

En ninguna de las visitas anteriores, los presidentes de Rusia invitaron al Papa a viajar a Moscú, el deseo que no pudo ver cumplido Juan Pablo II y que algún día espera realizar Benedicto XVI.

El Patriarcado ortodoxo de Moscú precisó sobre esta visita del presidente Medvédev que se trataba de una "reunión de dos jefes de Estado".

Los católicos en Rusia, país de mayoría ortodoxa, son unos 600.000 y siempre han esperado, según reiteraron hoy fuentes vaticanas, que estas visitas sirvan para mejorar su situación.

Aunque las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Rusa han mejorado con la llegada de Joseph Ratzinger al Papado, los ortodoxos siguen acusando a Roma de hacer proselitismo en territorios que considera de su tradicional influencia religiosa.

Las relaciones entre el Vaticano y la Iglesia Ortodoxa Rusa sufrieron un importante deterioro en los últimos años del papado de Wojtyla, debido a la decisión de éste de reorganizar la Iglesia Católica en Rusia creando cuatro diócesis.

Los ortodoxos lo recibieron como una agresión y en aquellas fechas -2002- las autoridades rusas expulsaron a cinco sacerdotes católicos, incluido un obispo, sin explicación oficial, pero con insinuaciones de posible espionaje.

Cuando el actual patriarca ortodoxo, Kiril, fue nombrado, el pasado mes de enero, Benedicto XVI expresó su "alegría", a la vez que el Vaticano manifestó su auspicio de que "continúe el camino común de acercamiento" a los ortodoxos.

Si Juan Pablo II murió sin pisar tierra rusa por sus discrepancias con el fallecido patriarca Alexis II, el nombramiento de Kiril puede allanar el terreno a un próximo viaje de Benedicto XVI a Moscú.




El presidente ruso Medvédev visita a Benedicto XVI

Presidentes rusos en el Vaticano

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