“Entre Roma y Moscú vuelve la primavera”, titula el vaticanista Sandro Magister su último artículo en Chiesa. Hace referencia a los últimos desarrollos en las relaciones entre la Iglesia Católica y el Patriarcado ortodoxo de Moscú. Además de recomendar el citado artículo de Magister, ofrecemos la traducción de una noticia en la que un importante representante del Patriarcado menciona la posibilidad de un “pacto común” para la defensa de la tradición cristiana.
El Patriarcado ortodoxo de Moscú está “dispuesto” a firmar con la Iglesia Católica un documento común “para la defensa de la tradición cristiana” – de la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural al sostén de la familia tradicional, desde la promoción de la presencia de las Iglesias en la esfera pública hasta la salvaguardia de los valores cristianos de Europa -, similar en los contenidos y en las formas a la Declaración de Manhattan suscrita del otro lado del océano por católicos, ortodoxos y protestantes para oponerse a la aprobación de “leyes injustas” por parte del Estado: lo ha dicho a ASCA el número dos del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas del Patriarcado ortodoxo de Moscú, el hieromonje Philipp Ryabykh.
El religioso añadió, en efecto, que el Patriarcado moscovita está “ansioso” de realizar un paso similar porque “las dos Iglesias están dispuestas”. La ocasión para dar inicio a este tipo de “pacto”, explica, podría ser “la plenaria, prevista para los primeros días de febrero en Moscú, del Comité Consultivo Intercristiano para los Países de la ex -Unión Soviética y de Europa Oriental. “Es un comité ecuménico, pan-cristiano. En ese contexto, esperamos poder presentar una declaración para la defensa de la tradición cristiana similar a la estadounidense”.
La “defensa de los valores cristianos de la tradición” y la lucha contra el secularismo y el laicismo son, desde hace tiempo, temas de gran convergencia entre el Vaticano y Moscú. La Iglesia católica y los ortodoxos rusos han decidido poner en marcha un diálogo común con las instituciones europeas, como está previsto por el art. 17 del Tratado de Lisboa que ha entrado en vigor recientemente.
Pero esta colaboración podría ir más allá: la Declaración de Manhattan, lanzada en medio de la batalla sobre la reforma sanitaria en Estados Unidos querida por el presidente Barack Obama, apunta explícitamente a las llamadas “leyes injustas”: “no daremos nuestro consentimiento – se lee en aquel texto – a ningún edicto que nos obligue a nosotros o a las instituciones que dirigimos a realizar o a permitir abortos, investigaciones que destruyen embriones, suicidio asistido, eutanasia, o cualquier otro acto que viole los principios de la profunda, intrínseca e igual dignidad de todo miembro de la familia humana… Además, ha de saberse que no nos dejaremos reducir al silencio, o a la aceptación sumisa, o a la violación de nuestras conciencias, por ningún poder en la tierra, sea cultural o político, sin importar las consecuencias que esto pueda tener para nosotros”.
Ryabykh explica también el motivo de la carta enviada por el “ministro de asuntos exteriores” del Patriarcado de Moscú, el arzobispo Hilarion de Volokolamsk, a la presidente de la Iglesia luterana alemana, Margot Kassmann, que anunciaba la imposibilidad, por parte de los ortodoxos, de continuar el diálogo entre las dos Iglesias “en la misma forma” después de la elección de una mujer como cabeza de los protestantes de Alemania y a la luz de las divergencias en el campo ético que se han “agravado de modo dramático”. Una carta que ha llevado a los luteranos alemanes, como respuesta, a cancelar las celebraciones por los 50 años del comienzo del diálogo teológico con los ortodoxos.
Para el vice-presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas de la Iglesia ortodoxa rusa, esta decisión es la consecuencia inevitable de la “decadencia” del ecumenismo como ha sido practicado en las últimas décadas: “Por décadas – afirma Ryabykh – los intentos de los cristianos de elaborar una posición teológica común no han tenido éxito. Actualmente, incluso sobre los temas éticos hay tensiones y desacuerdos que en el pasado no existían”.
“Eutanasia, aborto, matrimonio homosexual – prosigue -: las nuevas divisiones sobre estos temas no permiten a los cristianos actuar juntos en las mismas formas del pasado”. Desde este punto de vista, añade, una iniciativa como la Declaración de Manhattan es un “buen signo”, porque “ha sido sostenida por católicos, ortodoxos y protestantes. En la actualidad, falta una estructura de diálogo entre las principales tradiciones cristianas con el objetivo principal de defender la tradición cristiana en el mundo moderno, en las diversas sociedades, a nivel internacional”.
Ryabykh subraya el “siempre creciente” acuerdo con la Iglesia Católica, pero recuerda que es “todavía pronto” para hablar de un encuentro entre el Papa Benedicto XVI y el Patriarca moscovita Kirill: “Apreciamos el encuentro del Papa con el presidente ruso Medvedev – explica –, pero persisten los problemas con la Iglesia greco-católica en Ucrania que sigue tratando de ampliarse y hacer proselitismo. El encuentro entre los jefes de las dos Iglesias debería ser preparado por las partes de modo que se resuelvan estos problemas, y esto es todavía muy difícil”. La posibilidad de un encuentro, concluye, está “en la agenda” pero “aún no está fijado o en preparación”.
*Fuente: Papa Ratzinger Blog
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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