El compañero de evangelización de san Pablo está enterrado en Italia
ROMA, lunes 12 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- Una delegación ortodoxa visitó el pasado viernes la ciudad italiana de Termoli, sobre el Adriático, para venerar las reliquias de san Timoteo y programar una visita de éstas a Rusia.
La comitiva estaba formada por el arzobispo de Elista (Cáucaso), Zósimo, por el obispo de Kemerovo, Aristarh, y por otro cinco eclesiásticos.
La delegación estuvo acompañada por monseñor Antonio Mennini, actual nuncio en Gran Bretaña, y durante muchos años, anterior nuncio en Rusia. Los prelados fueron acogidos por el obispo local, monseñor Gianfranco de Luca, junto con miembros de la curia diocesana.
Pablo y Timoteo en el Códice barberiniano latino 587, Biblioteca Apostólica Vaticana.
“Los hermanos ortodoxos manifestaron querer venerar donde ellos las reliquias del discípulo predilecto del apóstol Pablo”, indicó el portavoz. “La propuesta es hacer llevar el cráneo de San Timoteo, durante la Cuaresma ortodoxa, por una delegación guiada por el obispo de Termoli”.
Una panorámica de la ciudad de Termoli sobre el Adriático.
La idea es que “el propio arzobispo ortodoxo devuelva a Termoli la sagrada reliquia, participando en la fiesta que cada año se celebra para honrar al santo, con ocasión de la colocación de sus restos en la cripta de la Basílica catedral”.
Los obispos ortodoxos presentarán en los próximos días la propuesta al Patriarca de Moscú, que valorará lo que hay que hacer al respecto.
Monseñor Antonio Mennini con el presidente Vladímir Putin en Moscú. Mennini fue nombrado representante de la Santa Sede en la Federación Rusa el 6 de noviembre de 2002 y nuncio en Gran Bretaña en 2010.
“La fe ortodoxa, muy inclinada a manifestar gran atención hacia las sagradas reliquias de los santos, fue amplia y ejemplarmente expresada por la delegación visitante, en particular cuando tuvo la posibilidad de encontrarse ante el cuerpo de san Timoteo, conservado en la correspondiente vitrina colocada en el ábside izquierdo de la catedral, y cuando el obispo presentó la pequeña urna de la cabeza de san Timoteo”, precisó.
Benedicto XVI con el metropolitano Kirill el 25 de abril de 2005, durante el encuentro con los representantes de las Iglesias y de las comunidades cristianas y de otras religiones no cristianas, presentes en Roma durante el último cónclave.
Al final del encuentro, monseñor De Luca entregó a los obispos ortodoxos dos pequeñas reliquias de san Timoteo, mientras que los huéspedes entregaron al obispo local un icono y una reliquia de san Serafín.
Encontradas casualmente en 1945 en la cripta de la basílica catedral de Termoli durante los trabajos de restauración, las reliquias de san Timoteo, durante muchos siglos, fueron ocultadas para evitar robos. El lugar de la sepultura fue de tal modo mantenido en secreto que se perdieron las huellas de esta preciosa presencia, hasta el punto de que los propios habitantes de Termoli lo habían olvidado.
Icono de san Timoteo.
Conservadas en un pequeño nicho, fueron recubiertas con una losa de mármol, sobre la que se escribió con letras mayúsculas: “…. Aquí reposa el beato Timoteo discípulo del apóstol Pablo…”. el cráneo, en cambio, siempre se conservó en la capilla privada del episcopio de la ciudad. En la caja de madera se conservaba el cuerpo, de hecho, no se encontró el cráneo.
Pablo entrega las cartas a Timoteo.
En la histórica visita del beato Juan Pablo II a Termoli del 19 de marzo de 1983, el Papa veneró con mucha devoción la sagrada reliquia, ante la cual se puso a rezar.
Las reliquias de san Timoteo fueron llevadas a Termoli, sostiene monseñor D’Agostino en una obra de 1977, “Termoli e la Diocesi”, por el conde Oliviero de Termoli a la vuelta de la cruzada, tras el asalto a la ciudad de Constantinopla. Tales noticias no se reflejan en documentos históricos, lo cierto es que en 1239 fueron escondidas en un nicho a noventa centímetros del suelo de la catedral, junto al muro exterior del ábside de la derecha.
Interior de la catedral de Termoli.
No existen tampoco documentos que de forma explícita atestigüen la traslación desde Oriente a la ciudad adriática, pero nunca se ha puesto en tela de juicio. En 1947 el reverendo Ferrua, eminente experto de antigüedades cristianas, publicó en La Civiltà Cattolica el resultado de su estudio sobre el hallazgo, que concluía con un juicio positivo sobre su autenticidad, ya sostenida por la Comisión Histórica de la Sagrada Congregación de los Ritos, en un informe del 9 de enero del mismo año.
Fachada principal de la catedral de Termoli.
San Timoteo, obispo y mártir. Año 97
Su nombre significa: "Aquel que siente amor o adoración a Dios", es de origen griego.
Nació en Listra, Licaonie (Asia Menor), de padre griego y madre judía. Se sabe de él gracias a las tres epístolas del apóstol San Pablo. Desde muy temprana edad fue instruido en las Sagradas Escrituras. Se cree que su madre Eunice, su abuela Lois y él mismo abrazaron el cristianismo y se hicieron bautizar durante la primera visita de San Pablo a Listra.
Cuando Pablo regresó a ese lugar, en su segundo viaje misionero, los cristianos de allí le dieron maravillosas recomendaciones acerca de Timoteo. Entonces Pablo le impuso las manos y le confió el ministerio de la predicación. Así, el apóstol lo escogió como colaborador, gran amigo y compañero de misiones –que fueron muchas veces difíciles y confidenciales, y, en adelante lo consideró siempre como un hijo suyo. En la segunda carta a los Corintios, el apóstol se refiere a él como: "Timoteo, mi hijo amado" (1 Corintios); y lo llama de la misma manera en las dos cartas que le escribió a él.
En efecto, los encontramos a ambos juntos en la primavera del año 50 al otoño del año 52: en Éfeso, Jerusalén, Roma, Frigia, Galacia, Macedonia, Tesalónica y Corinto. Más tarde, San Pablo le escribirá recordándole lo buena que fue su familia: "... Que esa fe se conserve en ti, ya que desde tu más tierna edad te hicieron leer y meditar las Sagradas Escrituras" (1 Tim. 1:5; 4:14).
Ciertamente, la familia de Timoteo experimentó abundantes gracias de conversión y crecimiento espiritual durante la estadía de Pablo y Bernabé en su casa. Allí les ocurrió a los dos predicadores que tras la curación de un hombre tullido, realizada por medio de Pablo, la gente de aquella región los confundió con dioses disfrazados de hombres. Entonces quisieron adorarlos y ofrecerles sacrificios.
Por su parte, Pablo, al darse cuenta, les aclaró que eran tan sólo criaturas igual que ellos. Entonces los judíos incitaron al pueblo contra Pablo y Bernabé. Apedreándolos, los dejaron casi muertos, pero los cristianos los condujeron a la casa de Timoteo, en donde fueron atendidos.
Para el año 53, Pablo envía a Timoteo a las Iglesias de Macedonia y de Corinto. Trabajaron juntos nuevamente los años siguientes en Macedonia, en el Peloponeso y en la Tróada. Y cuando Pablo les escribe a los romanos, desde su prisión, les menciona que lo acompaña Timoteo, su fiel discípulo.
La primera carta que le escribió S. Pablo a Timoteo fue en el año 65, desde Macedonia; y la segunda, desde Roma, mientras se encontraba preso, aguardando su ejecución. En una de las cartas del apóstol a Timoteo, le dice: "Que nadie te desprecie por tu juventud. Muéstrate en todo como un modelo para los creyentes, por la palabra, la conducta, la caridad, la pureza y la fe" (2 Tim. 2). En otro pasaje, el apóstol desciende a detalles prácticos como la recomendación de que no tome sólo agua sino también un poco de vino, debido a los continuos malestares estomacales de Timoteo (Cf. 1 Tim. 5:23).
El historiador Eusebio cuenta que S. Pablo nombró a Timoteo primer obispo de la Iglesia de Éfeso. Allí, Timoteo fue apaleado y apedreado por el emperador Diocleciano, ya que se oponía a un festival pagano en honor de Diana. Así pues, recibió la corona del martirio en el año 97.
Los restos de S. Timoteo se encontraban en la Iglesia de los Apóstoles en Constantinopla. En la IV Cruzada y con el consiguiente saqueo de Constantinopla en 1204, fueron substraídas dichas reliquias, que poco tiempo después aparecieron en Térmoli, donde quizá llegaron vía República de Ragusa (Dubrovnik), y que aún se conservan en la catedral de la ciudad italiana. El Instituto para las tecnologías aplicadas a los bienes culturales de Roma, del Centro nacional de investigaciones científicas italiano, sigue investigando sobre las reliquias y la historia de su traslado. y, según la tradición, los fieles reciben grandes favores cuando rezan a sus pies.
La Catedral de Santa María de la Purificación en Termoli, en la provincia de Campobasso. Es la iglesia catedral de la diócesis de Termoli-Larino.
El edificio actual fue construido en los siglos XII y XIII. La catedral sufrió algunos trabajos de restauración después del terremoto de 1464 y del ataque de los turcos en 1566. En otros trabajos de restauración en 1760 y 1945, se encontraron las reliquias de San Timoteo y de San Basso, patronos de la ciudad.
Catequesis de Benedicto XVI sobre san Timoteo y san Tito.
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