DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS OBISPOS DE LETONIA, LITUANIA Y ESTONIA EN VISITA "AD LIMINA APOSTOLORUM"
Copio unos párrafos del Discurso del Papa, sobre el trato de los obispos a los sacerdotes, de la prioridad de la pastoral vocacional y de las cualidades que deben tener los formadores de los seminarios.
Viernes 23 de junio de 2006
Amad a los sacerdotes, vuestros primeros colaboradores y corresponsables en la pastoral; sostenedlos espiritualmente y, si fuera necesario, materialmente. Cuanto más dispongan de las garantías indispensables para un estilo de vida digno, tanto más serenamente podrán dedicarse al ministerio pastoral que les ha sido encomendado. Cuidad su formación permanente, también mediante cursos de actualización que les ayuden a profundizar las enseñanzas del concilio ecuménico Vaticano II y a valorar la riqueza contenida en los textos litúrgicos y en los documentos de la Iglesia traducidos a vuestras respectivas lenguas.
Fomentad en ellos el celo misionero, para que anuncien y testimonien con alegría y entusiasmo la buena nueva. Que cada sacerdote sea como la "pupila" del obispo, acompañado siempre con afecto paterno y estima. Si los presbíteros tienen confianza y auténtico espíritu evangélico, sabrán acompañar eficazmente el prometedor despertar del laicado, ya activo en vuestras circunscripciones eclesiásticas.
Venerados hermanos, sé que además de la solicitud por los sacerdotes, os preocupáis oportunamente también de las vocaciones y de la formación de los seminaristas y de los aspirantes a la vida consagrada. Por desgracia, también en vuestras comunidades la irrupción de una mentalidad secularizada disminuye en gran medida la respuesta positiva de los jóvenes a la invitación de Cristo a seguirlo más de cerca, y por eso es preciso promover una atenta pastoral juvenil y vocacional. No dudéis en proponer explícitamente a la juventud el ideal evangélico, la belleza de la sequela Christi sine glossa, sin componendas; a todos los que se encaminan por la senda del sacerdocio y de la vida consagrada ayudadles a responder con generosidad al Señor Jesús, que no cesa de mirar con amor a su Iglesia y a la humanidad.
Por lo que atañe a los seminarios, asegurad la presencia de formadores dotados de sólida humanidad y profunda piedad, abiertos al diálogo y a la colaboración; profesores fieles a la enseñanza del Magisterio y testigos creíbles del Evangelio.
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