12 junio 2006

SACERDOTES EN RUSIA. CÁRCEL DE KOLPINO.

Actividades con jóvenes en la cárcel de Kolpino

Copio integramente una carta de D. Kiko contando sus experiencias en la cárcel para jóvenes de Kolpino.

"Estuve en la cárcel y vinisteis a verme (Mt 25, 36). San Juan Crisóstomo, comentando el capítulo 25 de San Mateo, escribe: “Cristo no se contentó con padecer la cruz y la muerte, sino que quiso... ser arrojado en la cárcel y sufrir las debilidades, para lograr de ti la conversión...”

Y más adelante pone en boca del mismo Jesucristo: “Como entonces estuve encarcelado por ti, así también ahora estoy encarcelado en el prójimo, para que una u otra consideración te conmueva, y me des un poco de tu compasión…Si estoy arrojado en la cárcel, no te obligo a que rompas mis cadenas y consigas mi libertad, sino que te pido únicamente que vengas a visitarme, pues estoy encarcelado por tu causa; esto será suficiente para que, por ello, te dé el cielo. Aunque yo te liberé de cadenas pesadísimas, me daré por satisfecho con que me visites en la cárcel. Podría, ciertamente, premiarte sin necesidad de pedirte todo esto, pero quiero ser tu deudor para que así esperes el premio con mayor confianza”.

Desde hace algo más de un año vengo colaborando en un proyecto de Caritas San Petersburgo que tiene lugar en la cárcel de menores de Kolpino, una de nuestras parroquias.

En este centro penitenciario se encuentran unos doscientos chicos entre 14 y 18 años. Un 80 por ciento de los chicos padecen de tuberculosis. Bastantes tienen el VIH (el SIDA). Si a esto se le une frío y no muy buena alimentación, el resultado es bastante sufrimiento, sufrimiento que se deja ver externamente: la piel está destrozada. Por diversas vías, hemos conseguido pomadas y vitaminas que ayudan al menos a suavizar la situación.

El fin de nuestras visitas se puede resumir en un deseo de estar cercanos a ellos y ayudarles dentro de las posibilidades y de sus necesidades. Se les escucha, y se ve qué se puede hacer con cada uno.

Entre nuestros objetivos cabe destacar en primer lugar el tratar de ser nexo con sus familias. Esto a veces no es sencillo. Muchos de los chicos proceden de familias rotas y/o con alto porcentaje de alcoholismo. Aún así, con cierta frecuencia nos piden que llamemos a sus madres, a algún familiar cercano,... para que les visiten. En esta línea hay un proyecto concreto para facilitar las visitas de los padres o familiares cercanos. Consiste en la colocación de una valla que aumente el territorio del que pueden disponer el chico y sus familiares en la posibilidad de visita de larga duración. Es una pequeña cosa, no sencilla de conseguir, pero que ayudará a que los padres, tíos,… se sientan un poco más a gusto y con disposición a que sus visitas sean más frecuentes. Para esto desde Cáritas ya se ha conseguido el dinero necesario y ahora se llevan a cabo gestiones burocráticas con la dirección del centro.

Tratándose de un centro de menores, es evidente que tratamos de animar a los chicos a mirar al futuro con ilusión y esperanza. Tienen la posibilidad de terminar estudios básicos o recibir una formación profesional. Pero a veces no ven esta necesidad o les falta motivación. Como ayuda a esta preparación de cara al futuro, otro de nuestros proyectos actuales, es la instalación de un aula de cocina con alguien que semanalmente pueda darles nociones básicas que les puedan servir para ellos mismos y quizá como salida profesional.

El tercer proyecto a comenzar en este curso es acercarnos a chicos en situación especial. Por un lado hay un grupo de unos 20 que están aislados del resto de manera permanente ya que podrían tener problemas de relación. Éstos sólo salen de su zona, bastante pequeña, a las horas de ir al comedor y para el trabajo y siempre sin juntarse con el resto. Además, hay otra zona especial que se podría denominar de “castigo”, dónde, de manera aislada y por un tiempo, pueden estar hasta tres chicos a la vez por haber incumplido alguna norma interna.

El visitar a los chicos de estos dos grupos es ocasión para hablar con ellos de manera bastante personal y poder ayudarles a pensar en el futuro que tienen que empezar ya a construirse. Junto con nuestras visitas, y de manera más esporádica, también los alumnos del Seminario católico de San Petersburgo les visitan, sobre todo para jugar al fútbol. Es algo que les gusta bastante, aunque sea con el campo totalmente cubierto de nieve.

Como en tantas ocasiones en la vida, puedo decir que cuando uno intenta dar un poco de tiempo a los otros, es uno mismo el que sale ganando, ya que como Cristo dijo, es Él mismo el que se encuentra en esas personas necesitadas. Y Él nos espera para bendecirnos."




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